Traducida del inglés para Rebelión por Ernesto Gómez Abascal
-La resistencia que siguió al ataque a Gezi Park, ofrece la apariencia de una revuelta de clase media, más que un movimiento de oposición clasista ¿Qué puede Ud. decirnos acerca de sus causas y probables resultados?
-Y. Burkev: La Resistencia de Gezi Park ha tenido un desarrollo desafiante. Como todo movimiento de protesta histórico surgido de una síntesis de causas muy complicadas, uno debe descartar las explicaciones más simples que demandan ser analizadas. Incluso para estos eventos, aquellos que los ven superficialmente, pueden argumentar que se trata de «una revuelta de clase media». Significativamente, los medios masivos prevalecientes, levantan esta tesis y todo hace indicar que lo continuarán haciendo, en dependencia del escenario y del estilo pacífico de la acción.
Por supuesto, como esta resistencia ofrece significativas diferencias de las anteriores, no ha revelado la apariencia clásica de una revuelta de los trabajadores. Es verdad que una importante parte de los sucesos están relacionados con la «clase media», es decir, con la pequeña burguesía. Sin embargo, esta clase media dirigiendo la revuelta, son las perdedoras, pues lo que significa es que esa «la clase media va siendo proletarizada». Estos componentes de la sociedad reflejan la reacción de un estrato social, que en efecto, puede considerarse como nuevos actores de la clase obrera. Son profesionales en su mayoría: abogados, doctores, farmacéuticos, ingenieros, artistas gráficos, diseñadores, etc., a quienes encontramos diariamente; ellos han ido perdiendo rápidamente sus características de clase intermedia para convertirse en clase obrera.
Debido a que por un lado sus ocupaciones se han ido degradando, perdiendo calificación y capacidad, producto de las políticas neoliberales y por otro las condiciones de precariedad a que han sido sometidos, los ha hecho perder su antigua situación de prosperidad permanente. Esto significa que esta «pérdida» no es una situación temporal relacionada con la crisis, sino un cambio permanente en su posición de clase.
«La proletarización de clases medias» debe ser considerada como el elemento más importante entre los eventos críticos que producen los movimientos o revueltas de la era por la que estamos pasando. El papel jugado por la juventud desempleada en Egipto (especialmente en el 2011) y en Túnez, ha reflejado este proceso histórico, y también, y justo antes de esto, los movimientos de protesta que estallaron en las universidades europeas en el 2011.
Elementos básicos subrayan la experiencia de la reacción de estas «clases medias» como una ola histórica que ha ido transformando a pequeños burgueses en una masa de «perdedores», la cual se va ampliando con sectores de la economía artificial como resultado de la situación económica de finales de los años 90 y más significativamente siguiendo la crisis global del 2009. Las masas perdedoras van empobreciendo cada vez más y paulatinamente se han proletarizado. Por lo general son personas jóvenes bien educadas, que crecieron con patrones de consumo normales y con la esperanza de un nivel de prosperidad mayor. Sin embargo, apenas pueden sobrevivir con la ayuda material de sus familiares, rechazan ser trabajadores y pueden, ante cualquier cambio, tratar de salirse de esta situación. Estos factores explican la inclinación de estas «clases medias» hacia la izquierda, hacia la social democracia y particularmente hacia el «nacionalismo Kemalista». Ellos no se comportan con principios proletarios a largo plazo, sino que adoptan reacciones en el marco de los acontecimientos diarios.
Los mencionados comportamientos no han obtenido una apariencia política directa. El proceso puede ser mediatizado por algunas situaciones antes de alcanzar esta apariencia política. Por ejemplo, las reacciones hacia una proletarización general en Turquía, tienden a ser una reacción secular, tal como ha ocurrido con las políticas neoliberales llevadas a cabo por el partido moderado islámico AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo en el gobierno desde el 2002). Mientras el AKP ha ido creando su propia clase media, al mismo tiempo ha ido eliminando las clases medias tradicionales con sus candidatos, impulsando a estos últimos hacía el grupo de los perdedores. Por lo tanto se puede afirmar que los cuadros del AKP constituyen el factor básico en el crecimiento de esta nueva clase media. Esto, la «proletarización de la clase media» en Turquía, ha sido experimentada en una forma muy original, y existe una gran masa que forma parte de los perdedores de la clase media, a pesar del pequeño crecimiento de una clase media Islámica, y esto polariza un eje islamismo-secularismo.
Naturalmente, las nuevas masas trabajadoras empobrecidas debido a las políticas neoliberales, que no se sienten atraídas a situarse en la estructura social islámica, son una de las más dinámicas a pesar de que no podemos afirmar que sean líderes del proceso. Más aún, la reacción de los «Alevis»1, quienes se sienten excluidos y amenazados en general, y particularmente la fuerte reacción de los Alevis Árabes debido a los sucesos en Siria, pueden ser consideradas como una reacción relacionada con su identidad, añadida al contenido de clase de la revuelta. Y por supuesto, el rol dirigente de la mujer dentro de cada comunidad política y su contribución a las masas en general en la defensa y la libertad, contra la opresión de las tendencias conservadoras.
Todos estos asuntos se han venido conformando como parte de la lucha por la libertad contra un régimen casi dictatorial y ha recibido el apoyo de varias comunidades que también se sienten oprimidas desde el punto de vista político, económico y social. La explosión que se ha producido es expresión de la reacción acumulada hacia la política de transformación urbana. Eso significa que es una reacción contra el sector motor de la política neoliberal. En breve, se puede decir que el problema tiene una completa característica de un eje proletario, las reacciones son en contra el neoliberalismo mezclado con fundamentalismo islámico, y eso nunca puede ser manejado como el comportamiento de una «clase media» estática.
Aún es temprano para hacer una valoración completa acerca de los resultados de estas manifestaciones, antes de que el proceso llegue a su final. Aunque independientemente de sus resultados, una cuestión es real, la construcción de políticas sobre el hegemonismo de un único eje, que ha sido válido desde 1980, ha llegado a su fin. Esto es (en términos futbolísticos), que los juegos de un solo gol han terminado, una nueva plataforma para el nuevo movimiento de clase obrera involucrado en política ha sido formado en dependencia de su reconstrucción. Segundo, la imagen de «estabilidad» política dibujado por las fuerzas hegemónicas durante los últimos diez años, ha caído irreversiblemente.
Naturalmente, el compromiso y la participación de los trabajadores y oprimidos, no aparecerán en su forma más desarrollada, pero seremos testigos de muchas manifestaciones sociales espontáneas, ya sean grandes o pequeñas. Las actuales experiencias constituyen una «situación revolucionaria», en términos clásicos objetivos, sin embargo, carece de suficiente poder como debe corresponder a l restablecimiento de un movimiento obrero. Por esta razón, si situáramos estos sucesos en una perspectiva histórica, podríamos compararlo con las revueltas de 1830 y los movimientos revolucionarios de 1948, que reflejaron los primeros períodos de formación del movimiento obrero, en lugar de compararlos con las condiciones del movimiento obrero organizado en las revoluciones del siglo 20th, como en el 1905, 1917, etc.
-¿Qué se puede hacer para la institucionalización de la resistencia y el establecimiento de un poder de status dual?
-Y. Bürkev: Para el establecimiento de un poder dual, la resistencia necesita mantener ocupada de forma permanente una localidad, (al menos por un período). Por ejemplo, la ocupación de plazas y parque urbanos significaba mantener este estado. Aunque duró poco tiempo, ahora continúa en forma de fórums en los parques.
Aún con el modelo de Gezi Park que duró poco, este rompió la polarización política existente y evidenció la posibilidad de otro mundo, habiendo atraído una enorme y saludable cantidad de acciones con diferentes estilos y especialmente métodos de democracia directa. Fue un simple modelo de oposición social en el nuevo período. Sin embargo, es duro decir que la profundidad de este método pudo ser entendido cabalmente hoy en muchas ciudades, especialmente en otras plazas fuera de Gezi Park en Estambul. Parece probable manejar la situación aplicando alianzas, en lugar de desarrollar métodos de «democracia directa». El modelo de Gezi Park debe ser discutido y diseminado en toda su profundidad. De nuevo el trabajo avanzó muy lentamente y de forma fragmentaria. La dinámica interna de la oposición social también progresó de forma problemática. En lugar de tratar de vencer al nivel de las fuerzas gobernantes y luchar continuadamente con los conflictos relacionados, uno debiera tratar de ampliar y profundizar el modelo de Gezi Park, de protestas particularmente en la base, en localidades y lugares de trabajo.
-¿Cuáles son las lecciones que la izquierda socialista y el Movimiento Kurdo necesitan sacar de la resistencia?
-Y. Bürkev: Lo sucedido hasta ahora es el sentimiento creado en grandes masas, de que creando otra plataforma es posible probar caminos democráticos para alcanzar sus objetivos. Es un magnífico avance. Ello significa que las masas han sentido la posibilidad de sobre pasar la polarización política existente. Sin embargo para el proceso de adquirir formas más persistentes, primero q ue todo la oposición social necesita enfrentarse a sus debilidades básicas. La primera es la incapacidad para vencer la oposición entre la dinámica Kemalista nacionalista y el Movimiento Kurdo. No se puede esperar que estos segmentos pudieran simplemente unirse. Está claro que la habilidad para mezclar estas sensibildades en un mismo envase opuesto a la dictadura neoliberal es críticamente importante. La magia básica del modelo de Gezi, radica en esta habilidad. Aún podríamos imaginar por un momento que el Movimiento Kurdo, el PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán), participara activa y extensivamente e imagine cuan grandes resultados sus efectos podrían alcanzar. Estimemos las diferencias que podrían alcanzarse por una resistencia que se expandiera por todas las ciudades kurdas y también incluyera los kurdos en el oeste. Por supuesto, habría una serie de objeciones acerca de su imposibilidad y los probables resultados negativos. Aquellos que consideraran sus aspectos negativos deben tener en cuenta que las polarizaciones entre los oprimidos podrían ser sobrepasadas de la forma más simple y persistente a través de la lucha social. Este potencial podría significar una lección crítica y una posibilidad desde la perspectiva de lucha de todos los pueblos oprimidos. Y por supuesto, sería necesario revisar retrospectivamente caminos que han sido seguidos hasta ahora para avanzar hacia el futuro.
Es posible obtener una significativa cantidad de lecciones de esta ola de revueltas para todos los brazos de la oposición social.
En primer lugar, es posible ver de forma clara una vez más, que los hegemonistas mentirosos tienen una mentalidad derechista, donde las masas que tuvieron sensibilidades nacionalistas, especialmente los pobres y grupos de bajos ingresos, tienen reacciones fuera de contexto. Como Dogu Perincek, el líder del Partido del Trabajo, ha caído en una situación contraproducente, proponiendo un «gobierno nacional provisional», sobre la base de la coalición de su partido con el CHP(Partido Republicano Democrático de corte social demócrata) y el MHP (Partido Nacionalista de tendencia derechista), para avanzar a través de este período; segmentos que tienen una fuerte sensibilidad nacionalista, particularmente las bases del CHP, quienes actúan junto con la izquierda e incluso con algunos actores kurdos en localidades, exhibiendo la inclinación fuera de lugar que realmente tienen.
Tal como el Comité Administrativo del CHP mantiene una actitud restrictiva respecto a la sensibilidad de sectores capitalistas con sentido común, con mentalidad gubernamental, la base del CHP exhibe también tal inclinación. Es cierto que cada brazo de los segmentos de oposición necesita actuar considerando esta real situación. Tal como estos segmentos no pueden ser dejados a los nacionalistas de derecha o a la dirigencia liberal, tampoco puede entregarse a izquierdistas diciéndoles: «únansenos, les estamos diciendo lo que debe hacerse». Estos problemas deben ser enfrentados con valor, considerando principalmente las bases del movimiento.
En segundo lugar, la izquierda debe adoptar una actitud que permita romper con los clichés existentes. El dinamismo social ha ofrecido a la izquierda la oportunidad de enfrentarse con sus hábitos burocráticos que lo obligaban a comprometerse con objetivos limitados lejos de su capacidad. Esta oportunidad requiere una revisión radical de sus estilos, programas, organización y visión interna. Al respecto, acciones creativas y prácticas democráticas directas (tomando decisiones a través de fórums, determinaciones a través de grupos de discusión, etc.) han sido manifestadas por el Modelo de Gezi Park. Más aún, fue extremadamente considerable que la resistencia en Gezi Park, posibilitó construir el pluralismo que la izquierda y la oposición social no habían podido alcanzar antes, y fue igualmente importante que los segmentos oprimidos pudieran entrar en contacto con otros en forma positiva e interactiva.
Tercero, la obligación para el Movimiento Nacional Kurdo de pensar en los problemas que se derivan de la falta de enfrentamiento a la presión liberal. Como es conocido, por el momento, el Movimiento Nacional Kurdo sigue una política basada en «oportunidades internacionales» y regatea con fuerzas hegemónicas. Por otra parte, en Turquía, donde viven las más populosas y dinámicas concentraciones de kurdos, el Movimiento Nacional Kurdo mostró una actitud vacilante, distante y desconfiada hacia estas manifestaciones públicas que tenían un significado histórico, con el argumento de que esto podría dañar «el proceso de paz que estaban construyendo con el AKP». Para mí, el movimiento no debió rechazar esta actitud vacilante, debió enfrentar sus causas seriamente, y analizar sus resultados y oportunidades perdidas. Esto no podía ser resuelto solamente por tácticas correctivas. El Movimiento Nacional Kurdo debe extraer experiencias de lo ocurrido durante el mes de junio en Gezi Park como todos nosotros.
Por último, nótese como la Resistencia de Gezi Park (o la revuelta de junio), transformada en una magnífica movilización y yendo más allá de actores políticos, pudo debilitar las fuerzas del poder, y como elevó la conciencia de su potencial, para convertirse en una alternativa de poder. Evidentemente como cada cosa sirve de complemento a la otra, debe notarse que la forma de lucha como «resistencia civil» o «desobediencia civil», contiene un limitado grado de violencia y se desarrolla utilizando limitados métodos de defensa. Esta resistencia es específica a la actual fase del movimiento clasista. El poder, que ha sido militarizado de forma considerable, se debilita frente a estas acciones legítimas. Debe ser considerada, una vez más, tanto como los efectivos resultados que se crearon en varios países, como formas desarrolladas de desobediencia civil teniendo en cuenta el balance de fuerzas nacionales e internacionales y siendo específico al nuevo movimiento de clases. Como una lucha militante que tiene el papel de abrir el camino en cada situación crítica, apoyar en el umbral las acciones creativas y contribuir con grandes movilizaciones que simbolicen la posibilidad de otro mundo en periodos de estancamiento.
Nota:
1 Importante secta islámica, la segunda más importante de Turquía. Incluye cerca de 20 millones de habitantes, que por lo general mantienen posiciones progresistas.
Fuente (turco): http://www.sendika.org/2013/06/yalcin-burkev-isyanin-basini-ceken-orta-sinif-proleterlesen-kucuk-burjuvazidir/