Con capacidad precaria, sin la fortaleza del reclamo y la permanente limosna de un Estado palestino al lado de Israel, sigue siendo el retórico discurso del presidente de facto de la Autoridad Nacional Palestina-ANP, Mahmoud Abbas, para mantener su megalomanía de reconciliación internacional, esencialmente, sus espurios acuerdos secretos con Israel, Estados Unidos, Rusia y algunos […]
Con capacidad precaria, sin la fortaleza del reclamo y la permanente limosna de un Estado palestino al lado de Israel, sigue siendo el retórico discurso del presidente de facto de la Autoridad Nacional Palestina-ANP, Mahmoud Abbas, para mantener su megalomanía de reconciliación internacional, esencialmente, sus espurios acuerdos secretos con Israel, Estados Unidos, Rusia y algunos regímenes árabes por sobre los derechos nacionales palestinos.
La participación de Abbas, en el 72° período de sesiones de la Asamblea General de la ONU el pasado miércoles 20 de septiembre, entre sus oscilaciones intelectuales, volvió a poner en el tapete la mendicidad de un estado y su apatía por la legítima resistencia del pueblo. Abbas, en su servil discurso entroncó la resistencia palestina con el ‘terrorismo’. Sin dejar verbalmente claro la diferencia entre el terrorismo y la noble resistencia de un pueblo contra la ocupación, ni condenar el terrorismo de Estado israelí y el terrorismo de los fundamentalistas colonos judíos que roban tierras, hogares y queman vivos a bebes y chicos palestinos para borrar el futuro de Palestina.
Abbas, pulverizó la democracia palestina, mucho más honesta que la propia democracia israelí, desactivó el Parlamento palestino en 2007 en Ramallah y obedeciendo las órdenes de Israel y EEUU destituyó al primer ministro de Hamas, Ismail Haniyeh, votado por amplia mayoría en las elecciones legislativas palestinas de 2006.
Con mandato cumplido el 9 de enero de 2009, Abbas, se mantuvo antidemocráticamente en el poder con el apoyo internacional y se abocó a dividir y destituir a sus compañeros, funcionarios, diplomáticos y la elite intelectual críticos a su régimen y sólo mantuvo un gobierno de funcionarios corruptos y obsecuentes que lo acompañan en sus lujosos y costosos viajes ‘oficiales’ por el mundo, con el sombrío gasto de miles de dólares, mientras hambrea al pueblo de Gaza restringiendo la electricidad y el sistema de salud hasta llevarlo a colapsar en su lucha de poder con Hamas.
Los decretos anticonstitucionales y la coordinación, hoy secreta, entre sus fuerzas de seguridad y la del enemigo, con tediosas cárceles palestinas de la ANP tan inhumanas como las mazmorras sionistas, fueron llevando a una putrefacta descomposición de la ANP y por arrastre a la OLP. Dejando en terapia intensiva la heroica revolución de la OLP enarbolada por el comandante Yasser Arafat con su movimiento Al-Fatah desde la década del ’50.
En ese sentido, vale recordar al depuesto canciller palestino y líder de Fatah, Farouk Kaddoumi, al i nformar a la agencia qatarí Al-Jazeera el 16/7/2009, de «contar con documentos que demuestran que Mahmoud Abbas, estuvo involucrado en la conspiración para asesinar a Yasser Arafat» en 2004. Noticia que ganó en los medios israelíes, entre ellos, el diario Yediot Ahronot que publicó el domingo 23/10/2011 la recóndita reunión secreta entre el entonces canciller Shimon Peres a pedido de Ariel Sharon con Mahmoud Abbas, para «discutir el derrocamiento de Arafat» en 2003.
La generosa tolerancia de la población palestina fue llegando a su límite. Según una encuesta del oficialista Centro de Investigación de Políticas y Encuestas en Ramallah, realizada entre el pasado 14 y 16 de septiembre «las dos terceras partes de la población palestina han perdido la confianza en Abbas y su gobierno», es decir, «el 67% de los palestinos de la Ribera Occidental, incluyendo Jerusalem y casi el 80% de los gazauis»… Además, consideraron que «la ANP se ha convertido en una carga para el pueblo palestino». Más del «67% de la población quieren que Abbas renuncie a su cargo, mientras, el 27% apoyan la continuidad».
En cuanto a la deteriorada y pérfida fórmula de paz con dos estados. La encuesta estimó que » un 74% de la población descree en el gobierno estadounidense del presidente Trump y no lo considera serio para impulsar un acuerdo». En tanto, «el 57% opina que la solución de dos Estados ya no es viable debido a la expansión de los asentamientos israelíes en tierra palestina». Mientras, un «70%, asegura, que las posibilidades de tener un Estado palestino independiente en los próximos cinco años son inexistentes».
En la revolución la grieta popular alimenta las ambiciones anexionistas del enemigo sionista-israelí. Abbas y su gobierno profanó lo más sagrado para el pueblo palestino que es intentar asfixiar el derecho a la resistencia, tronco vital para quebrar la maligna ocupación.
Suhail Hani Daher Akel fue el Primer Embajador del Estado de Palestina en la Argentina, fue el Primer Representante de la OLP en la Argentina, analista Internacional sobre la situación de Palestina.
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