Recomiendo:
1

Los problemas de la palabra decrecimiento

Fuentes: Climática [Foto: Jackman Chiu/Flickr. Lic: CC BY-NC-ND 2.0.]

«Deberíamos instar a la gente a conocer el significado profundo del decrecimiento, escuchar lo que dicen los decrecentistas, profundizar en el tema y entablar debates más profundos», explica el biólogo Temi Vives.

A fecha de hoy, la palabra decrecimiento es confusa para muchos, genera rechazo para bastantes y puede ser engañoso para algunos. Me parece, por tanto, necesario intentar explicar lo que quiere decir y sobre todo lo que no quiere decir. El principal problema con el decrecimiento es que genera una reacción emocional negativa al considerarse como un sacrificio, una manera de empeorar y de prescindir de algo que tenemos. Esa es la reacción más común en la sociedad cuando escucha el término por primera vez y las primeras preguntas que surgen suelen ser: ¿Decrecimiento de qué? ¿Y por qué? ¿Cómo puede ser que no crecer ayude a alguien? ¿Está todo el mundo convencido de que no ha de crecer, desarrollarse, mejorar? Incluso, quienes defienden el decrecimiento en el ámbito académico, lo ven como una palabra negativa, destructiva o disruptiva que desafía la creencia arraigada de que «el crecimiento es bueno».

Es interesante observar las diferentes reacciones al término por parte de sectores y grupos sociales diferentes. Por un lado, es obvio que para un número cada vez mayor de personas, el crecimiento perpetuo no es posible en un planeta finito y, por tanto, el decrecimiento parece intuitivamente correcto como respuesta a la crisis ecológica. Pero en cualquier caso, el término en sí ha sido y será útil ya que desafía y trastoca las suposiciones de cómo debería funcionar la economía, al cuestionar algo que generalmente se da por sentado: el crecimiento es natural y bueno.

En muchos casos, las reacciones iniciales negativas dan paso a preguntas del estilo: ¿realmente necesitan los países de altos ingresos más crecimiento?, o preguntarse si quizás podamos prosperar con menos producción y menos consumo; e incluso hay quienes se preguntan ¿qué evidencias hay de que el decrecimiento sea la solución? Un hecho que debemos resaltar es que la palabra «crecimiento» frecuentemente se utiliza para ocultar el proceso de acumulación y explotación de los seres humanos y los recursos naturales por parte de las élites, lo que obviamente hace que la palabra «decrecimiento» sea de la máxima relevancia. Es básico reconocer que la palabra «crecimiento» se ha convertido en una especie de término propagandístico. Pero en realidad, lo que está ocurriendo es un proceso de acumulación por parte de las élites, la mercantilización de los bienes comunes y la apropiación del trabajo humano y los recursos naturales, un proceso que a menudo tiene un carácter marcadamente colonialista.

El crecimiento suena natural y positivo (¿quién podría estar en contra del crecimiento?), por lo que la gente se convence fácilmente en aceptarlo y respaldar políticas que lo generen. Sin embargo, la palabra «decrecimiento» es poderosa y eficaz porque identifica esa falacia y la rechaza. Es fundamental explicar que el decrecimiento exige revertir los procesos que hasta ahora han subyacido en la sociedad actual capitalista y por tanto exigir la desacumulación, desmercantilización y descolonización de la riqueza.

Una pregunta que a menudo me hago es ¿por qué no usar otro término menos negativo? De hecho, existen algunos términos alternativos que evitan la resistencia que genera el decrecimiento. «Poscrecimiento» y «economía del bienestar» son los dos más habituales. «Poscrecimiento» es un término menos provocativo, utilizado a menudo por los decrecentistas en el ámbito empresarial y gubernamental. La razón es clara: sabemos que el término «decrecimiento» no es bien recibido por muchas agencias gubernamentales establecidas. Por tanto, es una actitud inteligente y progresista ser flexibles al comunicar estas ideas para que sean escuchadas y aceptadas por la gran mayoría de la sociedad y de los sectores económicos.

La economía del bienestar, por otro lado, capta a la perfección los aspectos positivos del decrecimiento, centrando la economía en el bienestar, en lugar del crecimiento. Es un término optimista al que prácticamente nadie puede oponerse; ¿quién estaría en contra del bienestar? Otra manera de ver el asunto es: ¿por qué usar un término? ¿Por qué no hablar directamente de los problemas y las soluciones? De hecho, ya empieza a haber muchos defensores del decrecimiento, que hablan de las ideas centrales y las recomendaciones políticas del decrecimiento, sin usar esta etiqueta. Tengo la impresión de que, a día de hoy, existen múltiples enfoques para hablar sobre las ideas del decrecimiento y en cambio no existe una fórmula mágica que funcione en todas las situaciones y sectores.

Para mí, intentar aclarar el término decrecimiento es en sí mismo parte del proceso de comunicación, no algo que lo obstaculice. La clave está en ser adaptable y adaptar la estrategia de comunicación al contexto, la audiencia y el propósito específicos. Por ejemplo, al conversar o debatir con conocidos o audiencias diversas, quizás sea muchos más fácil en lugar de empezar con «decrecimiento», hablar primero de crear un futuro más sostenible y equitativo. Ante activistas sociales o ecológicos, el término «decrecimiento» probablemente tendrá buena acogida y entonces lo que debemos profundizar es como abordar el decrecimiento. Para quienes se centran en el crecimiento económico, como economistas, empresarios o políticos, conviene evitar el término «decrecimiento» y centrarse en las prácticas asociadas, como la economía circular (durabilidad, reparabilidad), el compartir, la reducción de la publicidad, el enfoque local y comunitario, el bien común, la propiedad democrática, etc.

Posiblemente, y en aras del pragmatismo, no deberíamos perder más tiempo y esfuerzos en debatir si la palabra «decrecimiento» es buena o no. Lo que creo que deberíamos hacer es instar a la gente a conocer el significado profundo del decrecimiento, escuchar lo que dicen los decrecentistas, profundizar en el tema y entablar debates más profundos.

Este texto se publicó originalmente en Catalunya Plural. Temi Vives es biólogo, filósofo, profesor honorífico de la UB y Federalista de Izquierdas

Fuente: https://climatica.coop/problemas-palabra-decrecimiento/