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Abandonar la idea de un estado binacional en Palestina

Fuentes: www.pazahora.net

A medida que el atascado conflicto israelí-palestino avanza hacia una solución de dos estados, una vieja idea ha ganado creciente fuerza en algunos círculos, y es la de un estado binacional para israelíes y palestinos. Hay un número de variantes en este debate pero esencialmente sus defensores piden abandonar el concepto de dos entidades nacionales […]

A medida que el atascado conflicto israelí-palestino avanza hacia una solución de dos estados, una vieja idea ha ganado creciente fuerza en algunos círculos, y es la de un estado binacional para israelíes y palestinos. Hay un número de variantes en este debate pero esencialmente sus defensores piden abandonar el concepto de dos entidades nacionales diferentes. En su lugar, abogan por que israelíes y palestinos compartan el territorio entre el Mediterráneo y el río Jordán.

La idea de un estado binacional no es algo nuevo. Varios intelectuales judíos prominentes en el tutelado mandato británico en Palestina entre las dos guerras mundiales, fueron partidarios de tal arreglo, aunque tuvieron poca influencia política. Originalmente, la Organización de Liberación Palestina (OLP) abogó por el establecimiento de un estado democrático árabe palestino en todo el mandato de Palestina, con judíos como ciudadanos de este estado. En 1987, la OLP y el Concejo Nacional Palestino adoptaron formalmente la solución de dos estados en todos los territorios ocupados por Israel en 1967. Ésta continúa siendo la posición de la OLP y el presidente Mahmoud Abbas.

El reciente resurgimiento de la discusión acerca del concepto binacional, se debe principalmente a la falta de movilidad hacia una solución negociada de dos estados, conectada con las que son consideradas como irrevocables realidades israelíes en las tierras de los territorios ocupados, que hacen que las posibilidades de un estado palestino viable e independiente sean remotas.

Lo que hace que la argumentación de un solo estado sea seductora, es que parece teóricamente razonable. Los realidades israelíes sobre el terreno, principalmente por los asentamientos, el control de recursos vitales, y la apropiación de partes esenciales de un futuro estado palestino, incluyendo a Jerusalén Oriental por medio de la barrera de separación, son serios desafíos al concepto de dos estados. La idea de «una persona, un voto» es fundamentalmente democrática. El territorio en cuestión es muy pequeño y las dos sociedades están hasta cierto punto entrelazadas.

Pero si bien los defensores de un estado binacional tienen buenas intenciones, sus argumentos adolecen de defectos fatales. El primero es que el apoyo internacional para tal idea apenas existe.

La comunidad internacional en general, incluyendo los Estados Unidos, las Naciones Unidas, la Unión Europea y la Liga Árabe apoyan la solución de dos estados. Lo que es más importante, la mayoría de los palestinos continúa deseando expresar sus aspiraciones nacionales en un estado independiente que se baste a sí mismo y donde no serán ciudadanos de segunda clase.

Por el lado israelí, la idea binacional, previsiblemente, no tiene apoyo. Asumir que los judíos israelíes podrían renunciar voluntariamente a la idea de un estado judío demuestra falta de comprensión de la necesidad existencial de los judíos de un estado propio luego de siglos de persecución, que culminaron en el Holocausto. Para los israelíes y los judíos, un estado binacional significa un estado en donde ellos serán una minoría, equivalente en su mirada con la invitación a su destrucción.

Para los palestinos, el peligro de hablar ahora acerca de la solución de un estado, es que ello desviará críticamente las energías necesarias del todavía alcanzable objetivo de dos estados. Ello también busca destruir décadas de esfuerzos para el reconocimiento internacional de un estado palestino, que permita retornar a los palestinos al punto de partida. Ya que es poco realista pensar que los israelíes renunciarán voluntariamente a la idea de un estado judío, la propuesta de un solo estado condena a los dos pueblos a décadas de conflicto en la búsqueda de un objetivo no alcanzable.

Incluso si tal estado milagrosamente se convirtiera en realidad, los palestinos se integrarían muy probablemente como una clase inferior. Peor, con tal amarga historia de violencia entre árabes y judíos, es fácil de prever una degeneración de sus relaciones en un conflicto ínter comunitario.

Lo que se requiere actualmente es un reenfoque de los esfuerzos para superar los desafíos a enfrentar al encarar una solución de dos estados, con parámetros que son bien conocidos y han sido aceptados por todas las partes: un estado palestino basado en las fronteras de 1967 y con Jerusalén Oriental como capital, y un arreglo negociado en el tema de los refugiados. En cuanto a los asentamientos israelíes en los territorios palestinos ocupados, aunque todos ellos son ilegales según las leyes internacionales, se reconoce también que algunos bloques de asentamientos, contabilizando un 4-5% de Cisjordania, puedan ser incorporados a Israel como parte de una negociación y un equitativo intercambio territorial. El resto de los colonos retornaría a Israel en forma apropiada.

Las negociaciones y la aplicación del poder político pueden separar a los colonos de los asentamientos y derribar muros. Esto es alcanzable porque una mayoría de israelíes entiende que la empresa de colonización ha sido un obstáculo para la paz.

El tiempo se está agotando sobre una resolución del conflicto israelí- palestino. Debido a ello es que israelíes, palestinos y los EE.UU. necesitan asumir sus responsabilidades en crear un estado palestino viable y contiguo, viviendo en paz junto a Israel. Tal estado es el único modo de cumplir con las aspiraciones nacionales palestinas y encarar la seguridad de Israel y su integración al Medio Oriente.

Lograr una solución de dos estados es reconocidamente dificultoso, pero reemplazarlo por algo mucho menos alcanzable no es la respuesta. La alternativa a dos estados es un conflicto continuo en expansión con el peligro real de que degenere en una guerra santa entre musulmanes y judíos. Al final de esa lucha no habrá ni uno ni dos estados.

(1) Raafat Dajani es director ejecutivo de la American Task Force por Palestine con base en Washington. Escribió esta nota para The Daily Star.

Fuente: Tikkun – 7/12/2006 – Traducción: Israel Laubstein.

http://www.pazahora.net/articulos/Abandonar%20la%20idea.htm