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Entrevista con Antonio Conde, dueño del yate Granma, utilizado por la expedición revolucionaria cubana

¡A propósito del asalto al Cuartel Moncada!

Fuentes: Rebelión

En vísperas del cincuenta y tres aniversario del asalto al Cuartel Moncada el próximo 26 de julio, Antonio del Conde, uno de los hombres claves en el desarrollo del movimiento revolucionario de Cuba que se gestó en México, nos proporciona datos sobre hechos históricos y personales que resultan de interés general es esta conmemoración. Quien […]

En vísperas del cincuenta y tres aniversario del asalto al Cuartel Moncada el próximo 26 de julio, Antonio del Conde, uno de los hombres claves en el desarrollo del movimiento revolucionario de Cuba que se gestó en México, nos proporciona datos sobre hechos históricos y personales que resultan de interés general es esta conmemoración.

Quien es Don Antonio del Conde:

Autor del libro: Memorias del Yate GRANMA que se publicó en el año 2000 en la Ciudad de México, Antonio del Conde fue el dueño de esta embarcación, misma que sirvió de transporte a la expedición revolucionaria que salió de Tuxpan Veracruz en 1956 hacia Cuba. Desde entonces conoció el pensamiento revolucionario de Fidel Castro, actual presidente de ese país, al convertirse en amigos entrañables.

¿Desde su punto de vista, qué aspectos y momentos considera más relevantes durante los años 1955-1956 en las relaciones de amistad entre el pueblo mexicano y el cubano?

Cuba era prácticamente una colonia del país del Norte y no sólo la ciudad de la Habana, por mencionar una. En el campo, el monocultivo de caña de azúcar, era controlado mayoritariamente, por compañías extranjeras. En el mercado mundial que se cotizaba en Nueva York, el azúcar cubano obtenía un precio preferencial me parece que de 2 o 3 centavos por arriba del precio, pero a condición de ser liquidado en especie, todo esto manejado por un tal Jorge Lobo que además, por supuesto, era propietario de algunos centrales azucareros (ingenios), lo cual aislaba mas a Cuba en el continente Americano. Por tanto, la Isla era para los norteamericanos. Además, las comunicaciones se puede decir que eran controladas por los Estados Unidos, simplemente para hablar por teléfono a Cuba, había que hacerlo vía Nueva York y, diría que entre México y Cuba las relaciones protocolarias eran sólo a nivel de embajada, repito, estamos hablando de hace 50 años.

Usted ha mencionado que conoció a Fidel Castro durante un año y medio de colaboración estrecha y así entró en la causa cubana. ¿Cómo comenzó su solidaridad con Cuba y Fidel Castro?

Yo comencé mi solidaridad con Cuba estrictamente con la ayuda al Comandante Fidel Castro. ¿Por qué? Porqué intuí que necesitaba ayuda, o a caso me enviaría un mensaje subliminal (eso ya es un poco fantasioso) no sé.

Lo que sí sé es que era armero, conocía de armas en los términos más amplios y como armero, no como vendedor, pude ver, darme cuenta, de que realmente necesitaba ayuda en cuanto a armas se refiere y me solidaricé con su causa. Pude entrever que no obstante sus conocimientos en armas necesitaba ayuda, que por lo menos en México no era suficiente su experiencia para organizar armas (armar). Me fue fácil hasta cierto punto, darme cuenta que necesitaba ese tipo de ayuda. En ese tiempo vivía dentro de las armas, pues desde niño me iba de cacería con mi papá con un rifle que disparaba un corcho amarrado con un cordel. Tengo fotografías por ahí de los 4 o 5 años o menos donde me veo así.

Usted señala sobre su amistad con Fidel Castro que: «…Él simplemente aceptó mi ayuda, mi destino ligado a Cuba, estaba escrito…». ¿Qué quiere decir con esta frase?

Me hace usted una pregunta que realmente la debería de contestar el Comandante Fidel Castro. Mire usted, el negocio de la armería en ese tiempo estaba dividido desde mi personal punto de vista, en 2 partes, me refiero a la venta de armas: la venta legal y la venta ilegal. En la venta legal no había problema. Usted llegaba a la armería, pedía lo que quería, lo pagaba y si era arma larga o corta, rifle, escopeta o pistola, se le daba su nota de compra, firmaba 4 tarjetas con su huella dactilar en cada una, con su nombre y dirección por supuesto, claro sólo se vendían armas a mayores de edad. Una tarjeta era para usted, la que lo autorizaba a transportar el arma, poseerla y contando con el permiso necesario, usarla, me refiero al permiso de cacería; además de la credencial de algún club de caza o de tiro, o de caza y tiro, debidamente reconocido; otra tarjeta se enviaba a la Secretaría de la Defensa Nacional y otra mas a la Primera Zona Militar o la Zona Militar que le correspondía según su domicilio y; la otra, la conservábamos en la armería. Respecto a los cartuchos, cuando eran cantidades menores sólo se daba el recibo correspondiente y en cantidades mayores, se le comunicaba a la Defensa Nacional. Eso también estaba sujeto a criterio, ya que las ventas se podían en su caso fraccionar. Todas las armas largas o cortas están debidamente numeradas, por eso la matricula, a veces hasta en sus piezas y solamente se podía vender una arma por persona, sin restricciones.

En cuanto al comercio ilegal, llamémoslo así, era simplemente a la palabra. Buscaba alguna arma, la teníamos, no estaba controlada por la Defensa Nacional, se le vendía. Si el arma estaba controlada simplemente se cambiaba por otra o se le recomendaba otra, siempre las no controladas eran de menor precio, aun siendo iguales. En cuanto a las partes era lo mismo.

Y en el caso que nos ocupa que es el Comandante Fidel Castro, el me pidió en plural «tiene usted acciones de mecanismo belga». Si me hubiera pedido una acción, capaz que se la enseño, se la vendo y ya, pero no, él me pidió acciones que son una parte fundamental de los fúsiles y que por supuesto, no las iba a coleccionar, él quería varias, y además, especificaba la marca: belga. Se pueden considerar coleccionables, pero por mi suspicacia, ahí si de vendedor, me llamó la atención, no podía ni remotamente pensar que un cliente joven, bien vestido, con dos acompañantes, extranjero indudablemente, fuera coleccionista, sobre todo por su pregunta tajante, no cabía duda de que sabía lo que quería y el no agregar nada más me extrañó. Esa actitud posiblemente me hizo reflexionar, me hizo pensar, pues esas piezas en especial no me interesaba venderlas, las utilizábamos en el taller, ya que teníamos posiblemente, la armería más completa de México, sin exagerar.

Pensé, o este cliente me va hacer «competencia» o no sabe el lío en que se va a meter si piensa hacer fusiles, o simplemente armarlos. Se necesitaba herramienta especial y calibradores muy sofisticados (súper especiales, únicos), imprescindibles. Me interesé en el negocio de mi cliente. No únicamente le hubiera vendido las acciones, le podía vender algo más complemento del fusil, el mecanismo era sólo una parte y entonces para ganarme al cliente, para hacerlo realmente un cliente, tontamente le pedí que me repitiera su pregunta, para que sin duda agregara algo a su consulta. Ahí estuvo me error, le debería haber dicho aquí están, las había en la vitrina frente a él, pero para familiarizar, para ganar al cliente y darle oportunidad de entrar en confianza, le dije que me repitiera su pregunta y claro, me repitió la pregunta y ya. Y ese fue el momento yo diría crucial, porque quedé realmente sorprendido y otra vez en lugar de contestarle la pregunta, lo invité a pasar a mi oficina privada. Cometí otro error, le pedí que me repita su pregunta, que bueno que no pensó que era yo un tonto y me repitió la pregunta. Entonces sí no hubo remedio, a este cliente lo tenía que ayudar por que quería hacer algo que prácticamente no le era posible, necesitaba ayuda.

Pensé que al pasar a mi privado se franquearía y me diría para qué quería las armas. Ahí cometí otro error, me quedé con las ganas, y entonces fue cuando le dije que yo lo ayudaría. Claro que todo fue una plática, él no aceptó mi ayuda en este momento, pero yo si ofrecí de todos modos ayudarlo y claro, tenia que cumplir. Para mí en este momento comenzó mi solidaridad con Cuba y con el Comandante Fidel Castro. Aunque yo me extendí espero haber contestado su pregunta.

En ese primer contacto con Fidel Castro en su armería, usted entendió que él necesitaba ayuda. ¿Se imaginó que existiría una futura amistad y solidaridad con Fidel Castro y Cuba?

Aceptó mi ayuda, y mi destino estuvo ligado y escrito con Cuba. Bueno es una manera coloquial, creo que puedo usar esa palabra para decir que a partir de ese momento, en el que le ofrecí ayudarlo, aunque no físicamente, pero a partir de ese preciso instante, había adquirido el compromiso de ayudarlo y claro, a través de los meses me ligué cada vez más a Cuba. Yo conocía de armas, repito, y en su pregunta él planteaba un problema que no iba a resolver fácilmente, unas piezas para armar que no podía hacer nada con ellas, bueno las podía haber llevado a su país, pero de todas maneras necesitaba ayuda por que requería mas partes de las armas, muchas mas, el cañón por ejemplo, la culata (madera), para que sigo y además, la técnica o mano de obra especializada, en fin, deduje que lo podía ayudar vendiéndole algo más.

Bueno, en 1955, a mediados de ese año el Comandante era ampliamente conocido en Cuba. Habían sucedido los hechos del Cuartel Moncada, la prisión, el movimiento 26 de Julio ya era una realidad, pero aquí en la Ciudad de México, estos hechos no trascendían. Yo creo que ni siquiera en la prensa, pues las comunicaciones como ya comenté, eran precarias, elementales, sobre todo con Cuba. No recuerdo que por lo menos la radio cubana de onda corta se captara. El correo ni pensarlo, creo que sólo había uno o dos vuelos a la semana hacia Cuba, por consiguiente el correo era mas bien marítimo. Yo sólo quise, ayudar a un cliente y como cliente, mientras mas lo ayudaba pues mejor cliente sería. Realmente me motivó la persona e indudablemente, el vio en mí a alguien que lo quería ayudar, pues que me ayude, «a quien le dan pan que llore» se dice por ahí.

Usted ha mencionado que nunca le preguntaba nada a Fidel Castro, por que confiaba totalmente en él. ¿Por qué esta confianza a un cliente extranjero que no conocía?

Esa pregunta se la contesto rápido, era el Comandante Fidel Castro, el mismo que viste y calza actualmente, como se dice aquí en México. Déjeme sin embargo, decirle sin hacer alarde de inteligencia que se necesita cierta experiencia, cultura, trato y convivencia con la gente, que me lo dio el comercio de la armería en donde trataba con toda clase de personas.

Entra un cliente, el Comandante Fidel Castro. Hace una pregunta, mitad técnica mitad incompleta, porque no me dice si las quiere cortas o largas, bueno eso es un detalle muy técnico, en fin como comerciante es un cliente y usted trata de venderle, se interesa en su solicitud, que hace usted, pues le contesta lo mejor posible, pero ante la duda le pide que le repita su pregunta, que le repita que es lo que desea comprar. Me inspiró confianza, creo que hubo cierta química como dicen ahora. Le sugiero preguntar al Comandante Fidel Castro y me avisa usted, me interesa lo que le diga.

Usted menciona que tomó medidas de seguridad en su apoyo al movimiento revolucionario que dirigía Fidel Castro. ¿Por qué?

Pues muy fácil, me tenía que proteger, cuidar mi negocio y que en definitiva, redundaba también en beneficio de él. Estaba comprando fuera de la ley, para decirlo rápido, sin cubrir con los requisitos oficiales.

Usted enfatiza la buena memoria de Fidel Castro percibida en sus relaciones de amistad. ¿Qué recuerda de esta capacidad del Comandante?

Bueno, me doy cuenta después de frecuentarnos varias veces a la semana, por no decir diario, de ir a mi casa, entrar sin llamar a la puerta, hacer disparos a discreción, platicar, eventualmente comer algo (fruta con seguridad), llevar una contabilidad siempre a su favor, pues cuando sale a Cuba en el Yate GRANMA, me debe mas de $10,000.00 dólares (dinero que me pagó cuando llegué a Cuba, no se le olvidó nada). Se justificaba diciéndome que prefiere deberme que no tener dinero para pagar cualquier servicio en Cuba a su llegada. A todo eso agréguele la prisión sufrida por él, y la que yo padecí por colaborar con él, eso fue una prueba de lealtad, de amistad, de compañerismo, de interés por su causa, pues el haber aguantado la prisión sin traicionarlo en lo más mínimo fue para mí, amistad desinteresada. Ya era yo otro miembro de su grupo, sin lugar a duda.

Lo recordaba todo, como le hacía, quien sabe. Yo apuntaba todo en papelitos que indudablemente rompía tan pronto me eran obsoletos, y si por alguna equivocación u olvido en determinado momento no tenía el papel con la lista, sin duda él recordaba perfectamente y con detalle lo anotado en ella, luego lo comprobaba yo y era perfecto lo que me había dicho. En fin, puedo dar mas ejemplos, pero para mi eso es mas que suficiente, porque las listas eran largas, incluían gastos, viajes, armas, cartuchos, mi comisión, etcétera, y porque desde un principio, a condición de que yo tenía que conseguir los precios mas bajos en el mercado, me asignó de mutuo propio, una comisión del 10 por ciento.

Fidel Castro le preguntaba a Usted por la mejor calidad de armamento. ¿Qué conocimientos tenia el Comandante Castro en el arte de la guerra, la lucha armada o la guerra de guerrillas, según su opinión?

Con base en nuestras pláticas, creo que el Comándate entendió que indudablemente el uso de armas para sus prácticas serian las utilizadas por el ejército, de mayor variedad y menor costo, de más facilidad de obtención y similitud en el calibre de otros ejércitos. Puedo decir sin duda, que en su afán de conocer acerca de México y su revolución inquiriría por literatura al respecto.

En armas ligeras, como ya dije, tenía muchos años de estar entre ellas. Respecto al arte de la guerra, el uso de las armas va aparejado a todo tipo de actividad, cacería, tiro, guerra etcétera.

Usted señala que Fidel Castro en una ocasión lo presentó como si fuera su hermano. ¿Cómo fue esto?

Simplemente asistimos a una junta importante a la cual sólo era necesario que yo asistiera, pero él consideró que sería buena su presencia y me sugirió que lo presentara como mi hermano menor, para no despertar suspicacias o dudas, eso me imagino.

Fidel Castro lo llamaba a Usted «El Cuate». ¿Por qué este mote y qué consecuencias le representaron en la preparación de la expedición del Yate Granma?

Indudablemente en un movimiento clandestino otro nombre es imprescindible, y en mi caso fue fundamental. La policía buscaba afanosamente al cuate, nunca pensaron que este fuera Antonio del Conde, o sea yo. Creo que fue simplemente determinante el sobrenombre, puedo decir que desde un principio y hasta la fecha, sigo usando el sobrenombre de «el cuate» puesto por el propio Comandante Fidel Castro.

Usted habla sobre la disciplina y la toma de medidas de seguridad por Fidel Castro hasta en la propia casa de Usted. ¿En que consistían estas providencias?

Respecto a la seguridad en mi casa, era simplemente por comodidad, para que él se sintiera a gusto, sin tener absolutamente ningún compromiso, como en su propia casa. Era necesaria la disciplina, sobre todo, en un momento tan trascendental como fue la preparación de la guerra en contra de un gobierno establecido y respaldado por un ejército de más de 50,000 efectivos bien armados, equipados y asesorados por el país del Norte, y por supuesto, con todos los recursos imaginables a su alcance.

Recuerda Usted algo sobre las pláticas políticas entre los principales miembros de ese grupo revolucionario, es decir, entre Fidel Castro, Ernesto Guevara y Raúl Castro?

Contesto con claridad respecto a las pláticas. Indudablemente el Comandante Fidel Castro sutilmente me interrogaba a mí, lo diré escuetamente, sobre mi filiación política que era totalmente apolítico pero católico rebelde, inconforme con el totalitarismo pues no transigía con abusos, y apoyaba las causas desesperadas. Recuerdo a Juan Manuel Márquez, que sin saber yo, que era el segundo hombre después del Comandante Fidel Castro, a quien me presentó como su hermano, y fue él, quien realmente me confesó e informó del objetivo que perseguía el Comandante Fidel Castro, la liberación de Cuba.

Yo me concretaba a cumplir lo ordenado por el Comandante Fidel Castro, escucharlo, y seguir sus lineamientos. En ocasiones era yo su acompañante.

Usted menciona que enseñó y entrenó a Fidel Castro con un arma telescópica. ¿Cómo es que se interesó en este artefacto el líder cubano?

Simplemente el no conocía las bondades de la mira telescópica, cuando le demostré su utilidad y conveniencia, la probó y aceptó.

La cárcel «El Pocito», donde fueron encarcelados varios revolucionarios cubanos juega un papel importante durante su estancia del Comandante en México. ¿Cómo era este lugar?

Era una cárcel clandestina de la policía mexicana y cubana, así de fácil y sencillo. Yo estuve ahí preso exactamente 10 días, ni uno más ni uno menos. Era un lugar estrictamente de tortura, a mi no me torturaron, lo único que les interesaba era saber quien era el cuate, y si yo le había vendido armas al Dr. Fidel Castro, por eso mi estancia en el Pocito. Yo confesé que mi negocio era vender armas a quien las comprara y que respecto al cuate, pues que no sabía nada. En ese tiempo la expresión cuate era muy común usarla, ya que había muchos cuates y yo tenía muchos cuates. Puedo agregar que «El Pocito» tenía dos pozos, uno de agua con piletas o bebederos para caballos, donde ahogaban a los detenidos, ahí se encontraba el tercer escuadrón montado de la policía; el otro pozo era seco, donde supe que echaban a los torturados que morían, por supuesto a mi no me constó.

El ex presidente de México, Lázaro Cárdenas jugó un papel determinante en la liberación de Fidel Castro y sus colaboradores revolucionarios. ¿Qué nos puede Usted decir al respecto?

Indudablemente que los lineamientos del General Lázaro Cárdenas acordes con la liberación de los pueblos fueron sin duda, un factor decisivo, yo no intervine, el intermediario fue el licenciado Ignacio Mendoza Iglesias, quién logró la libertad del Comandante y evitó su deportación.

El Yate Granma llevó a Fidel Castro y su gente a Cuba en 1956, después de la larga lucha de liberación nacional bajo su liderazgo se concluyó con la revolución en 1959. ¿Cuéntenos sobre la importancia de ese Yate?

El Yate Granma transportó al Comandante Fidel Castro y 81 expedicionarios de Santiago de la Peña Tuxpan a las Coloradas, provincia de Oriente en Cuba, ahora provincia Granma, más bien al manglar, por que las Coloradas es una playa. Desde mi punto de vista el Granma cumplió fielmente su misión, no obstante las inclemencias del tiempo, el exceso de peso, el problema de un embrague, el tener que tomar derroteros no acordes a las posibles rutas de navíos comerciales y de la marina de guerra al servicio de la dictadura gobernante en Cuba, y para colmo, que un piloto, marinero experimentado, cayera al agua provocando una pérdida de tiempo y combustible necesarios en la última hora de navegación.

Considero que el Yate Granma fue determinante, sin embargo el Comandante Fidel Castro había prometido llegar a Cuba para el año 1956, y si no hubiera habido Granma, él hubiera llegado, su determinación y su palabra empeñada, eran una garantía para la liberación del pueblo cubano de la dictadura en el poder.

Cuando Fidel Castro y los revolucionarios llegaron a Cuba en el Yate Granma, fueron atacados y «acabados» por militares de la tiranía de Batista y según la prensa batistiana y norteamericana, Fidel Castro estaba muerto. ¿Por qué esa gran mentira?

La dictadura que gobernaba en Cuba se sostenía a base de crímenes, tortura, corrupción y por supuesto, mentiras. Sin duda, la historia nos ha dicho que una dictadura es «dura» dicta-dura y como no puede contra un pueblo entero, como en el caso de Cuba, tiene que vivir o sobrevivir a base de mentiras y falsedades, corrupción en una palabra.

Usted menciona que la Señora Enma Castro, hermana del líder cubano, apoyó a la causa cubana. ¿En que consistió este apoyo?

Emita. Podía decir mucho pero no me corresponde a mí hablar de Enma Castro Rúz de Lomelí, lo único que si puedo decir es que ella hacía lo imposible por ayudar a su hermano en su lucha en la Sierra Maestra.

El Movimiento del 26 de Julio, jugó un papel muy importante en proceso de liberación de Cuba con efectos tanto en México, Estados Unidos y por supuesto Cuba. ¿Qué nos puede decir de este hecho?

xxxEl Movimiento del 26 de Julio jugó un papel determinante en el proceso revolucionario, pero antes le daré algunos datos breves e históricos relacionados con este día. El golpe de Estado dado por Batista el 10 de Marzo de 1952, tres meses antes de las elecciones para presidente, conmocionó al pueblo de Cuba en general. En ese tiempo, el Dr. Fidel Castro pertenecía al Partido Ortodoxo y a la muerte (suicidio) de su dirigente, Eduardo Chivas, desarrolló la acción armada que ya tenía en mente, contra el régimen usurpador.

Se dio a la tarea de recorrer toda la República de Cuba convenciendo y reclutando a más de mil jóvenes en su mayoría, con objeto de realizar una acción armada pero sin dar mayor información, sólo con pláticas proselitistas y de convencimiento, algunas prácticas de tiro en clubes y en la Universidad de La Habana. Días antes del 26 de Julio, se trasladaron todos los participantes en asalto al Moncada a la granja Siboney cerca de Santiago de Cuba, donde informa del plan que llevarían a cabo. El Comandante inició el ataque a las 5 de la mañana con noventa efectivos, jóvenes en su mayoría, dotados de armas de caza y rifles calibre 22, vestidos con uniformes del ejército, a fin de confundir a los soldados, todo adquirido con recursos de ellos mismos

Cuando decidió atacar el Cuartel Moncada, el segundo en importancia en Cuba, contaba con un plan estructurado basado en la sorpresa, sólo que con motivo de los Carnavales de Santiago de Cuba, en el cuartel se había asignado una posta (vigilancia) extra con la que no contaba, que fue la que dio la alarma y previno a los soldados. Al ver que no era posible su plan para obtener las armas y someter al cuartel, ordenó la retirada con sólo cuatro bajas y regresó a la granja Siboney donde con diez o veinte compañeros, cambiados de ropa, subieron al monte. Hizo contacto con un campesino y por medio de la Iglesia Católica se entregó a los soldados, hay uno que lo identifica y le dijo que se callara, así logró salvar la vida porque, joven que encontraban, lo mataban. Lo llevaron preso a la cárcel de Boniato, y se inició juicio en su contra, pero según la ley, por ser abogado (Doctor en leyes), asumió su defensa, convirtiéndose de acusado en acusador, esgrimiendo en su defensa los crímenes y torturas del ejército y el juicio concluyó con: La historia me absolverá. Al grupo que no fue asesinado se le sentenció a cinco años de prisión en la cárcel modelo de Isla de Pinos, hoy museo impresionante. Y desde la cárcel surge y se organiza el Movimiento 26 de Julio. Con los contactos que había hecho en toda Cuba y en la forma más inverosímil, logró sacar comunicados que se imprimieron para hacer colectas, además le benefició la amnistía, por lo que salió antes de cumplir su sentencia. El Movimiento 26 de Julio se extendió en toda Cuba, Estados Unidos, Sur América y por supuesto, México.

Durante su colaboración con Fidel Castro en la lucha armada, Usted fue arrestado y encarcelado en Texas, Estados Unidos. ¿Cómo le trataron en la prisión de ese país y cómo salió de ahí?

Estuve en varias cárceles en Estados Unidos y qué cómo me trataban, pues como a todos los Mexicanos. Éramos considerados simplemente inferiores a los negros. En las cárceles en donde estuve la discriminación era evidente y la llevaban al extremo en el sentido más amplio de la palabra. Con limitaciones, los peores trabajos, el racismo aplicado en todas sus formas habidas y por haber y nada más. El analizar el sistema carcelario norteamericano llevaría un capítulo entero y para contestar a su pregunta considero suficiente lo dicho.

¿Qué puede decirnos sobre las cualidades personales, habilidades políticas, organizativas y estratégicas de Fidel Castro al dirigir el movimiento revolucionario?

Recordando como era hace 50 años y, sobre todo, al colaborar con él durante 1955 y 1956, lo único que puedo decir es que era incansable. Una persona muy humana, preguntaba y le interesaba todo, prácticamente no dormía, comía mucho y tenía una facilidad para aprender sorprendente, como fue el caso de las miras telescópicas y el tiro rápido con pistola. Conocía mucho sobre la Ciudad México. Su organización, y revolución se entiende por sí sola.

Don Antonio del Conde, desde el triunfo de la revolución cubana la prensa imperialista en general y la de Estados Unidos en particular han intentado por diferentes formas, descalificar y ensuciar la imagen del proceso revolucionario y sobre todo, la imagen de su líder. Varias veces se ha declarado «la muerte» de Fidel Castro. ¿Cual es su opinión sobre este tipo de información?

Yo simplemente diría propaganda y ya, claro negativa. El Comandante Fidel Castro ha burlado más de 650 atentados contra su vida, eso es real. Es fácil comprender la intención de este tipo de guerra psicológica que utiliza el imperialismo yanqui, pues su propósito es descalificar y destruir la imagen de ese gobierno y de su jefe de Estado.

Recientemente la revista norteamericana Forbes, escribió que Fidel Castro tenía una fortuna de 900 millones de dólares norteamericanos. Esta «noticia» fue divulgada por varios periódicos y noticieros mundialmente. ¿Cual es su opinión sobre este tipo de «noticias»?

Pero conociendo al Comandante Fidel Castro como lo conozco a través de más de 50 años, cuando oí lo de los 900 millones de fortuna, me reí y dije, ojalá fuera cierto porque de aseguro le pediría un poco de dinero prestado inmediatamente. Él lo tomó en serio e inmediatamente pidió que lo comprobaran, yo le hubiera dicho: Señor déjelos, a lo mejor alguien le hizo a Usted una donación y que nos avisen. Me burlaría de ellos, de los Forbes.

En este 2005 se publicó el libro: Cien horas con Fidel por Ignacio Ramonet (edición que circula en Cuba), y Fidel Castro: biografía a dos voces del mismo autor que circula fuera de Cuba, en los que habla de la personalidad del Comandante Castro. ¿Lo ha leído o tiene algún comentario sobre el tema?

Apenas he leído la mitad, me parece magnífico, toda la lectura del Comandante la leo apasionadamente, me interesa el libro y me parece muy bueno, se lo recomiendo.

Don Antonio del Conde, le agradezco mucho su tiempo y que haya compartido sus experiencias de amistad, solidaridad y colaboración con uno de los personajes más importantes de la política internacional, el presidente Fidel Castro. Muchas Gracias.

Fue larga la entrevista, me interesó. Me hizo usted trabajar, espero valga la pena mi esfuerzo, ¡que caray! No es grosería, es una expresión solamente.

Antonio del Conde «el cuate» rúbrica.

Hassan Dalband es candidato de Doctorado en el Centro de Estudios sobre Estados Unidos (CESEU), Universidad de La Habana, Cuba

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