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Egipto

Ahora urge derrocar a los Mubaraks en los centros de trabajo

Fuentes: The Guardian

La revolución era contra el régimen de Mubarak pero lo único que hemos conseguido hasta ahora es acabar con el presidente Mubarak. Quienes mueven el país ahora son los generales de Mubarak, que eran la columna vertebral de su dictadura. Hay mucha gente decepcionada con el desarrollo del nuevo régimen (yo menos porque nunca tuve […]

La revolución era contra el régimen de Mubarak pero lo único que hemos conseguido hasta ahora es acabar con el presidente Mubarak. Quienes mueven el país ahora son los generales de Mubarak, que eran la columna vertebral de su dictadura.

Hay mucha gente decepcionada con el desarrollo del nuevo régimen (yo menos porque nunca tuve muchas espectativas en un gobierno militar). Pero hay dos cosas que han cambiado en Egipto en los últimos 100 dias que son esperanzadoras, y ambas recalcan que la revolución no ha terminado. La primera es que las huelgas de masas continúan. La segunda es que la clase trabajadora ha dado el paso de establecer sindicatos independientes, los cuales creo que son el arma definitiva contra cualquier dictadura.

La clase media ya está intentando poner límites a la revolución y limitarla al marco de las instituciones políticas formales. Fijate en el famoso tweet de Wael Ghonim (un ejecutivo de Google detenido durante las protestas) sobre la salida de Mubarak diciendo «misión cumplida». Siento un gran respeto por Ghonim y por lo que ha hecho por Egipto, pero él representa ese politico de clase media que dice «gracias, ahora volved al trabajo, invertid el 100% de vuestras energías en el nuevo Egipto y no provoquéis problemas». El ejército y los medios secundan esta idea, tratando de retratar a las y los obreros en huelga como egoístas y auto-interesados.

Pero lo principal de cualquier revolución debe ser la emancipación social y económica de la ciudadanía de ese país; si pretendes eliminar la corrupción o detener la compra de votos, necesitas que la gente tenga un salario digno, que sea consciente de sus derechos y que no permanezca en condiciones económicas de extrema pobreza. Un activista de clase media puede volver a su trabajo de ejecutivo despues de creer que la revolución ha terminado, pero a una trabajadora del transporte público que lleva 20 años de su vida cobrando solamente 189 libras egipcias al mes no puedes pedirle que vuelva al trabajo y le diga a sus hijos hambrientos que todo se va a solucionar cuando tengamos un gobierno civil dentro de un tiempo.

Así que ésta es la segunda fase de la revolución, la del cambio socio-económico. Lo que necesitamos ahora es llevar Tahrir a las fábricas, las universidades, los centros de trabajo. En cada una de las instituciones de este país hay un mini-Mubarak que tiene que ser expulsado. En cada institución hay figuras del cuerpo de seguridad del anterior estado que deben ser expulsadas. Esa gente son los contra-revolucionarios. Quizas la contra-revolución no está bien organizada con una estructura específica, pero es lógico que todos los que disfrutaban de privilegios con el viejo régimen tratarán de defender esos privilegios, y gran parte del malestar que se vive en Egipto es debido a eso.

Existe un enorme rechazo entre la clase trabajadora egipcia contra las politicas neoliberales que la ha empobrecido durante los últimos 20 años, y la lucha por el cambio será dramática. No hay duda en que los poderes occidentales y los monarcas árabes, que están muy preocupados por lo que está sucediendo en Egipto, estarán aún más consternados conforme avance esta lucha. Pero por mucha presión que ejerzan sobre la Junta Militar, la presión en las calles puede ser más fuerte. El pueblo Egipcio vigila su propia revolución.

Hossam el-Hamalawy es miembro de la organización hermana de En lucha / En lluita en Egipto (www.e-socialists.net), periodista y bloguero de 3arabawy.

Extraído de The Guardian

Traducido por Dani Bravo

http://enlucha.org/site/?q=node/16072