Traducido por Nadia Hasan y revisado por Caty R.
El presidente de facto de la Autoridad Palestina (AP), Mahmoud Abbas, una vez más, está pidiendo a Hamás que reconozca a Israel como condición previa para la formación de un futuro gobierno de unidad nacional.
En un discurso en Ramala el pasado sábado 28 de febrero, Abbas dijo que cualquier gobierno de unidad palestino «tendrá que estar comprometido con nuestros valores y debe respetar los acuerdos firmados previamente por la Autoridad Palestina».
Abbas no dijo explícitamente que Hamás tendría que reconocer a Israel. Sin embargo, esto es exactamente lo que todos los palestinos que escucharon su discurso entendieron de sus declaraciones.
Bueno, es realmente triste y lamentable que el discurso político palestino haya descendido a este nivel de apostasía.
Los dirigentes palestinos, desde tiempo inmemorial, nunca han dejado de animar a nuestro pueblo para resistir la agresión sionista y no abandonar nunca el sueño de obtener nuestra libertad de las crueles manos del sionismo.
Por lo tanto, el hecho de que un antiguo camarada inste descaradamente a su propio pueblo a reconocer la legitimidad de sus opresores, quienes acaban de incinerar a cientos de niños en Gaza utilizando bombas de fósforo blanco, es más que degradante y perjudicial para nuestro espíritu colectivo nacional.
En primer lugar, Abbas debería darse cuenta, en caso de que no lo haya hecho, de que reconocer a Israel supondría reconocer toda la narrativa sionista, una blasfemia en cualquiera de sus nombres.
Esto significaría un reconocimiento, o por lo menos un acuse de recibo, de que Israel tenía el derecho a arrebatar Palestina a sus legítimos propietarios por medio del asesinato, el terror y la limpieza étnica. Esto significaría que todas las matanzas y atrocidades perpetradas por Israel son legales.
En otras palabras, Abbas está efectivamente exigiendo que Hamás y otros palestinos se conviertan en sionistas de pleno derecho.
Sin embargo, Israel busca algo más que un mero reconocimiento de su «derecho a existir». La infame entidad insiste en que todos los palestinos (y todos los árabes) la reconozcan como un estado judío.
En términos reales, ¿esto implica que la gran comunidad palestina de Israel, cuya existencia en sus tierras ancestrales ha precedido en siglos a la llegada de la moderna inmigración judía de Europa oriental, tendrá que ser expulsada, parcial o totalmente, en algún momento en el futuro?
Así, ¿uno podría preguntarse si realmente el líder de la Autoridad Palestina está pidiendo a Hamás que reconozca el «derecho» de Israel a expulsar a más de 1,5 millones de palestinos sobre la base de que Israel es un «Estado judío» y que los no judíos sólo tengan un derecho transitorio para residir dentro del Estado?
De hecho, alguien podría argumentar lo obvio, que ni Abbas, ni Fatah, ni Hamás, ni siquiera los 23 reyes y presidentes árabes vitalicios, tienen derecho a hablar en nombre de los admirables palestinos que reclaman sus hogares a pesar de todo el acoso y persecución institucionalizada que les han impuesto los sucesivos gobiernos sionistas.
Aparte de la criminalidad sionista, hay mil motivos por los que el digno pueblo palestino no debe siquiera contemplar el reconocimiento de Israel.
La OLP, que todo el mundo está tratando de rehabilitar en estos días, perdió su castidad cuando fue embaucada en el reconocimiento de Israel a través del escandaloso Acuerdo de Oslo. Y en lugar de recibir un Estado palestino con Jerusalén como capital, como señala el famoso mantra, a cambio de este poco ético reconocimiento obtuvo más colonias exclusivas para judíos, horizontes más estrechos para las masas palestinas y un gigantesco muro a la manera nazi que ha transformado de forma efectiva las ciudades y aldeas palestinas en prisiones al aire libre.
Por lo tanto, quiero preguntar al Sr. Abbas y a su séquito: ¿Reconoció Israel un Estado palestino viable y soberano a cambio de ese estúpido reconocimiento por parte de la OLP?
Pregunto esto ya que incluso el más estúpido y más demente palestino no daría a Israel un reconocimiento gratuito.
Además, quiero preguntarle, Sr. Presidente, ¿qué Israel quiere usted que reconozca Hamás? ¿Israel según el plan de partición? ¿Israel según el acuerdo de armisticio de 1949? ¿Israel según las fronteras anteriores a 1967? ¿Israel con Jerusalén Oriental? ¿Israel con los Altos del Golán? ¿Israel con la provincia de Shaba? ¿O el Gran Israel que de acuerdo con algunas autoridades rabínicas incluye Jordania (¡Yeretz Yisrael oriental!), Siria, Líbano, así como gran parte de Egipto, Iraq y el norte de Arabia Saudí?
Estoy planteando estas preguntas porque hasta el día de hoy, Israel no tiene fronteras fijas. ¿No oyó a los gurús del sionismo demandando durante la reciente guerra relámpago en Gaza que Israel tiene derecho a impedir que cualquier buque internacional pueda acceder al hambriento y bloqueado territorio costero?
Y siguiendo en este punto, ¿podría decirme por qué el presidente de un gobierno palestino de unidad nacional tendría que reconocer a Israel cuando el gobierno israelí se niega a reconocer a Palestina?
¿No sabe que el gobierno que el tristemente célebre mentiroso patológico Benyamin Netanyahu está tratando de formar incluirá partidos manifiestamente fascistas como Habayt hayahudi (El Hogar Judío), Ichud Leumi (Unión Nacional) Yisrael Beitenu (Israel es nuestro Hogar) y Shas? Incluso el mismo Netanyahu no cree en un Estado palestino, como se desprende de su farsa vacía sobre la implementación de un programa de prosperidad económica en Cisjordania.
Se supone que usted debería ser un experto en sionismo y estar suficientemente familiarizado con las ideologías de tipo nazi defendidas por esos partidos racistas.
Entonces, ¿por qué no ha insistido en la paridad y reciprocidad con Israel, declarando que la AP no negociará con cualquier gobierno israelí que no reconozca un auténtico, soberano y territorialmente contiguo Estado palestino al menos en el 100% de los territorios ocupados?
Realmente no puedo entender por qué los palestinos tienen que renunciar a todas sus «cartas de negociación» cuando Israel sigue matando cualquier perspectiva realista de la creación de una entidad palestina que sea digna de ese nombre.
Sr. Presidente, uno no tiene que ser especialmente inteligente para decirle a Hillary Clinton y otros emisarios occidentales que no tienen derecho a exigir que Hamás reconozca a Israel y abandone la lucha armada mientras el gobierno israelí incluye a partidos políticos fascistas que no sólo niegan nuestro derecho a la libertad y a la libre determinación, sino que van más lejos y exigen nuestra esclavitud, destierro, e incluso nuestra exterminación física.
Usted puede examinar sus planes declarados y no declarados y comprobar usted mismo la maldad de sus planteamientos contra nuestro pueblo.
Sí, no hay que tener un coeficiente intelectual especialmente alto para pronunciar estas lógicas palabras y presentar una postura digna y valiente en nombre de nuestro pueblo. Pero uno tiene que ser valiente, cualidad que el actual liderazgo de la Autoridad Palestina, obviamente, no posee.
Por último, todos sabemos que no existe la menor posibilidad, ni en el infierno, de que Hamás reconozca a un Israel sionista, principalmente por razones religiosas y morales. Un Hamás que reconociera a un Israel sionista simplemente perdería su razón de ser.
Fuente: http://desertpeace.wordpress.