Traducido para Rebelión por Carlos Sanchis
Anteayer, Ariel Sharon declaró por enésima vez, que había cancelado su planeada reunión con Mahmoud Abbas. La razón: Abbas «no está haciendo nada contra el terrorismo». Un pretexto rutinario, pero parece que esta vez el propio acto no es ninguna rutina más.
La larga campaña para la eliminación de Mahmoud Abbas está entrando en su fase final.
Muy a pesar de Sharon & Cía., Abbas no puede ser «eliminado» a la manera usual, como lo fue el Jeque Ahmad Yassin y muchos otros líderes palestinos. En el caso de Abbas, no se permite siquiera usar la palabra «eliminación» ; un término oficial del ejército israelí, tomada directamente del léxico de la Mafia.
La ascensión de Abbas después de la eliminación de Yasser Arafat – todavía amortajado en el misterio – encendió una luz roja en la oficina de Sharon. Todos sus planes están basados en el eslogan «No hay nadie con quien hablar «. Abbas, por otro lado, aparece al mundo, e incluso a una parte significante del público israelí – como un líder palestino eminentemente adecuado para hablar con él. Peor, ya que así le parece también al presidente Bush.
Esto hizo un acercamiento cauto necesario. Ocultando cuidadosamente su enojo, Sharon estrechó la mano con Abbas en Aqaba, en presencia de Bush. Vio, con preocupación creciente, cómo el líder palestino era recibido en la Casa Blanca y oyó a Bush alabar las elecciones democráticas celebradas por los palestinos. Había un peligro creciente de que los norteamericanos realizaran una vieja pesadilla de los gobiernos israelíes: una «paz impuesta» que obligaría a Israel a volver más o menos a la frontera anterior a 1967.
Por consiguiente, Sharon adoptó una cauta táctica: ganar tiempo, esperar un cambio de circunstancias y mientras tanto contentarse con clavar agujas en la efigie de Abbas. Era imposible lanzar una campaña de demonización contra él, como había hecho con Arafat, con la plena participación de todos los medios de comunicación israelíes y judíos mundiales. Pero en todos los medios de comunicación, un mensaje diario fue puesto: Abbas es un trapo húmedo, Abbas no merece la pena en absoluto, Abbas no puede destruir la «infraestructura del terror», es bastante inútil hablar con él.
Esta semana, el estilo se afiló. No más piedad para el pobre Abbas, haciendo lo mejor que puede y fallando, pero patentemente atacándole. Abbas, está diciéndose, realmente no quiere acabar con el terrorismo. Se movilizaron las páginas de noticias de todos los periódicos, desde Maariv a Haaretz, para esta campaña. Las emisoras de radio y televisión se les unieron con entusiasmo.
Al mismo tiempo, la confrontación violenta surgió de nuevo con toda la fuerza.
¿Quién la empezó? Depende a quién se pregunta. Como siempre, cada lado declara que la nueva ronda empezó con una atrocidad del otro lado. Si uno quiere, puede remontarse a hace 120 años, a la primera piedra lanzada por un pastor palestino al primer colono judío; o al primer tiro del primer colono judío que le voló la cabeza al pastor palestino que estaba pastando sus cabras en su campo.
De hecho, la confrontación no se ha detenido ni un momento. Los palestinos declararon. de hecho, una Tahidiya («calma»), pero ése era sólo un acuerdo entre ellos. El ejército israelí no era parte de ella y continuó con gran vigor entrando en pueblos y ciudades palestinas, arrestando a militantes «buscados» y matando a algunos de ellos, aquí y allí.
La nueva ronda empezó con el asesinato de Luay Sa’adi, un militante de la Jihad islámica en el área de Tulkarm que ya había pasado cinco de sus 25 años en prisiones israelíes. El ejército lo describió como un veterano comandante, un gran » bomba de relojería». La Jihad tomó esta absurda afirmación con alacridad, porque justificó una venganza mayor. En privado, los palestinos dicen que él era solo un activista local.
De cualquier modo: cuando Sharon, entre el desayuno y el almuerzo, dio su consentimiento a la ejecución, sabía que también él estaba condenando a muerte a algunos israelíes, puesto que era completamente cierto que la Jihad respondería con un acto de venganza. No hay escapatoria posible a la conclusión de que ése era, de hecho, el propósito de la acción.
Fue confirmada a gran velocidad. Un jihadista desde una población palestina cerrada llevaba a cabo un atentado suicida en el mercado de fruta del pueblo israelí de Hadera, cinco israelíes fueron asesinados. (En la terminología usada por todos los medios de comunicación israelíes, dictada desde arriba, los israelíes siempre son «asesinados», mientras los árabes » hallaron la muerte», o, a lo sumo, son «muertos».) El pueblo del atacante suicida está separado de Hadera por el alto Muro de Separación, pero parece que esto no lo impidió. Antes de su muerte, fue filmado en video declarando que estaba vengando el asesinato se Sa’adi – refutando así la afirmación del ejército de que el atentado se había preparado antes del asesinato y que no había tenido nada que ver con él.
Como si sólo hubiera estado esperando por este ultraje, el ejército entró inmediatamente en una acción bien planeada. Un asedio general asfixiante se impuso en el norte de Cisjordania. Los pueblos y ciudades de Cisjordania fueron nuevamente aislados, a veces sólo horas después de que las barricadas alrededor de ellas habían sido retiradas ante la insistencia de Condoleezza Rice. Una cacería general contra los activistas de Jihad comenzó, con una indirecta amplitud que hizo que los activistas de Hamas y de Fatah no quedaran atrás.
En la Franja de Gaza, comenzó un ciclo paralelo. Por solidaridad con los camaradas de Cisjordania, algunos cohetes Qassam fueron lanzados contra posiciones israelíes, sin alcanzar a nadie. La contestación fue preparada de antemano: el Ejército aisló la Franja de todo contacto con el mundo, todos los pasos estaban cerrados. La Franja fue blanco de la artillería y bombardeada desde tierra, mar y aire. Los mísiles de helicóptero mataron al activista de la Jihad, Shadi Muhanna junto con su ayudante y cuatro transeúntes, incluyendo a un muchacho ; un acto que bien puede acarrearle al Jefe de Estado Mayor Dan Halutz, otro paso de acercamiento al Tribunal Penal Internacional de La Haya. La venganza está asegurada, y así la venganza de la venganza.
Mientras se acumulan las alabanzas del mundo por la «Desconexión» de Sharon, el Hombre de la Paz, él ha lanzado una ofensiva general para la anexión de la mayoría de Cisjordania.
Por los territorios palestinos, las miserables condiciones de vida se hicieron aun peor la semana pasada. Esto parece un castigo colectivo que esta prohibido por la Cuarta Convención de Ginebra. Pero en realidad, era algo peor: el objetivo es sembrar la desesperación entre el los palestinos, ponerlos de rodillas, obligándolos a aceptar el diktat de Sharon – que se contenten con el 42% de Cisjordania ( el 11% de la Palestina anterior a 1948) en varios enclaves – y, finalmente, para convencerles de que emigren todos.
Sharon se comporta como un torero que clava su banderillas entre los hombros del toro para enfurecerlo y cebarlo, hasta que embista con furia en todas las direcciones.
Mientras la atención es desviada mediante una amplia acción militar, los asentamientos están agrandándose a un paso febril, y otros nuevos emergiendo. La edificación del Muro continúa vigorosamente, sin tener en cuenta el atentado de Hadera que demostró que su valor de seguridad es dudoso. El desmantelamiento del centenar de «fortines» que fue propuesto para después del 2001, como exigía la Hoja de Ruta, ni siquiera está en la agenda. Todo lo que el ejército hizo fue quitar cinco nuevos «fortines» preparados para esta semana, con muchos empujones y golpes mutuos, sin emplear gas lacrimógeno, balas de sal o de caucho, o granadas atrurdidoras que están, aparentemente, reservadas para los activistas de israelíes por la paz.
La demanda del emisario del Cuarteto, James Wolfenson, de abrir el pasaje, completamente vital, entre la Franja de Gaza y Cisjordania, fue tratada con desprecio. Puesto que Wolfenson está muy considerado por Bush y Condoleezza Rice, esto tiene una importancia especial.
Las gente de Sharon están siguiendo de cerca los acaecimientos en Washington. Ellos saben que Bush está en un profundo problema y se está volviendo un Pato Cojo rápidamente. Condi, el patito, cojea detrás de él.
Para Sharon, esto es de un gran alivio. Al fin, puede ahora dejar de alabar a Abbas y empezar a enterrarlo.
29.10.05