Para el ciudadano estadounidense medio y la mayor parte de la humanidad sometida a la dictadura mediática de Estados Unidos, el origen de la Crisis de los Cohetes en octubre de 1962 está en que la Unión Soviética decidió situar misiles con cargas atómicas en Cuba para amenazar a Estados Unidos. Pero para comprender la […]
Para el ciudadano estadounidense medio y la mayor parte de la humanidad sometida a la dictadura mediática de Estados Unidos, el origen de la Crisis de los Cohetes en octubre de 1962 está en que la Unión Soviética decidió situar misiles con cargas atómicas en Cuba para amenazar a Estados Unidos.
Pero para comprender la razón de la Crisis de Octubre hay que valorar los antecedentes de ésta, porque en las diferentes versiones de las partes acerca de las circunstancias es en lo que se aprecian las verdaderas razones que provocaron la presencia de los mísiles en Cuba y, sin ello, no es posible entender la crisis misma.
Fueron las agresiones continuadas de Estados Unidos contra la isla y en los peligros que estas acciones presagiaban a causa de la convicción que tenía Kennedy de que debía cobrarse, invadiendo a Cuba en gran escala, la derrota de Playa Girón, donde se aprecia la causa extrema de las tensiones entre ambos países.
La dirección de la revolución cubana aceptó la instalación de los cohetes como medida para hacer desistir a Washington de sus planes de violencia extrema contra Cuba, convencida de que con ello cumplía con un principio de solidaridad internacionalista con el campo socialista y, en particular, con la URSS.
El 16 de octubre de 1962, Washington elaboró planes para ocupar militarmente a Cuba y establecer un gobierno provisional encabezado por un «comandante y gobernador militar» de Estados Unidos durante la crisis de los misiles de 1962, según documentos gubernamentales recientemente desclasificados, publicados hace una semana por el Archivo de Seguridad Nacional (NSA) de la Universidad George Washington.
La Proclama número uno del Gobierno Militar que se habría de constituir establecería que «toda persona que se encuentre en el territorio ocupado debe obedecer de inmediato y sin preguntas todas las leyes y órdenes promulgadas por el gobierno militar». Prevenía que «la resistencia a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos será castigada con fuerza. Los infractores serán tratados severamente». Afirmaba, sin embargo que «quienes se mantengan pacíficos y cumplan todas las órdenes del mando militar, serán objetos a una represión no mayor que la prescrita por las exigencias militares».
La Proclama establecía que «una vez que el régimen agresivo de Castro sea completamente destruido» y que Washington haya instalado un nuevo gobierno «que responda a las necesidades del pueblo de Cuba» las fuerzas estadounidenses «se retirarán y la amistad tradicional de Estados Unidos y el gobierno de Cuba será asegurada una vez más».
Historiadores cubanos y estadounidenses preparan un libro que publicará la Editorial GEO, del Instituto de Historia de Cuba, con abundantes documentos originales y mapas, editado por los periodistas estadounidenses William Burr y Peter Kornbluh, que aporta abundante información acerca de este acontecimiento que puso al mundo al borde de una tercera guerra mundial.
Para preparar a la población cubana para la invasión, el ejército estadounidense planeaba lanzar miles de folletos sobre ciudades y campos cubanos. Inicialmente los folletos informarían que «las fuerzas armadas de Estados Unidos se han hecho cargo temporal de su país». Luego advertirían a la población que «debe permanecer en sus casas» porque «todo lo que se mueva será considerado un blanco de nuestras balas».
El 28 de octubre se interrumpieron los preparativos finales para la invasión de estadounidense y la ocupación de Cuba, cuando el líder soviético Nikita Jruschov anunció que estaba retirando los misiles de la isla. Tal decisión fue, según fuentes mediáticas de Estados Unidos, resultado de un acuerdo secreto, en virtud del cual serían retirados los misiles soviéticos de Cuba a cambio del compromiso del Presidente Kennedy de sacar de Turquía los misiles Júpiter estadounidenses dislocados allí.
«La solución de la crisis de los misiles evitó ciertamente lo que se habría convertido en el enfrentamiento militar más sangriento en la historia de América Latina, entre el ‘Coloso del norte’ y una nación caribeña revolucionaria» según Peter Kornbluh, quien dirige el Proyecto de documentación sobre Cuba del NSA.
Ignorado por la comunidad de inteligencia de Estados Unidos, según Kornbluh, quedó el hecho de que, «además de los misiles balísticos intercontinentales, los soviéticos habían transportado a Cuba armas nucleares tácticas de campo y planeaban desplegar contra una fuerza invasora de Estados Unidos».
Los documentos relacionados con la ocupación de Cuba fueron obtenidos recientemente por el analista de archivo acreditado ante el NSA, William Burr, mediante la formulación de una serie de peticiones a la Marina de Estados Unidos, según lo establecido para las solicitudes de Revisión para la Desclasificación Obligatoria (MDR).
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