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Entrevista al escritor Mauricio Pabón

«Al escritor le corresponde ponerse al lado del débil»

Fuentes: www.investigaction.net/es

Desde que se exiliara de su país hace ya diez años, el escritor colombiano Mauricio Pabón Lozano ha trabajado en la formación de niños escritores y en el programa educativo Ribas del Ministerio del Poder Popular para la Cultura de Venezuela. Tras haber publicado dos libros, actualmente Pabón está ocupado en la fase de investigación […]


Desde que se exiliara de su país hace ya diez años, el escritor colombiano Mauricio Pabón Lozano ha trabajado en la formación de niños escritores y en el programa educativo Ribas del Ministerio del Poder Popular para la Cultura de Venezuela. Tras haber publicado dos libros, actualmente Pabón está ocupado en la fase de investigación de una nueva obra. No sabíamos dónde se encontraba Mauricio Pabón Lozano, pensábamos que estaba en Venezuela, Brasil o Haití; países que visita con frecuencia. Queríamos que nos hablase de su novela recién publicada «El Coronel está libre». También que nos diese sus opiniones sobre el Acuerdo de la Habana entre el Gobierno de Colombia y las Farc-EP, desde el contexto de un joven escritor colombiano en el exilio. Tuvimos el privilegio de que nos concediera esta entrevista en exclusiva para el Journal de Notre Amérique desde Puerto Príncipe, Haití.

-Sr. Pabón, usted se encuentra actualmente en Haití. Cuéntenos, ¿qué actividades viene desarrollando en el País Caribeño?

-Le quiero hacer una confesión; mi primer contacto con Haití, lo tuve en el plano de la imaginación. En el año 2014, el Ministerio del Poder Popular para la Cultura de la República Bolivariana de Venezuela, publicó una colección de cuentos firmados por mi : Claveles para un entierro cualquiera. El cuento número uno de esta colección, que por cierto se llama Haití, cuenta la historia de un periodista que había abandonado su carrera de medicina para embarcarse en el autobús del periodismo; con una intención nítida de llegar a ser un literato.

Sin embargo, cuando llega a Puerto Príncipe, sufre una crisis existencialista por lo que encontró en el país; desavastado por un terremoto, y con un enorme desorden administrativo. Ese cuento se publicó en el 2014, pero había llegado al terreno confuso de la imaginación, por el año 2010.

-Su obra de ficción se apoya sólidamente en un trabajo de terreno…

-Desde luego. Para escribirlo, me había apoyado en reportajes que se hicieron en la realidad; y de fotografías de varios reporteros internacionales. Cuando usted trabaja con la imaginación, corre el riesgo de hacer el ridículo. Lo cierto es – y tal vez pequé por vanidad-, que todo lo narrado tiene una similitud bastante peligrosa con lo que vi en mi visita al país desde agosto de 2016.

-¿Qué fue lo que vio y que le marcó tanto?

-Un pueblo con una deslumbrante capacidad creativa y un empeño inhumano por salir adelante. Gente bastante trabajadora con un sentido de la solidaridad desarrollado hasta los límites más insospechados y con una espiritualidad en la mayoría de sus actos. Es un pueblo educado en la religión Vudú. Es un lugar con una fantasía donde cualquier pintor, escritor, o fotógrafo, puede encontrar material para cincuenta exposiciones, en el caso del pintor; una novela larga, en el caso del escritor; y mil fotografías en el caso del fotógrafo.

-¿Qué pueden encontrar los lectores en «El Coronel está libre» y en qué circunstancia empieza a elaborar esta obra?

-Esta novela narra la vida de un niño que está perdido en la serranía del Perijá, en el norte de Colombia, donde tuvo lugar mi nacimiento, es decir, en el municipio Agustín Codazzi. Este niño, protagonista de la novela, está obsesionado con la figura histórica del Coronel Agustín Codazzi, cartografo y militar, que murió en este municipio el 7 de febrero de 1859.

El niño quiere encontrar los restos de este Coronel y dos baúles de los que tiene noticia. Es informado por su abuelo materno que el sacerdote del municipio tiene noticias de los restos del Coronel y sus últimas pertenencias. El niño va a buscar al sacerdote, pero éste configura acceso carnal violento con el menor. El niño, para vengarse, configura homicidio con el sacerdote.

-Una violencia que parece también muy simbólica…

-Es una modesta metáfora de un mundo sometido a secretas órdenes mezquinas; y donde los intereses de todo tipo rigen los destinos del hombre. Por otra parte, cuando el niño desaparece, el Instituto Nacional de Protección a la Infancia elabora un plan para buscar al menor. Todos quieren saber dónde está el niño, puesto que la radio no habla de otra cosa.

-Y entonces su ficción se conjugó con la realidad de Haití…

-Si, porque encontrándome en Haití, un niño desapareció. Y todo el país lo estaba buscando, o por lo menos había algo bastante extraño con el caso. Finalmente la policía dio con él y lo condujo a una organización de Derechos Humanos; el niño hablaba bien español y se pensó que era nacido en la República Dominicana, de padres haitianos. La televisión realizó un reportaje y el niño cobró más atracción del público. Tuve ocasión de hablar con él. Y cuando lo escuchaba creí escuchar al niño de la novela.

-¿Cuál es la problemática del exilio político colombiano en los países centroamericanos? El aporte de los escritores latinoamericanos del exilio ha sido fundamental para comprender la historia reciente…

-Este es un problema de mucha importancia. Sabe, el problema de la clase dirigente colombiana no es quedarse con el poder de manera mezquina; ni comprar coches y casas de lujo con dinero público; ni autoprestarse créditos educativos cuando esos créditos están destinados para jóvenes con talento, pero sin dinero.

En síntesis, mantenerse en el poder a toda costa y ejercerlo para un sólo sector; y destinar las responsabilidades que producen dinero a los que han vivido en la inopia. Y, mantener el poder sin importar el precio para ello. El problema mayor de la clase política colombiana es desterrar, por una parte, y asesinar a los que piensan de otra forma.

El problema migratorio de Centroamérica se suscribe a este asunto. Le corresponde al escritor, como le corresponde con otros problemas nacionales, hacer una defensa de lo honesto, hacer una defensa de lo justo, y ponerse en la medida de sus posibilidades, al lado del débil.

 

-¿Ve posible que emerja un nuevo paradigma en la literatura del Caribe colombiano?

-Para poder entender a los escritores de la Región Caribe, primero hace falta integrarlos a otras regiones del país; para poder tener una mejor perspectiva del panorama, buscando llegar al concepto de Literatura Nacional y a la tradición literaria del país. Ya en el siglo XVI, XVIII, era posible vislumbrar la tradición literaria en el país. Pero el concepto de Literatura Nacional encuentra su propio vestido en el siglo XIX. Durante este siglo, quedaba de relieve el vínculo secreto entre literatura y política.

El concepto de Literatura Nacional, surge del concepto de fundar la Nación. Entonces tenemos; la literatura primigenia, rica en leyendas amazónicas, dotada de una fantasía selvática. Luego viene la literatura durante el período colonial, donde destaca Doña Francisca Josefa del Castillo. Le sigue la literatura en la Independencia; donde destaca Antonio Nariño, encargado de traducir los Derechos del Hombre.

-¿Y qué papel tiene la academia en la definición de una literatura nacional?

-Hay en todo esto otro aspecto de carácter perverso, y es la llamada crítica en Colombia. Son acartonados señores de Universidades ricas; que se dicen autorizados para decir quién es escritor y quién no lo es. Estos caballeros son los herederos del desfalco cultural que ha vivido el país en dos siglos. Por otra parte, le quieren cobrar impuestos al lector; imponiendo alcabalas, colocándose en un lugar que no les corresponde, para decirle al lector qué deben y qué no deben leer. Es de conocimiento público que a ellos nadie los llamó, y que son chanchulleros de oficio.

-¿Cómo enmarcaría la producción literaria de Venezuela frente al modelo neo liberal y cultural de los países que no se encuentran en la linea del ALBA?

-Venezuela realizó la distribución gratuita de un millón de ejemplares del Quijote con prólogo estupendo del profesor José Saramago. Pero Venezuela no sólo entrega cultura; ha entregado más de un millón y medio de viviendas confortables de manera gratuita; llego a pensar que no hay una revolución en este mundo que haya realizado esto. Tiene problemas Venezuela? Tiene problemas la revolución Bolivariana? Los tiene, pero usted no puede capturar la felicidad sin pasar por un camino de espinas.

-¿Cuál es su opinión del Acuerdo de paz de La Habana; entre el Gobierno colombiano y las Farc-EP, la fase pública de la mesa de Conversación con el ELN?

-Si hay un mérito en el Dr.Timoleón Jiménez, y el actual presidente de la República de Colombia, es que encontraron el camino de entendimiento que no se pudo encontrar en procesos pasados, y llegaron a buen puerto. Como era apenas natural salieron los que no habían podido hacerlo a decir que lo pactado estaba mal hecho. Podemos estar de acuerdo o en desacuerdo, pero que el país entre en un proceso de reconciliación nacional, es plausible por muchos aspectos.

Uno de ellos es la posibilidad de regresar a casa de varios millones de colombianos que nunca debieron salir de su tierra; porque el carácter psicológico del que sale del país, amenazado, o por hambre física, es que el tiempo en el extranjero nadie se lo devuelve. Este clima de reconciliación nacional, al parecer lo ha entendido muy bien el ELN. Sus dirigentes, curtidos por el peso de la guerra, saben que negociar con un enemigo bonachón, es mejor negocio que hacerlo con un pistolero sin ningún tipo escrúpulos.

-¿Qué propuestas considera que puede hacer un escritor a la Implementación de los Acuerdos?

-Antes de responder quisiera hacer otra confesión. Tiene relación al término escritor, que usted utiliza. Yo nunca pensé ser escritor, y con esto no quiero imitar al cantante cubano Bola de Nieve; y si lo imitara, no está mal; puesto que no está mal imitar lo bueno. Yo nunca pensé ser escritor, es más, no me considero escritor. Cuando yo tenía catorce años, en Codazzi (Cesar), en el norte de Colombia, un día la profesora dijo; escriban un cuento. Allí empezó todo. Cuando vi la página en blanco, y empecé a colocar las palabras me sentí bastante feliz, pero yo no sabía que ello era un trabajo, hasta mucho tiempo después, cuando comprendí que el trabajo de un escritor no era muy agradable.

-¿Qué opinión le merece el contexto actual en Colombia?

-La República de Colombia en este momento tiene 4 millones 500 mil desplazados dentro de sus propias fronteras; y varios millones en el extranjero, nada más en Venezuela tiene registrados 4 millones 600 mil colombianos, entre perseguidos políticos y migrantes económicos. Su población infantil tiene graves problemas de desnutrición;en Departamentos como la Guajira, mueren de manera concreta de hambre. Tiene una de las tasas más altas de asesinatos de profesionales de la comunicación y defensores de los Humanos Derechos. La clase dirigente nacional está corrupta; los delfines de esta clase han heredado las prácticas de sus padres.

El sistema de higiene y salud pública tiene muchos problemas; el que esté enfermo debe tener mucho dinero para ser atendido. Nuestra política exterior no es diseñada en casa; y tenemos un problema importante de analfabetismo. Las investigaciones no reciben mucho del Ejecutivo, y la producción cultural tiene serias dificultades, casi no producimos películas, en un país de casi 60 millones de ciudadanos. Los vendedores ambulantes ya no saben qué vender; porque la policía los persigue por el llamado «ocupación del espacio público». Los perros en las calles están flacos – y no es un chiste-, porque no existen políticas coherentes en este sentido.

-Podria parecer un contrasentido, al contar su país con tan importantes recursos…

-Si, ya que la República de Colombia tiene acceso a dos océanos. Tiene riqueza en agua dulce, tiene la mina de carbón más grande de la tierra; tiene yacimientos de petróleo, minas de oro y esmeraldas, pájaros bellos; delfines rosados, selva en estado virginal, café delicioso, tiene montañas, nevados, Caribe, llano, praderas con caballos silvestres, un millón de kilómetros cuadrados para salir de paseo, acordeón, Cumbia, Bambuco, es la puerta a Suramérica; con una posición estratégica en el mapa, y con gente trabajadora y entusiasta que ha aprendido a sonreír a pesar del dolor, ¿qué hacer con todo esto?

En este nuevo siglo Colombia está llamada a cumplir su papel en el escenario nacional y en el escenario internacional; y en mi humilde opinión, su papel no es el de ser una esclava.

***

Mauricio Pabón Lozano nace el 30 de julio de 1979 en Agustín Codazzi, municipio del Cesar (Colombia), donde permanece sus primeros años. Posteriormente viaja a Venezuela e inicia su carrera en la Escuela Latinoamericana de Medicina. Acto seguido, suspende sus estudios de medicina para ir a Brasil y a la República Cooperativa de Guyana, donde vive un par de años en los que cultiva su escritura. Trabajó de coproductor en la cadena radial YVKE mundial de Caracas, y como conductor del programa Colombia; un tema tres personajes, en la Radio del Sur. Es licenciado en Estudios Jurídicos de la Universidad Bolivariana de Venezuela. En febrero del año 2014 es publicado el libro de cuentos, Claveles para un entierro cualquiera; bajo el sello editorial El Perro y la Rana, texto bien recibido por el público y la crítica. El 7 de julio de 2016 aparece su primera novela titulada, El Coronel está libre. En la actualidad reside en Puerto Príncipe, Haití. Pueden seguirle en twitter en : @pabonlozano

Fuente original: http://www.investigaction.net/es/mauricio-pabon-al-escritor-le-corresponde-ponerse-al-lado-del-debil/