Bashar al-Assad explicó ayer en un discurso en la Universidad de Damasco que «se ha producido un giro en la crisis a nivel militar por los logros continuos que están consiguiendo las Fuerzas Armadas en la guerra contra el terrorismo», del que acusa a los grupos opositores armados. Además, según recogió la agencia de noticias […]
Bashar al-Assad explicó ayer en un discurso en la Universidad de Damasco que «se ha producido un giro en la crisis a nivel militar por los logros continuos que están consiguiendo las Fuerzas Armadas en la guerra contra el terrorismo», del que acusa a los grupos opositores armados.
Además, según recogió la agencia de noticias Sana, destacó que también se ha registrado un cambio social, ya que «ha aumentado la conciencia popular sobre lo de que de verdad está sucediendo en el país».
«El Estado pretende recuperar la seguridad y la estabilidad en las principales zonas que fueron golpeadas por los terroristas para dedicarse luego a la persecución de los focos y células dormidas» de esos grupos, añadió.
El presidente sirio consideró que existe un «intento de controlar las decisiones independientes de Siria y debilitarla para cambiar su política, que responde a los intereses del pueblo sirio y no sigue los intereses de Estados Unidos y Occidente en la región». Argumentó que los ataques contra Siria se deben a «su posición geopolítica, su papel histórico fun- damental en la región y su gran influencia en el mundo árabe».
En su alocución ante profesores y estudiantes de la Facultad de Ciencias Políticas, Al-Assad se refirió a los «ataques coloniales peligrosos» que representa la «guerra ideológica» que considera que Occidente lleva a cabo para controlar los países árabes.
En su opinión, en esos países rige una mezcla de «panarabismo e islam», un concepto que Al-Assad consideró «uno de los pilares importantes para recuperar la seguridad y la estabilidad ideológica y social de la sociedad».
Ante esa situación, pidió a los intelectuales y académicos que actúen para evitar que se «vacíen de contenido las ideologías y haya una pérdida de identidad y una desviación de las causas fundamentales» que defiende Siria.
A pesar del sangriento conflicto que asola Siria desde hace tres años, parece que los comicios se celebrarán este año, ya que el mandato de Al-Assad expira el 17 de julio y, según la Carta Magna, debería haber elecciones entre 60 y 90 días después.
El enviado de la ONU y la Liga Árabe para Siria, Lajdar Brahimi, advirtió recientemente contra la posible convocatoria de presidenciales en este país, que, a su juicio, pondría fin al incipiente proceso de diálogo entre el Gobierno y la oposición.
El presidente sirio, en el cargo desde 2000, ya ha asegurado que no ve impedimentos para presentarse a la reelección, mientras sus tropas siguen avanzando sobre el terreno tras recuperar en los últimos meses zonas estratégicas de los alrededores de Damasco y cerca de la frontera con Líbano.