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Algo más que una rama de olivo

Fuentes: Al Ahram Weekly

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

La Organización para la Liberación de Palestina (OLP) ha expresado su disposición a ofrecer a Israel importantes concesiones a cambio del establecimiento de un estado palestino viable en la totalidad o en gran parte de Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén Oriental. Algunas de las concesiones ofrecidas constituyen un claro abandono de las constantes nacionales y de otras antiguas posiciones palestinas.

A principios de semana, el Secretario de la OLP, Yaser Abed Rabbo, declaró en una entrevista que su organización estaría dispuesta a reconocer a Israel como Estado judío si Israel acepta dar a los palestinos un estado basado en las fronteras de 1967. «Estaríamos dispuestos a reconocer a Israel como quieran los israelíes, hasta como estado chino», dijo Abed Rabbo.

Esos comentarios indignaron a la mayoría de los palestinos, incluidos muchos dirigentes de Fatah, que instaron al líder de la AP Mahmud Abbas a cesar a Abed Rabbo. Los dirigentes de la comunidad árabe en Israel fueron quienes más se molestaron por las declaraciones de Rabbo, y uno de ellos, Mohamed Barakeh, instó también a Abbas a que le cesara. «No tiene derecho a interferir en el destino de los ciudadanos árabes de Israel. No les representa; no es asunto que le incumba».

Israel no ha aclarado de forma explícita qué significa «reconocer al estado de Israel como estado judío». Sin embargo, son muchos los que piensan que Israel alberga funestos designios contra su amplia minoría palestina, que constituye casi la cuarta parte de la población total de Israel, como deportar a la mayoría o a todos ellos a un eventual y deforme estado palestino establecido en ciertas partes de Cisjordania.

Este es el peor escenario posible para los casi dos millones de palestinos que viven aún en su patria ancestral y quienes, mucho mejor que nadie, comprenden las implicaciones de la «judeidad de Israel». Lógicamente indignados por los comentarios de Rabbo, varios dirigentes que forman parte de la Knesset en representación de la comunidad árabe en Israel corrieron a Ramala para reunirse con Abbas y trasladarle la indignación de su comunidad.

Uno de los dirigentes se dirigió a Abbas diciéndole: «Sr. Presidente, ¿es que el Sr. Rabbo no comprende que la mayoría de los israelíes interpretan sus comentarios como el consentimiento palestino a la futura deportación de nuestro pueblo desde su patria a otros lugares? Si lo comprende, es que es un desastre; si no lo comprende, es un desastre aún mayor.

Tras la reunión, Abbas dijo a los periodistas que él no iba a reconocer nunca a Israel como estado judío, «porque eso no es asunto nuestro». «Además, ¿por qué Israel no le pide a Egipto y a Jordania que le reconozcan como estado judío?»

No está claro si las declaraciones de Abed Rabbo fueron un desliz suyo o se había coordinado previamente con Abbas, como sospechan muchos palestinos.

Mientras tanto, el lunes 18 de octubre por la tarde estalló otro bombazo político cuando Abbas dijo durante una entrevista con la televisión israelí que la OLP estaría dispuesta a renunciar a todos los «derechos históricos» a cambio del establecimiento de un estado palestino en los territorios ocupados en 1967.

Abbas no aclaró qué es lo que él entiende por «derechos históricos», pero muchos palestinos -probablemente la mayoría- pensaron que estaba aludiendo al derecho al retorno de los refugiados palestinos expulsados de sus hogares cuando se creó Israel en 1948.

Ghasan Al-Jatib, director de la Oficina de Información de la Autoridad Palestina (AP), negó que Abbas hubiera estado pensando en renunciar al derecho al retorno. «El derecho al retorno es uno de los elementos en los que se basa todo el proceso de paz. En mi opinión, Abbas se estaba refiriendo a otros derechos históricos, como la propiedad palestina de la tierra en la que ahora se levanta Israel».

Sin embargo, Hamas no acepta esa explicación ni otras parecidas y ha acusado al liderazgo palestino en Ramala de «dar concesiones gratuitas a Israel y de no recibir nada a cambio».

«Verdaderamente, ya no me sorprende nada de lo que haga o diga esa entidad que se denomina Autoridad Palestina. Están renunciando a nuestros derechos a cambio de más y más ilusiones». Hoy abandonan el derecho al retorno, mañana se olvidarán de Jerusalén y Dios sabe cuándo va a parar esta rueda de concesiones», dijo Nayef Rayub, uno de los líderes islámicos más populares en Cisjordania.

«Puedo decirle que la AP se ha convertido ya en parte integral del sistema de seguridad israelí», añadió. Rayub, el dirigente que más votos consiguió en las elecciones de 2006, fue recientemente liberado de las cárceles israelíes tras haber pasado más de cuatro años como prisionero político por su afiliación al ala política de Hamas.

Mientras tanto, la AP, que parece incapaz de actuar conjuntamente, está planeando pedirle a la Asamblea General de las Naciones Unidas que declare ilegales y contrarias al derecho internacional las colonias israelíes en los territorios ocupados, incluida Jerusalén Oriental.

La iniciativa, que está coordinada con los estados árabes, sustituiría a una anterior idea que intentaba que el Consejo de Seguridad reconociera un estado palestino en los territorios ocupados en 1967. Existe la extendida opinión de que el grupo árabe en las Naciones Unidas decidió abandonar tal idea después de que EEUU dejara claro que vetaría cualquier resolución en tal sentido en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Sin embargo, una resolución de las Naciones Unidas contra los asentamientos no tendría el suficiente impacto como para conseguir que Israel revertiera su actual política, especialmente teniendo en cuenta el irrestricto apoyo estadounidense. Además, cualquier nueva resolución contra los asentamientos israelíes en los territorios ocupados no supondría más que una más de tantas resoluciones que forman la ya larga lista que Israel y Estados Unidos han ignorado siempre, haciendo caso omiso de todas ellas y del derecho internacional.

En su intento de frustrar todos los esfuerzos de la AP en las Naciones Unidas, Israel ha dado ciertas señales de que podría avenirse a una congelación, breve y parcial, de los asentamientos para «dar una oportunidad a la paz». Los medios israelíes citaron al nuevo embajador de Israel ante las Naciones Unidas, Meron Reuven, diciendo que: «el gobierno [israelí] está considerando distintas posibilidades y vías para ver por donde abordar el proceso de paz y cómo seguir adelante».

Reuven declinó decir cuándo o bajo qué circunstancias Israel podría ampliar la congelación de asentamientos, diciendo que la decisión tenía que tomarla el gobierno israelí.

El funcionario de Fatah Ahmed Qurei rechazó «todos esos esfuerzos y negociaciones» por no constituir más que «una reproducción de las mismas ilusiones, trucos, maniobras de engaño y fracasos que tan acostumbrados estamos ya a ver». Cuando habló en El Cairo a principios de semana, Qurei dijo que una alternativa a las inútiles conversaciones era declarar unilateralmente la estatalidad y solicitar después que se ponga al estado palestino bajo protección internacional.

Sin embargo, Qurei señaló que había que superar las diferencias interpalestinas, a pesar de los «contraproducentes esfuerzos» de ciertas partes regionales, antes de cualquier posible movimiento. «Esta es la coyuntura más grave en la historia del pueblo palestino, y si no actuamos conjuntamente como árabes y palestinos, sobrevendrá un desastre cuyas ramificaciones afectarían a toda la región».

Fuente:

http://weekly.ahram.org.eg/2010/1020/re6.htm