Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
Adli (derecha) y Mansour (izquierda) en la cima de la colina al-Muntar, el punto más alto en la Franja de Gaza, cerca del lugar donde Mansour resultó herido en un ataque israelí.
Cuando Adli Ibeid fue a coger su coche reparado en una tienda en Shujaiya, un barrio cerca de la ciudad de Gaza, en febrero de 2010, no tenía idea de que iba a hacer un nuevo amigo cuya vida llegaría a estar profundamente entrelazada con la suya.
«He oído de un electricista de coches experto en la vecindad. Fui allí para reparar mi coche y me encontré con Mansour por primera vez», dijo Adli.
Mansour al-Qırım, el electricista, «era un joven con mucha energía, educado, con una gran sonrisa. Crecimos cerca el uno al otro hasta que nos hicimos buenos amigos».
Llegaron a depender uno de otro, ya que cada uno de ellos sería gravemente herido en ataques israelíes separados al año siguiente.
Mansour y Adli compran juntos un par de zapatos, Adli lleva el zapato derecho y Mansour el izquierdo.
«No teníamos más remedio que creer que juntos podríamos enfrentarnos a nuestro nuevo destino», dijo Adli, ahora de 25 años
Adli fue el primero de los dos en ser herido.
«Yo estaba caminando cerca de un grupo de niños que jugaban al fútbol en la calle Al-Mansoura en marzo de 2011. De repente, ellos fueron el blanco de un ataque aéreo israelí,» dijo Adli. «Traté de ayudarles, pero otro misil golpeó la zona y me dejó con heridas graves».
Adli fue herido durante una semana de extensos ataques aéreos y bombardeos israelíes, junto con el aumento de los ataques con cohetes desde Gaza. Catorce palestinos, entre ellos seis civiles, murieron y 52 más -la gran mayoría de ellos civiles, entre ellos 19 niños- fueron heridos.
Adli perdió el conocimiento en su camino hacia el hospital y los médicos de emergencia pensaron que había muerto. Fue llevado a la morgue y dejado allí hasta que su padre llegó a identificar a su hijo.
El padre de Adli escuchó la respiración de su hijo.
«Yo sentía todo, pero no podía hacer nada, hasta que oí los gritos de mi padre», recuerda Adli.
«A pesar de nuestra incapacidad, nos aseguramos de ir al gimnasio para mantener nuestra salud», dijo Adli.
Después de pasar tres días en la unidad de cuidados intensivos del hospital Al-Shifa de Gaza, Adli recuperó la conciencia para descubrir que había perdido su pierna izquierda.
«Al principio, estuve conmocionado, pero con el tiempo, acepté la realidad y miré hacia el futuro», dijo.
Adli finalmente viajó a Egipto para la cirugía que mejoró su condición. Cuando regresó a Gaza, su amigo Mansour le estaba esperando.
Mansour visitó a Adli con regularidad y le animó a tener fe y paciencia. «Fue muy difícil ver a mi amigo en una situación de este tipo», dijo Mansour. «Yo no sabía que pronto iba a tener la misma suerte».
Mansour tendría que recibir el mismo consejo que le había dado a su amigo.
«En el año 2011, me estaba moviendo firmemente hacia la vida con la que solía soñar. Tenía mi propio taller después de dominar el oficio de electricista de autos», dijo Mansour, ahora de 23 años. «Yo era un joven de 18 años, ambicioso y exitoso».
Todo esto se revirtió en agosto de ese año.
«Yo estaba pasando por las casas de algunos de mis vecinos, cerca de la colina de al-Muntar, cuando fuimos directamente atacados» en un ataque aéreo israelí, Mansour recordó. «Me quedé en coma durante 10 días y cuando salí, me di cuenta de lo que había sucedido a mi pierna, además de perder dos de mis dedos».
Mansour resultó herido cuando Israel llevó a cabo unos 30 ataques aéreos del 19 al 21 de agosto, matando a siete palestinos e hiriendo a 30 más. El fuego palestino desde Gaza mató a un civil israelí e hirió a otros seis. Un niño palestino también murió y otros seis heridos, cuando un cohete disparado desde Gaza cayó debajo de su objetivo.
Después de meses de tratamiento, Mansour fue dado de alta.
«Fui a un tratamiento de fisioterapia que me ayudó a recuperar mi flexibilidad muscular, especialmente después del coma», explicó. «Por otra parte, he tenido algunas cirugías en mi pierna y la cabeza donde había sufrido la metralla».
Mientras Adli conduce una motocicleta con la pierna izquierda, Mansour, con la derecha, mantiene el equilibrio.
Los dos amigos decidieron permanecer juntos mientras se enfrentaban a su nueva realidad.
«Sabíamos que todo sería más fácil, siempre y cuando permaneciéramos juntos», dijo Mansour. «Lo hago casi todo con Adli.»
Adli dijo: «Por suerte, tenemos el mismo tamaño de pie y el mismo gusto para los zapatos. Cuando compramos un par de zapatos, me llevo el zapato derecho y Mansour el izquierdo. También dividimos el costo.
«Más aún, conducimos una motocicleta juntos para ir al mercado, al gimnasio, o incluso a la cima en Gaza».
Sus agobios permanecen, pero su amistad los hace más soportables.
«Nos llevó algunos meses llegar a creer que podríamos vivir una vida normal otra vez», explicó Adli. «Traté de volver a mi anterior trabajo como vendedor de ropa, pero no podía soportar en la tienda durante largas horas. He estado buscando otro trabajo».
La Autoridad Palestina en la Cisjordania ocupada paga una suma mensual a los palestinos gravemente heridos por Israel. Pero, de acuerdo con Adli, «No es suficiente, sobre todo porque soy responsable de mi familia».
Adli, en el centro, junto con su novia Jumana durante una ceremonia de matrimonio en masa en la ciudad de Gaza organizada para los palestinos heridos por Israel.
Para Mansour, que ya no es capaz de trabajar como electricista de coches, proporcionar oportunidades de empleo para las personas con discapacidad es un deber patriótico y humanitario.
«Nadie nos va a contratar, incluso si el trabajo está en el ámbito de nuestras capacidades. No nos rendiremos a nuestra discapacidad. De hecho, todo lo que queremos es participar positivamente en la sociedad».
Los amigos no han podido adquirir extremidades artificiales. Las prótesis tienen alta demanda en Gaza y la lista de espera para los accesorios es larga, debido a repetidos ataques israelíes en el territorio.
«Esperamos la oportunidad de viajar a Egipto con el fin de conseguir prótesis adecuadas a pesar de sus altos precios», dijo Mansour.
«No pensamos que nos casaríamos y ahora estoy felicitando a mi amigo por su matrimonio», dijo Adli.
Pero hay nuevas alegrías que los amigos son capaces de compartir, junto a los nuevos desafíos.
Ante la insistencia de sus padres, Mansour se casó y en agosto él y su esposa recibieron al primer hijo
«Mi hermosa hija, Zeina, es lo más sorprendente que me ha pasado. Me levanto cada mañana para ver su sonrisa y rezar para que ella tenga un mejor mañana», dijo.
Adli, que también se casó recientemente y cuya esposa está esperando su primer hijo, mira hacia el futuro, sin olvidar el pasado.
«Hace cinco años, fui declarado muerto en la morgue. Hoy en día, tengo una familia y sueños a lograr. Nunca estaría aquí sin tener a Mansour a mi lado».
Mousa Tawfiq es un periodista que vive en Gaza. Fotos de Mohammed Asad, reportero gráfico con sede en Gaza.
Fuente: https://electronicintifada.net/content/gaza-friendship/19196
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a los autores, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.