La Ocupación israelí cerró todos los accesos a la ciudad vieja de Jerusalén, impidiendo la entrada a todos los menos de 45 años. Esto marcó la llegada de retroexcavadoras que se encuentran removiendo las ruinas de los palacios mamelucos y demoliendo un lugar musulmán histórico en Bab Al Maghrebi, entrada que conecta dos de los […]
La Ocupación israelí cerró todos los accesos a la ciudad vieja de Jerusalén, impidiendo la entrada a todos los menos de 45 años. Esto marcó la llegada de retroexcavadoras que se encuentran removiendo las ruinas de los palacios mamelucos y demoliendo un lugar musulmán histórico en Bab Al Maghrebi, entrada que conecta dos de los tres lugares más sagrados para los musulmanes, el Domo de la Roca y la mezquita de Al Aqsa, la que es llamada entre todos los árabes «Heat al Buraq», y que en la actualidad se conoce como el Muro de los Lamentos. Estos lugares no son sólo de gran importancia histórica para los musulmanes, sino que para toda la humanidad.
Personas provenientes de todas partes de Palestina se reunieron en la mezquita de Al Aqsa con la intención de impedir las demoliciones. De acuerdo a los participantes, las fuerzas de la ocupación comenzaron a las 7:30 de la mañana. La preparación de las demoliciones comenzó luego de que la corte israelí aprobara el ensanchamiento del camino que conduce a al-Haram ash-Sharif.
Las ruinas que se encuentran bajo la entrada de Maghrebi, y que serán removidas, forman parte del muro que rodea al-Haram ash-Sharif, y son las únicas que se conservan del período mameluco. Esta zona está ubicada en un barrio marroquí, que fue renombrado luego de la guerra de 1967 como «El barrio judío». Removiendo aquellas ruinas no sólo de destruye un patrimonio cultural único sino que permitirá la apertura de un túnel que dará acceso a las áreas bajo la mezquita de Al Aqsa. Estos trabajos son parte del continuo intento por parte de las autoridades de la Ocupación por destruir los fundamentos de la mezquita.
La Ocupación ha impuesto una clausura total de la ciudad vieja de Jerusalén; la policía y las fuerzas especiales han instalado puestos de control para impedir que particulares y medios de comunicación puedan acceder al lugar. Numerosos palestinos y autoridades musulmanas han condenado esta nueva destrucción por parte de la Ocupación del patrimonio cultural y religioso palestino. Esta acción es un claro intento de provocación e insulto del pueblo en Palestina como en todo el mundo árabe y musulmán. Además es parte del plan sionista de «judaizar» Jerusalén.
Debido a la copiosa lluvia, los trabajos han sido temporalmente suspendidos, pero siguen siendo inminentes.
Al mismo tiempo, la Ocupación prepara la construcción de una sinagoga en la Ciudad Vieja, ubicada en medio del histórico barrio palestino de Ras al-Amoud. La intención es poder extender un asentamiento que ya se encuentra construido en tierra palestina de la zona.
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