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Ahmed al-Asir y el salafismo en Líbano

Fuentes: Nearest Quarterly

Traducción para Rebelión de Loles Oliván.

Decir que los salafistas en Líbano tienen un pasado con altibajos es un eufemismo. Para los libaneses, el propio término evoca malos recuerdos de los violentos meses de 2007, cuando el Ejército libanés puso cerco al campamento palestino de Nahr al-Barid, cerca de Trípoli, consiguiendo destruir a un grupo yihadista allí atrincherado. Esos recuerdos, y el temor cada vez mayor de la creciente influencia del extremismo suní a raíz de la Primavera Árabe, han salido a la luz recientemente con la repentina aparición en la escena política libanesa de un imán salafista. El sheij Ahmed al-Asir, oriundo de la ciudad meridional de Sidón, ha sido noticia recientemente por su abierta condena del régimen sirio y por sus críticas a Hizbolá y a sus patrocinadores iraníes. La llegada de al-Asir a la escena mediática fue recibida con escepticismo por muchos comentaristas de importantes medios, como el periodista y experto en salafismo de Al-Hayat, Hazim al-Amin, quien no obstante, señaló que el ascenso de al-Asir se está produciendo cuando se extiende un creciente sentimiento de abandono y apatía entre los partidarios suníes de la [coalición] 14 de Marzo [1].

El 4 de marzo de 2012 al-Asir celebró una manifestación marcadamente contra al-Assad en Beirut, trasladó en autobuses a sus partidarios desde Sidón para que abarrotasen la Plaza de los Mártires y provocó especulaciones sobre su posible papel como competidor del liderazgo aparente que ejerce el ex primer ministro Saad Hariri entre los libaneses suníes [2]. ¿Puede al-Asir atraer a un número importante de seguidores suníes de Saad Hariri? Un vistazo alrededor de Oriente Próximo deja ver cómo otros islamistas suníes aumentan su poder en países como Egipto, Túnez y Libia y, disponiendo de una fuerza política salafista en Líbano, puede que no sea tan impensable como muchos podrían esperar. No obstante, quedan pendientes cuestiones acerca de si el movimiento es políticamente sostenible o no, y si no son más bien fuegos de artificio oportunistas.

El salafismo se inició en Líbano con el jeque Salem al-Chahhal, nacido en 1922 y quien dedicó su vida a difundir la llamada -o dawa’– del salafismo después de haber sido fuertemente influenciado por sus creencias [3]. Aunque muchos de sus seguidores mostrarían desacuerdo con las diferentes caracterizaciones que la prensa occidental hace del salafismo, se puede decir que, en esencia, el salafismo es un movimiento dentro del Islam suní que enfatiza el retorno a las prácticas y estilos de vida que siguieron las primeras generaciones de creyentes musulmanes y que trata de purgar la influencia de la modernidad y de las innovaciones desarrolladas en el Islam con el paso del tiempo -conocido como bida’.  El movimiento se desarrolló como reacción a lo que diversos pensadores suníes influyentes veían como una creciente corrupción del Islam «verdadero» y empezó a atraer seguidores a finales del siglo XIX. Para difundir esta creencia, el sheij Salem al-Chahhal fundó la Asociación Islámica para la Orientación y la Caridad, una organización que dirige en la actualidad su hijo, el sheij Dai al-Islam al-Chahhal. Hasta la emergencia de al-Asir, el sheij Dai al-Islam al-Chahhal estaba considerado como el líder más notable de la corriente principal del salafismo en Líbano.

La organización de Chahhal, al igual que muchas organizaciones salafistas de todo Oriente Próximo, se centra principalmente en la educación, la difusión, los asuntos sociales y el proselitismo. Tiene su bastión en las afueras de Trípoli, en el norte de Líbano, y pretende «convertir» a tantos seguidores como sea posible a la dawa’ salafista. Otra organización, el Instituto Bujari de Akkar, dirigido por el sheij Saadeddine al-Kebbi, y mucho menos intrusivo, se niega al activismo político y se centra exclusivamente en la educación [4]. Este tipo de salafismo, centrado en difundir la llamada y basado en centros educativos, se considera la forma más relevante del movimiento. La mayoría de los centros de este tipo mantienen relaciones con organizaciones salafistas del Golfo Pérsico, especialmente de Arabia Saudí y Kuwait [5]. En un sentido ideológico, las organizaciones salafistas como esta prohíben por lo general la participación directa en la política porque doctrinalmente rechazan la legitimidad de los Estados laicos posteriores al Califato. Se ha llegado a un acuerdo tácito por el que los distintos gobiernos toleran su presencia y su proselitismo a cambio de la no injerencia salafista en la vida política del país.

La otra corriente -la que tiende a acaparar los titulares- quedó representada en el severo rostro del sheij Shaker al-Absi, quien lideraba el grupo salafista Fatah al-Islam en el campamento de Nahr al-Barid, en el norte de Líbano. Aunque su procedencia exacta es difícil de determinar, los informes indican que la primera vez que al-Absi entró en Líbano fue en 2005 bajo la tutela siria, que se le permitió formar a sus seguidores y que se instaló en Nahr al-Barid en 2006 [6]. Después de un tiempo se perdió su pista literalmente para acabar robando bancos e introduciéndose en grupos pro sirios del norte, anunciando sus simpatías por al-Qaida, y declarando una guerra santa para liberar Palestina. En el verano de 2007, el gobierno libanés, alentado por diplomáticos estadounidenses y sirios, decidió que ya era bastante y resolvió enviar a las Fuerzas Armadas Libanesas (FAL) para destruir al grupo. Después de meses de asedio -en el que se vieron algunos de los combates más intensos desde el fin de la guerra civil libanesa- las filas del grupo fueron machacadas y al-Absi desapareció acabando asesinado un año más tarde por las fuerzas de seguridad sirias [7]. Este traumático suceso ha quedado marcado en el frontispicio de la conciencia libanesa, especialmente porque consideran el papel del salafismo en su país.

La pregunta que surge entonces es: ¿qué tipo de apoyo tiene al-Asir, o mejor dicho, a qué emoción apela que le brinda el apoyo de sus seguidores? Como se ha mencionado anteriormente, los grupos salafistas tradicionales en Líbano -debido a consideraciones tanto ideológicas como de supervivencia- tendían a prohibirse a sí mismos la acción política o hacer declaraciones cargadas, celebrar mítines y cosas similares. Los salafistas extremistas, tipificados en al-Absi, fueron condenados por los grupos principales. ¿Qué ha cambiado ahora para que alguien como al-Asir se manifieste en la Plaza de los Mártires de Beirut?

Hay dos sucesos que se dice han intensificado el movimiento salafista en Líbano y le han proporcionado espacio político para operar. El primero tuvo lugar en mayo de 2008, cuando Hizbolá y sus aliados de la coalición 8 de Marzo barrieron a las milicias suníes progubernamentales en su rápida ocupación del oeste de Beirut y de otras partes del país. El bloque 14 de Marzo y el Movimiento Futuro, en particular, quedaron eficazmente castrados por el incidente, lo que demuestra que el gobierno de Fuad Siniora no tenía la fuerza para llevar adelante su programa de frenar al grupo chií pro-sirio. Al-Asir sigue denunciando el incidente y la caracterización de Hassan Nasrallah en él como de «gloriosa» [8]. El otro suceso importante se produjo con el inicio del levantamiento contra el presidente de Siria Bashar al-Assad en 2011. Muchos suníes de Líbano simpatizan con los suníes de la frontera y con sus luchas actuales contra el régimen de al-Assad. Como demuestran los recientes enfrentamientos en Trípoli y en el barrio beirutí de Tariq al-Yadideh, entre los activistas suníes y los grupos pro-sirios del gobierno en Líbano no hay buenas relaciones.

Estos acontecimientos crean resentimiento, lo que a su vez da forma a las percepciones. El levantamiento se percibe como predominantemente suní contra la tiranía de la rama alauí de la secta chií representada por Bashar al-Assad. Algunos suníes libaneses descontentos miran a su alrededor y ven una gran cantidad de fuerzas hostiles -Hizbolá, Irán, Siria, [la coalición] 8 de Marzo, etc. – formando contra ellos, humillándolos y marginando su posición en la sociedad. Y entonces miran a sus líderes tradicionales para fortalecerse y hallan ineptitud, y en un caso concreto, abandono: el ex primer ministro y dirigente del Movimiento Futuro, Saad Hariri, no ha estado en el país durante algo más de un año e independientemente de las razones que dio para salir, su ausencia se hace sentir y está afectando incluso a sus simpatizantes más acérrimos [9].

Hilal Jashan, profesor de ciencias políticas de la Universidad Americana de Beirut, sostiene que son estas condiciones las que han llevado directamente a la fama al recién descubierto al-Asir. «Si no fuera por la debilidad y la vacilación de Hariri», señala, «los salafistas como al-Asir no habrían aparecido en la escena política». El actual primer Ministro, Nayib Miqati, también ha hecho frente a acusaciones de no ser «suficientemente suní», y su afirmación de ser «el primer suní de Líbano» (que hizo el año pasado en un programa de entrevistas libanés) no se ha tomado tan en serio probablemente como a él le gustaría [10]. Queda por ver si al-Asir puede traducir la relativa privación de los suníes y su recién descubierta prominencia en poder político, como han demostrado los sucesos recientes.

La emergencia de Trípoli como Peshawar de Líbano -una ciudad que actúa como un punto de salida o de paso para los combatientes extranjeros que se dirigen hacia el campo de batalla principal, en este caso Siria- produjo fuertes tensiones a mediados de mayo; un activista islamista fue detenido. Los enfrentamientos se produjeron entre un barrio suní anti-Assad y un barrio alauí pro-Assad [11]. Las tensiones se intensificaron aún más cuando dos clérigos suníes fueron asesinados por miembros de las Fuerzas Armadas libanesas cuando se dirigían a una manifestación anti-Assad el 20 de mayo, lo que provocó episodios de enfrentamientos en Trípoli y Beirut. Todo el mundo condenó la violencia y los miembros del bloque 14 de Marzo acusaron a las fuerzas pro-sirias del gobierno de tratar de crear problemas en la región tanto para castigar a los suníes de Trípoli como para incitar a los libaneses a que apoyen al régimen sirio. Al-Asir también llamó a la calma y culpó a las fuerzas pro-sirias del régimen pero señaló que si bien se oponía al armamento, la posesión continuada de armas por parte de Hizbolá hace que otros libaneses se sientan ansiosos e incentivados para obtener armas igualmente, lo que aumenta la inestabilidad en el país [12]. No obstante, su voz distó mucho de aparecer en los titulares de los medios de comunicación sobre los acontecimientos de Trípoli ya que la mayor parte de la atención nacional se centró en las declaraciones y acciones del primer Ministro Miqati, de los miembros del gobierno, de los islamistas de Trípoli y de la región norteña de Akkar, y en los mensajes de twitter de Saad Hariri. Al-Asir dio su apoyo a las iniciativas de los islamistas del norte y advirtió de una nueva escalada [13] pero se ha mantenido en gran medida al margen de los brotes de mayo, lo que quizás ilustra los límites de su influencia fuera de Sidón.

La gran pregunta es si al-Asir tiene o no capacidad y/o voluntad de presentarse como candidato a las elecciones parlamentarias libanesas de 2013. Sidón es conocida como el patio trasero de la familia de Hariri, y un cambio allí agitaría ciertamente las cosas en todo el panorama político libanés. Al-Asir mencionó que mantiene relaciones afables con el Movimiento Futuro y Al-Yamaa al-Islamiya, la rama de la Hermandad Musulmana en Líbano y también miembro del bloque 14 de Marzo, pero es difícil imaginar que Saad Hariri diera la bienvenida a la aparición de un clérigo salafista de Sidón, cuya base de apoyo mayoritaria la constituyen suníes descontentos y otros que deberían estar apoyando el hijo del asesinado ex primer ministro. Debido a su prolongada ausencia e incapacidad para ejercer presión sobre el gobierno de Miqati dominado por la coalición 8 de Marzo, Hariri corre el riesgo de una creciente marginación. En marzo de 2012, Michael Young comentaba que puede que en este próximo ciclo electoral sea castigado por la estrategia que ha seguido [14].

Podría decirse que existe una directa correlación entre el declive de la popularidad e influencia de Hariri y el aumento de las de al-Assir. Ambos son potencialmente competidores por el mismo electorado, y la fortuna de este último parece estar vinculada a la incapacidad de los líderes tradicionales de los suníes para proporcionar la dirección adecuada en tiempos de crisis. A menos que al-Asir sea capaz de mantener el impulso y construir una base real de apoyo institucional que vaya más allá de los salafistas, seguirá siendo influyente en Sidón pero en ninguna otra parte. El trauma de los hechos anteriormente descritos en este artículo combinado con los temores extendidos por el surgimiento de los islamistas suníes en la región, hará que apelar de manera transversal sea una meta difícil para al-Asir y los salafistas si se deciden a entrar en la política electoral.

El profesor Jashan cree que el momento de al-Asir pasará. Refiriéndose a las intenciones de al-Asir, comenta: «Sí, intentará entrometerse en la política suní pero no creo que consiga hacerlo. Los salafistas son intrínsecamente débiles y no apelan a la corriente principal suní. Incluso si lo hacen seguirán siendo una fuerza marginal. La política libanesa tiene poca tolerancia ante los grupos extremistas porque tienden a perturbar aún más el sistema de acuerdos del país […] el salafismo no tiene futuro en la política libanesa. Su ascenso presente es transitorio».

Notas

1. Alex Rowell: «Salafists in the Spotlight,» NOW Lebanon , 12 de marzo de 2012, http://www.nowlebanon.com/NewsArchiveDetails.aspx?ID=375559

2. Stephen Dockery: «Pro-, Anti-Assad Beirut Rallies Come off Peacefully,» The Daily Star ,4 de marzo de 2012, http://www.dailystar.com.lb/News/Local-News/2012/Mar-04/165441-pro-and-anti-assad-demonstrators-face-off-in-downtown-beirut.ashx#axzz1w77dwULG

3. «Lebanese Salafism: Between Global Jihad and Syrian Manipulation,» NOW Lebanon, 11 de febrero de 2012, http://pdfuri.com/lebanese-salafism  

4. Ibid, p, 6, 7.

5. Ibid.

6. Gary C. Gambill: «Salafi-jihadism in Lebanon» Mideast Monitor 3.1 (2008).

7. Ibid.

8. Mirella Hodeib y Mohammad Zaatari; «Sidon Split but Determined to Stay Calm,» The Daily Star , 18 de mayo de 2012, http://www.dailystar.com.lb/News/Politics/2012/May-18/173800-sidon-split-but-determined-to-stay-calm.ashx#axzz1v39jyhW2

9. Michael Young: «Voting for the Prodigal Son,» NOW Lebanon , 23 de marzo de 2012, http://www.nowlebanon.com/NewsArchiveDetails.aspx?ID=379294

10. Elias Muhanna: «The Number One Sunni in Lebanon,» Qifanabki.com , 21 de mayo de 2012, http://qifanabki.com/2012/05/21/the-number-one-sunni-in-lebanon/

11. Antoine Amrieh: «Sporadic Clases Test Tripoli’s Shaky Truce,» The Daily Star , 17 de mayo de 2012, http://www.dailystar.com.lb/News/Politics/2012/May-17/173675-sporadic-clashes-test-tripolis-shaky-truce.ashx#axzz1vhQJSNeC

12. «Sheikh Assir Warns of Flare-ups in Tripoli,» LBCI News , 15 de mayo de 2012, http://www.lbcgroup.tv/news/30382/sheikh-assir-warns-of-tripoli-incidents-recurrence

13. NOW Lebanon, Assir: Syrian regime followers killed Abdel Waheb, «Assir: Syrian Regime Followers Killed Abdel Waheb,» NOW Lebanon , 20 de mayo de 2012, http://www.nowlebanon.com/NewsArchiveDetails.aspx?ID=398672

14. Michael Young: «Voting for the Prodigal Son,» NOW Lebanon , 23 de mayo de 2012, http://www.nowlebanon.com/NewsArchiveDetails.aspx?ID=379294

Daniel Harris cursa un máster de Estudios Políticos en la Universidad Americana de Beirut. Trabaja como editor freelance y escritor, y sus temas son cuestiones de seguridad de Oriente Próximo, la política exterior de Estados Unidos, los movimientos políticos islámicos, y la política iraní.

Fuente original: http://www.neareastquarterly.com/index.php/2012/06/26/ahmed-al-assir-and-salafism-in-lebanon/