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Doble rasero y silencios curiosos

Amnistía Internacional: ¿Una falsa baliza?

Fuentes: CounterPunch

Traducido para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

A la luz de la escalada en las destrucciones israelíes en Gaza y de los cotidianos bombardeos estadounidenses en Faluja, resulta interesante examinar los comunicados de Amnistía Internacional (AI) en relación a estas dos situaciones. AI es ampliamente considerada una autoridad en materia de cuestiones relacionadas con los derechos humanos. Por lo tanto, resulta interesante analizar sus comentarios en relación a acontecimientos recientes. Un examen atento de los archivos de AI demuestra que sus reacciones usuales ante la obscena práctica cotidiana de los ejércitos tanto israelí como estadounidense no van más allá de unas simples elucubraciones, casi inaudibles, unidas a alguna protesta de vez en cuando. La pobreza de estas respuestas suscita muchas preguntas.

¿Una ocupación que respeta los derechos humanos?

Veamos el título de uno de sus recientes comunicados de prensa: «El ejército israelí debe respetar los derechos humanos durante sus intervenciones». Según AI, las depredaciones israelíes en un territorio ocupado son aceptables en tanto «respeten» los derechos humanos. Es lo mismo que recomendar que un violador que practique el «sexo seguro». Es difícil imaginar, además, que una ocupación militar pueda ser impuesta respetando «los derechos humanos».

Veamos el contexto. Durante el mes de septiembre de 2004, el ejército israelí mató una media de 3,7 palestinos al día e hirió a una media de 19,3 al día; demolió muchas casas, lo que afectó a la existencia de miles de personas; transformó vastas zonas de Gaza en un paisaje lunar completamente desierto. También está claro que estas macabras estadísticas serán peores en octubre. El ministro israelí de Defensa, Shaul Mofaz, declara abiertamente que los palestinos deben ser castigados y que el objetivo de las medidas adoptadas es su castigo colectivo. Se toma como rehén a toda la población palestina y la presión (militar) se ejerce sobre los palestinos, considerados globalmente. La limpieza étnica está en marcha y la prueba del carácter criminal de esta política es la construcción del atroz muro [de Cisjordania]

Dadas las devastaciones inflingidas por el ejército israelí y las evidentes violaciones del derecho internacional, cuando menos era de esperar una tímida condena. Si embargo esto es a lo que se ha limitado la reacción de AI: «AI muestra su preocupación por que el excesivo recurso a la fuerza durante por parte de Israel su última incursión en Gaza cause nuevas pérdidas de vidas humanas y la destrucción gratuita tanto de casa como de bienes palestinos. La Cuarta Convención de Ginebra prohíbe toda represalia tanto contra personas protegidas como contra bienes e Israel debe garantizar que todas las medidas que tome para proteger la vida de los civiles israelíes sean compatibles con sus obligaciones de respetar los derechos humanos y el derecho internacional. Israel debe permitir inmediatamente que las organizaciones de derechos humanos entren en Gaza. Actualmente se niega el acceso a Gaza tanto los delgados de AI como al personal de otras organizaciones internacionales».

Hay que señalar que esta insípida declaración fue publicada como reacción al ataque al campo de Jabalya, un ataque que el Dr. Mustafá Barghouti describió de la siguiente manera:»Los tanques de Sharon están sembrado la devastación por todas partes en el campo de Jabalya y Beit Lahia, exactamente igual que han hecho en Khan Yunis, Rafah y Beit Hanun. Lo que ocurre es que Sharon está repitiendo en Gaza lo que hizo en 2002 en Cisjordania». La hipocresía de AI al publicar este comunicado banal destaca al comparlo con el comunicado de prensa que analizamos a continuación:

Doble rasero

En mayo de 2004 AI publicó un comunicado de prensa titulado: «AI condena el asesinato de una mujer y de sus cuatro hijos por un tirador palestino». El cuerpo del texto comporta la siguiente condena: «Estos ataques deliberados contra civiles, que son frecuentes, sistemáticos y que se corresponden con la aplicación de una política declarada de atacar a la población civil constituyen crímenes contra la humanidad, como los que definen los artículos 7 (1) y 2 (a) del Estatuto (Roma. 1998) del Criminal Internacional».

Así, cuando los palestinos matan a algunos civiles, eso constituye un «crimen contra la humanidad» -esto es, uno de los crímenes más graves desde el punto de vista del derecho internacional, justo por debajo del genocidio. Pero cuando Israel mata un número mucho mayor de civiles (palestinos) «en aplicación de una política declarada (retomando los términos utilizados por AI en contra de los palestinos) para «hacer pagar el precio» (retomando los del ministro israelí de Defensa, Shaul Mofaz [5]), todo lo que AI es capaz de hacer es retorcerse la manos y «preocuparse por el excesivo recurso a la fuerza por parte del ejército israelí». Constatamos así que AI no duda en utilizar contra los palestinos términos como «crimen contra la humanidad» que nunca ha utilizado de manera clara contra Israel.

Conviene señalar que la mujer israelí asesinada por unos palestinos era una colona. Así AI la califica abusivamente de «civil»: los colonos están armados y se consideran, cuando les viene en gana, como las tropas de choque de un sionismo expansionista cuyo objetivo declarado es proceder a la limpieza étnica de los palestinos del conjunto de los territorios situados al oeste del río Jordán (cuando menos, en un primer momento).

Por lo que se refiere al ataque palestino, AI declara también que se trata de ataques «deliberados contra civiles, que son frecuentes, sistemáticos y que se corresponden a la aplicación de una política declarada de atacar a la población civil». ¡Caramba! Es sorprendente que esta descripción vaya unida a su condena de un ataque palestino pero que, al mismo tiempo, AI no quiera calificar una acción (militar) israelí de «deliberada, frecuente, sistemática , etc.» AI describe la violencia palestina como peor que la violencia israelí, y esto equivale a un claro «doble rasero» («dos pesos, dos medidas»).

¿Se ignora la violencia de los colonos?

El 27 de septiembre un colono del asentamiento de Itamar mató a sangre frío a un palestino y las autoridades israelíes hicieron lo imposible para evitarle el arresto domiciliario; como mucho -y no es siquiera seguro-será acusado de homicidio sin premeditación. Mientras que AI emitió un comunicado de prensa respecto al asesinato de la colona y sus hijos, se abstuvo de hacerlo respecto a este incidente. Lo que hace que esta negligencia sea cuando menos curiosa es el hecho de que aproximadamente en la misma época AI publicó un comunicado en relación al secuestro de un cámara de CNN -que fue finalmente liberado sano y salvo.

El estudio de los archivos de AI revela su falta de sentido de la proporcionalidad en la elección de los acontecimientos que decide comentar.

Parece que AI considera que las colonias son simples barrios residenciales mal ubicados y que sus habitantes son simples habitantes occidentales de estos barrios. Este puede ser el caso en algunas colonias, pero la mayoría de estas colonias ilegales albergan a racistas fanáticos sionistas. Jeff Halper, presidente del Comité Israelí (de lucha) Contra las Demoliciones de Casas [ICAHD, en sus siglas en inglés] explica que hoy existe una segunda generación de colonos, los nacidos en los asentamientos. Los llama «colonos naranja mecánica» [«clockwork orange»], que son todavía más extremistas, racistas y violentos que sus predecesores. Los colonos naranja mecánica acosan con frecuencia y violentamente a los palestinos, demuelen sus casas y, ocasionalmente, están matan con la más absoluta impunidad. Este contexto suscita multitud de preguntas respecto a los repetidos llamamientos, lanzados por AI, a exonerar a los colonos de las represalias palestinas.

Durante la segunda Intifada AI no ha lanzado un solo comunicado respecto a la violencia de los colonos.

¿Qué ocurre con el crimen supremo?

AI no es una organización contra la guerra y su posición crea incesantes contradicciones. Durante la fase de preparación de la guerra estadounidense contra Iraq, AI emitió varios comunicados en relación a los medios que EEUU debía emplear en esta guerra, pero, curiosamente, ¡no condenó la guerra en sí!. Y es particularmente curioso dado que se trataba de una guerra de agresión y que, en consecuencia, constituye un crimen internacional supremo. Veamos lo que afirma al respecto Michael Mandel (profesor de derecho en la Universidad York de Toronto, Canadá): «Cuando se emprendió el ataque, Human Right Watch y AI […] publicaron solemnes advertencias dirigidas a todos los «beligerantes», recordándoles sus deberes y obligaciones en virtud de las los usos y costumbres de guerra. Pero no dijeron una sola palabra respecto a la ilegalidad de la guerra en sí ni de la suprema responsabilidad criminal según el derecho internacional de los países que habían iniciado esta guerra».

Este autor examina a continuación los comunicados de prensa comunicados por AI durante este periodo: «AI preguntaba también si se habían adoptado todas las precauciones requeridas para proteger a los civiles y exigió que se investigara el número de civiles muertos, como los que hubo en el check point de Kerbala y en el curso del tiroteo contra una manifestación pacífica en Faluja. Pero ni una sola vez […]AI mencionó la razón fundamental por la que estos incidentes nunca iban a ser investigados verdaderamente, a saber, que la responsabilidad de todas estas muertes y de toda esta destrucción pesaba, tanto legal como moralmente, sobre los hombros de los invasores, fueran cuales fueran las medidas que estos afirmaran haber adoptado, puesto que se debía a una guerra ilegal de agresión. Cada una de las muertes era un crimen del que eran penal y personalmente responsables cada uno de los dirigentes de la coalición invasora».

Una vez más las cavilaciones de AI equivalen a recomendar «al violador que practicara el sexo seguro» -¡no se menciona el crimen!. Aun cuando AI haga frecuentemente referencia al derecho internacional al emitir sus declaraciones, cuando se trata de los estragos provocados por EEUU ni siquiera se mencionan los crímenes supremos.

¿Otro caso de doble rasero?

Examinemos ahora la declaración publicada por AI respecto a la situación en Darfur, Sudán. «El Consejo de Seguridad de la ONU debe detener la transferencia de armas que se utilizan para cometer violaciones masivas de los derechos humanos en Darfur, ha instado hoy AI al tiempo que publicaba un informe basado en imágenes tomadas vía satélite de la vasta destrucción de poblados en la región de Darfur durante el año pasado».

Es posible que en Darfur la situación sea horrible y talvez la medida sugerida está justificada. Pero lo extraño de esta declaración es que AI nunca ha exhortado ni a la ONU ni a ninguna otra institución a imponer un embargo de armas a Israel aun cuando semejante recomendación esté más que fundada.

Cuando una catedrática estadounidense hizo una pregunta sobre este doble rasero, recibió la siguiente respuesta de Donatella Rovera, principal investigadora de AI sobre Palestina-Israel: «La situación en Sudán es completamente diferente de la de los Territorios Ocupados por Israel y se aplican diferentes normas del derecho internacional, lo que hace imposible hacer un llamamiento a imponer un embargo sobre las armas destinadas tanto a la parte palestina como a la israelí. Cisjordania y Gaza están bajo ocupación militar israelí (lo que no es el caso de Darfur, que no están ocupados por Sudán). En consecuencia, en el caso de los territorios palestinos ocupados ( y no en la región de Darfur) se aplican algunas disposiciones del derecho humanitario internacional, conocidas bajo la denominación de derecho de guerra (especialmente la Convención de La Haya, firmada en 1907 y la Cuarta Convención de Ginebra)». (respuesta recibida por correo electrónico el 5 de julio de 2004)

AI formula su doble rasero en una turbia jerigonza jurídica, pero veamos lo que el profesor Francis Boyle (profesor de derecho internacional de la Universidad Champaign, Illinois) piensa de la respuesta de Rovera: «Esto es una verdadera sandez. Cuando yo pertenecía a la departamento de directivos de AI-EEUU, a finales de mi segundo mandato entre 1990-1992 fuimos investidos de la autoridad necesaria para hacer un llamamiento a un embargo sobre las armas destinadas a los principales violadores de los derechos humanos, título al que claramente podía optar Israel en aquel momento y todavía hoy en día- incluso según el derecho interno estadounidense. Por supuesto, nadie en AI iba a hacerlo porque los principales financiadores de la sección estadounidense de AI eran mayoritariamente pro-israelíes y, a su vez, esta sección estadounidense era el principal financiador de AI en Londres [sede internacional de esta asociación]. Quien paga a la orquesta es quien decide cuál será la siguiente pieza, especialmente en la sede de AI-EEUU en Nueva York y en la de Londres.

¿Qué ocurre con los prisioneros?

Los principales esfuerzos de AI tienen relación con los «prisioneros de conciencia», las condiciones de las cárceles y la tortura. Así, resulta interesante determinar cómo se tratan estos problemas en relación a los prisioneros palestinos y al escándalo de las torturas de Abu Ghraib, cerca de Bagdad. Los siguientes datos proporcionan algunas indicaciones acerca del perfil de los prisioneros palestinos:

– Número total de prisioneros palestinos (a 8 de julio de 2004): 5.892

– Niños menores de 18 años: 351

– Mujeres: 52

– Mayores de 50 años: 42

– Violaciones de acuerdos [a]: 433

– Porcentaje de prisioneros juzgados:25%

– Detenciones administrativas [b]: 786

[Notas: [a] Todos los prisioneros detenidos antes de los acuerdos de Oslo deberían haber sido liberados [b] La detención administrativa es considerada ilegal por el derecho internacional. Las órdenes de detención administrativa pueden durar hasta seis meses, durante los cuales los palestinos pueden permanecer detenidos sin cargos ni juicio. Israel renueva rutinariamente las órdenes de detención administrativa y de este modo retienen a prisioneros contra los que no hay cargo alguno y que nunca han sido condenados. Con frecuencia durante este tipo de detención a los prisioneros se les niega la asistencia de un abogado. Fuente : http://www.nad-plo.org/faq1.php]

El caso palestino

Técnicamente AI no publica listas de prisioneros de conciencia (POC, en sus siglas en inglés) y hay que rebuscar en los archivos públicos para saber si existen POC palestinos. Durante la segunda Intifada sus archivos indican la existencia de dos POC y otros dos «posibles» POC, y no existe de forma manifiesta información alguna acerca de POC palestinos. Pero hay muchos «detenidos administrativos» palestinos -encarcelados sin ser condenados, sin juicio y por una duración indefinida- y sin embargo, AI no considera apropiado el concederles esta etiqueta mágica de prisionero de conciencia. El contraste con el tratamiento dado a los POC cubanos es patente: en este caso, incluso personas pagadas por la embajada estadounidense (en La Habana) para llevar a cabo acciones subversivas han conseguido que se les conceda este estatuto de POC y una simple búsqueda en la página web de AI-EEUU o en algunas páginas de organizaciones de derecha cubano-estadounidenses registran 88 POC. Esto implica que una importante proporción de prisioneros «políticos» cubanos son POC. Mientras que la lista de los POC palestinos no se hace pública, cuando se trata de Cuba, se aplica un rasero diferente.

En el caso de Cuba, AI publica comunicados imperiosos y apela a la liberación de todos los prisioneros. Estas declaraciones pueden estar justificadas dado que hay 88 POC cubanos. Sin embargo, AI nunca ha publicado declaraciones similares respecto al numero mucho mayor de prisioneros políticos palestinos retenidos por Israel. Quizá los escasos «cuatro» POC palestinos no merecen este esfuerzo.

Las condiciones de los prisioneros palestinos en Israel y en los territorios ocupados son atroces y la tortura de los prisioneros es una práctica común. A principios de este año los prisioneros políticos palestinos iniciaron una huelga de hambre para protestar por estas condiciones. Las autoridades de prisiones israelíes recurrieron a tácticas inadmisibles para tratar de acabar con esta huelga de hambre, como por ejemplo, cocinar carne el los patios de las prisiones para enervar a los prisioneros en huelga de hambre, confiscar la sal (que tomaban disuelta en agua para no deshidratarse), etc. Dado el interés que AI suele mostrar por las condiciones delos prisioneros, por la tortura y la denegación de medicamentos, resulta sorprendente que no hubiera ningún comunicado en relación a la huelga de hambre de los prisioneros palestinos. Nuestra investigación en este aspecto ha dado como resultado una ausencia de voluntad por parte de AI de expresar siquiera una palabra al respecto. Sería muy interesante hacer una comparación con el tratamiento [de AI] de los POC cubanos, pero estaría más allá del alcance de este artículo.

El caso iraquí

No hay duda de que las fuerzas estadounidenses en Iraq recurren sistemáticamente a la tortura -contrariamente a los informes iniciales de los estadounidenses cuyo objetivo era minimizar los daños, no se trataba de «unas cuantas manzanas podridas» y las pruebas de las formas más perversas de tortura son abrumadoras -así como las indicaciones de que la responsabilidad de ello remonta hasta las niveles más altos de la cadena de mando. Es más, también esta claro que muchos prisioneros fueron asesinados durante su detención y muchas de estas muertes se debieron sin lugar a dudas a torturas. Entonces, ¿qué tiene que decir AI sobre esto?

AI escribió una carta a «Su Excelencia, Sr. John D. Neroponte» para preguntarle en qué marco legal iban a ser tratados los prisioneros. De entrada ya es extraña la abyecta deferencia con que AI trata a Negroponte. Éste tiene un pasado siniestro y resulta extraño que se dirijan a él como «Su Excelencia». La carta pide a continuación que se defina el marco legal que se aplica a los prisioneros y ello a pesar de la evidencia de torturas: «Recordando la existencia de informes de torturas a iraquíes no sólo par parte de las fuerzas de ocupación sino también por parte de la policía iraquí, AI desearía ser informada acerca de las salvaguardas legales y prácticas que se van a aplicar en los arrestos, detenciones e internamientos, y de qué derechos de acceso a estos prisioneros dispondrán las organizaciones internacionales e iraquíes, y si las prisiones y los centros de detención estarán bajo el control del gobierno iraquí o bajo otro control. La comunidad internacional debe saber qué medidas están actualmente en vigor para que la prohibición absoluta de tortura y de tratos inhumanos o degradantes, así como los castigos colectivos, sean estrictamente observados por las fuerzas armadas iraquíes, estadounidenses y otras. A este respecto estaríamos muy agradecidos de conocer su punto de vista en relación a nuestra recomendación solicitando que NNUU disponga de un mandato de vigilancia específica sobre todos los lugares de detención en Iraq».

Es curioso que AI tenga que investigar los derechos de los prisioneros iraquíes apelando a un representante de un país que ha emprendido contra Iraq una guerra ilegal de agresión. El tono abyecto de la carta es inquietante -significa también que AI no tiene el menor deseo de enfrentarse de manera contundente y decidida a los graves crímenes de EEUU. Si bien en el pasado los informes de AI pudieron causar inquietud entre algunos dictadores, hoy sus declaraciones apenas son tenidas en cuanta por los violadores de los derechos humanos. Por este tipo de servicio preferencial es por lo que AI recibió el premio Nobel.

Todos los demás comunicados de prensa de AI son similares. Por ejemplo: «[AI] hace un llamamiento al MNF para que tome las precauciones necesarias para proteger a los civiles y respete los principios de necesidad y de proporcionalidad, y tome las medidas necesarias para asegurar que las obligaciones que les impone el derecho internacional son escrupulosamente respetadas».

Resulta familiar porque AI utiliza la misma cantinela que utilizó para informar de los «abusos» israelíes.

¿Un derecho a la autodefensa?

Como el gobierno estadounidense, AI publica ritualmente comunicados que indican que «Israel tienen derecho a defenderse». AI acepta las intervenciones militares en los territorios ocupados que permiten a Israel garantizar su ambiguo «derecho a la autodefensa». La única diferencia entre las posiciones de AI y la de EEUU es que AI exhorta a la intervención militar a «respetar los derechos humanos» o a no ser «excesiva». Ambos aceptan que Israel tiene derecho a construirse su Muro del Apartheid; AI se limita a mantener que debe construirse en la Línea Verde [20].

El profesor Mandel ofrece una interesante visión sobre el denominado derecho a la autodefensa: «Un agresor no tiene derecho a la autodefensa. Si usted entra a robar en una casa, retiene a golpe de pistola a las personas que viven en ella y éstas tratan de matarlo pero usted las mata antes a ellas, ellas no son culpables y usted es culpable de asesinato».

Israel es el agresor en la región y el objetivo de sus acciones es mantener su dominio en los territorios que ha conquistado por la fuerza. Se ha estado produciendo limpieza étnica ininterrumpidamente desde 1948 hasta nuestros días y resulta irracional sugerir que Israel tenga derecho alguno a reprimir a aquellos a los que trata de desposeer. Hoy Israel trata de reprimir a los palestinos que han conservados las llaves de las casas de las que fueron expulsados en 1948, así pues, la analogía del profesor Mandel es totalmente pertinente.

Las declaraciones de AI respecto a la violencia mesurada para lograr la «seguridad» se entremezclan con un historial de limpieza étnica. La política israelí ha sido una política de robo de tierras y de desposesión de la población. Dado este contexto histórico, es escandaloso sugerir que Israel tenga derecho a «defenderse» a sí mismo dado que su comportamiento ha consistido siempre en una permanente agresión.

La posición de AI está plagada de contradicciones. Por un lado defiende los «derechos humanos», pero por otro «comprende» la guerra y el recurso a las armas, o acepta el «derecho a la autodefensa» de un país agresor. AI también trata de equiparar la violencia del opresor con la del oprimido; tratara de deslegitimizar a éste al tiempo que trata de contener a aquel para que «respete los derechos humanos». Al no referirse a la injusticia subyacente, la postura de AI es simplemente absurda. La consecuencia de la postura adoptada por AI es que esta institución no promueve en absoluto una solución que comporte un mínimo de justicia; parece admitir el statu quo, aunque acompañado de «derechos humanos» -signifique lo que signifique esto en el deformado vocabulario de AI.

Una falsa baliza

Cualquiera persona preocupada por la justicia para la causa palestina o que trate de poner fin a la obscena guerra de Iraq se sentirá decepcionada por la postura de AI. No sirve de nada apreciar los escasos fragmentos de sus informes que son útiles. El problema es que su posición global sobre problemas fundamentales es, cuando menos, contradictoria. Puede que muchos de sus bienintencionados e idealistas voluntarios que trabajan en las campañas de AI estén perdiendo el tiempo dado que la estructura de esta organización adopta una forma sesgada de entender los problemas. Las donaciones financieras a AI no se traducirán en accione efectivas por estas causas y, dado el historial de AI, los palestinos no pueden esperar en absoluto una cobertura honesta de su situación. ¿Condenará alguna día AI clara y categóricamente a Israel por sus matanzas, el caos y la destrucción que ha sembrado en Jabalya oBeit Hanoun? No contemos con ello.

Cada asalto israelí a un campo de refugiados, cada bombardeo estadounidense de una ciudad iraquí, cada nuevo asesinato de palestinos o de iraquíes es muestra de la turbia postura de AI. Hoy, la mayoría de las declaraciones de AI se sitúan entre la flatulencia moral y el fraude moral.

* Paul de Rooij es escritor y vive en Londres. Su correo electrónico es [email protected] [NB: todos los correos con documentos adjuntos serán eliminados automáticamente)
13 de octubre de 2004