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Alepo: La angustia como arma de guerra

Fuentes: Al Akhbar English

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.

Desde la ofensiva rebelde en el verano de 2012, Alepo ha quedado dividida entre el sector legal al régimen, en el oeste, y el territorio rebelde al este.(Foto AFP – Karam al-Masri) 

La capital del norte de Siria continúa pagando un precio muy duro por el conflicto. La ciudad, que se incorporó tardíamente a la guerra civil, está hoy en día abierta a todas las posibilidades. La desesperanza ha prendido hondo en el corazón de sus habitantes, a la vez que aumentan los temores ante la posible invasión del Estado Islámico para Iraq y Siria (EIIS) en medio de las advertencias contra las intenciones de algunos de explotar la sombría situación para fomentar sentimientos separatistas.

Mientras que el sentimiento dominante durante el primer año fue la esperanza y la paciencia el segundo, la desesperación parece ser el rasgo más destacado en el tercer año de conflicto en la ciudad. Los habitantes de Alepo, que a través de su larga historia fueron siempre capaces de renacer rápidamente de sus cenizas tras cualquier tipo de desastre, ya no se atreven a apostar por que su tragedia actual llegue a término en un plazo cercano.

Entramos en la ciudad tras un largo viaje. Y lo que encontramos fueron escenas de devastación masiva, en nada diferentes de lo que puede verse en todas las ciudades sirias atrapadas en la encrucijada de la guerra. Las ruinas de los edificios en el distrito de Saladino, que da a la autovía de Hamdaniya, no son sino un pequeño ejemplo de la destrucción que ha arrasado los distritos orientales de la ciudad, actualmente bajo control de los insurgentes.

La ropa que cuelga de los balcones de algunos de los edificios menos dañados no es necesariamente un signo de la resiliencia de la población; más bien indica que los ocupantes de esos hogares no disponen de la opción de vivir con dignidad en algún otro lugar, y por eso tuvieron que decidir quedarse o volver, sin que pueda disuadirles la ausencia de servicios básicos como agua y electricidad, bienes ambos que se han convertido en un lujo incluso para los vecinos de los distritos occidentales, que no han sufrido el mismo tipo de devastación. Fue en esos distritos donde iniciamos nuestro primer día en Alepo.

Perpetuando el desastre

La crisis que abruma los servicios de la ciudad no es algo que pueda ya considerarse pasajero. En vez de tratar de encontrar soluciones eficaces, el gobierno sirio ha optado por todo aquello que sirva para perpetuar el problema.

La escasez de agua potable es un tema recurrente y la inadecuada solución que encontraron fue cavar pozos. Y en vez de buscar remedios drásticos para los cortes de electricidad, el gobierno permitió que los propietarios privados de generadores vendieran electricidad por las calles y barriadas de Alepo a un precio de 500-1000 libras sirias (3-6 $) por amperio y semana.

El período diario de suministro eléctrico empieza a las seis de la tarde y termina a medianoche. El gobierno, representado por el gobernador y el concejo municipal, cree que suministrar combustible a los propietarios de los generadores a precios oficiales es hacer un «servicio» a los ciudadanos, que casi se han olvidado ya de la época en la que el gobierno proveía la electricidad, pero Ahmad, farmacéutico, se ríe de esto. Hablando para Al-Akhbar, dijo, «Incluso en una cuestión como esta se dedican a fastidiarnos en vez de ayudarnos. Antes de esta situación, los propietarios de los generadores compraban diesel en el mercado negro a más de 150 libras sirias (90 céntimos de dólar) el litro. Cuando el gobierno les proporcionó combustible al precio oficial de 60 libras (36 céntimos), no se les ocurrió en absoluto reducir sus tarifas. En la actualidad, que los precios oficiales del combustible han subido a 80 libras sirias (48 céntimos), los propietarios de los generadores han aumentado sus tarifas a 100-200 libras sirias (60 céntimos-1,2 $) por amperio y han reducido el suministro diario en una o dos horas».

Mercados abarrotados con pobres ventas

Desde que la guerra lo puso todo patas arriba, los mercados tradicionales perdieron su importancia económica. Estos mercados se ubicaban en el centro de la ciudad, ahora convertido en zona de batalla, incluidos los distritos de Bab Yenin, Bab al-Farj, Asisia y al-Talal. Los zocos de la ciudad vieja se han extinguido al hallarse en el corazón de la lucha, con ambos bandos turnándose en su control, por lo que han ardido grandes zonas de los mismos. Igual ha sucedido con los principales centros comerciales de las afueras de la ciudad.

Sin embargo, el pueblo de Alepo, que es célebre por su capacidad para crear nuevas alternativas en lo que se refiere a los negocios y al comercio, estableció nuevos mercados en los distritos occidentales a base de puestos callejeros donde se vende casi todo lo que uno sea capaz de imaginar, alimentos, electrodomésticos, ropas, muebles, teléfonos móviles e incluso portátiles y tabletas. Pero aunque esos mercados están abarrotados de productos, parece que las ventas están en su peor momento, según la mayoría de los vendedores de la calle Adhamiya.

Abdel-Qader tiene un puesto ambulante grande. Era el propietario de una gran fábrica que producía sábanas y toallas y productos textiles. «Empecé aquí cuando pude salvar los artículos que tenía en dos de mis almacenes. Pensé que la situación iba a ser temporal pero comprendí que íbamos a continuar así hasta que la muerte nos sorprenda en cualquier momento», dijo. Pero Abdel-Qader no cree que esté siendo pesimista. Sonríe y dice: «Esto no tiene que ver con el pesimismo. Mire a nuestro alrededor, ¿puede ser aún peor? Llámelo realismo. Apenas pasa un día sin que sepamos que algún conocido ha sido asesinado, si no es por una bomba, un proyectil o la bala de un francotirador, es por un repentino derrame cerebral. La angustia es también un arma de guerra».

Esperando al EIIS o a Erdogan

Con el inicio de la batalla en Ain al-Arab/Kobani, en la campiña situada al norte de Alepo, las calles de esta ciudad viven una abrumadora expectación. Muchos creen que si el EIIS consigue resolver la batalla a su favor, Alepo será el siguiente lugar en el que aparezcan. «Si el EIIS invade la ciudad, vamos a tener que pasar por un nuevo capítulo de muerte. Sus extremistas consideran que la gente de los distritos occidentales son apóstatas y leales al régimen, al igual que todos los demás grupos armados», dice Mohamed, un barbero de alrededor de cincuenta años. Pero, ¿van a poder hacerse fácilmente con el control de la ciudad? El hombre contesta: «¿Y qué sabemos ya? Han sido capaces de controlar la mayor parte de las zonas que han atacado. Por otra parte, si llegan aquí, la fuerza aérea estadounidense vendrá tras ellos, y eso es incluso peor que el EIIS».

En este momento, Nader, un cliente de la barbería, tiene algo que objetar. Y dice: «La situación en Alepo es diferente. El ejército está aquí y protegerá la ciudad. Puede hacerlo». Pero Mohamed replica: «Puede ser, pero los poderes fácticos no quieren que esto ocurra. Si quisieran, el ejército podía haber recuperado toda la ciudad hace tiempo. Creo que se han olvidado de que Alepo existe en el mapa».

Es interesante que ese día escucháramos parecidos puntos de vista en múltiples ocasiones. Alaa, estudiante de la Facultad de Literatura, cree que todo esto es parte de una guerra psicológica. Su colega, Suha, se muestra de acuerdo con él y añade: «Últimamente se escuchan muchas voces diciendo que no puede haber salvación para Alepo como no sea con la intervención de Erdogan [el presidente de Turquía]». La joven explica: «La gente que difunde este punto de vista pretende plantar las semillas de la idea de la separación de la ciudad del gobierno sirio. Lamentablemente, la desesperación proporciona un campo abonado para esas semillas».

Fuente: http://english.al-akhbar.com/content/aleppo-duress-weapon-war