La oposición de Bahrein liderada por los chiíes denunció ayer la «ocupación extranjera», al anunciarse la llegada de fuerzas militares saudíes y de otros países del Golfo Pérsico para «tratar de imponer el orden después de la escalada de la violencia» y de las protestas contra la dinastía suní de los Al Jalifa. «El pueblo […]
La oposición de Bahrein liderada por los chiíes denunció ayer la «ocupación extranjera», al anunciarse la llegada de fuerzas militares saudíes y de otros países del Golfo Pérsico para «tratar de imponer el orden después de la escalada de la violencia» y de las protestas contra la dinastía suní de los Al Jalifa.
«El pueblo de Bahrein enfrenta un peligro real: el de una guerra contra los cuidadanos bahreiníes sin declaración de guerra», destacaron los siete partidos de la oposición – formada por chiíes, panarabistas, comunistas y liberales- a través de un comunicado.
«Nosotros consideramos la entrada de todo soldado, de todo vehículo militar a los espacios terrestres, aéreos o marítimos del reino de Bahrein como una ocupación flagrante, una consppiración contra el pueblo de Bahrein desarmado, y una violación de los acuerdos y los convenios internacionales», agregaron los opositores.
En su nota, instaron a la llamada comunidad internacional a «asumir rápidamente sus responsabilidades» y a «proteger al pueblo de Bahrein del peligro de una intervención militar». En una carta abierta dirigida al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, la oposición pidió que se proporcione protección urgente a los civiles y se lleve el asunto al Consejo de Seguridad.
La región se preocupa
Bahrein es un aliado clave de EEUU y sede de la V Flota de la Marina de ese país y Arabia Saudí había mostrado ya desde la semana pasada su preocupación porque las protestas en ese pequeño reino pudieran tener efecto en su propio territorio.
Según testigos, más de cien vehículos militares entraron tras cruzar un paso elevado que une Bahrein con Arabia Saudí.
Los efectivos arrivados a Manama pertenecen a varios países miembros del Consejo de Cooperación del Golfo, constituido por Bahrein, Arabia Saudí, Kuwait, Qatar, Emiratos Árabes y Omán, informó DPA.
La agencia oficial BNA explicó que esas fuerzas se dirigen al reino por «la situación actual que amenaza tanto su seguridad como la de los ciudadanos».
Y agregó que la iniciativa parte «del principio de destino común y de los vínculos que unen la seguridad de los países del CCG», y de su responsabilidad de garantizar la seguridad y la estabilidad de los estados miembros.
El despliegue tuvo lugar después de que el domingo una persona muriera y cientos resultaran heridas en enfrentamientos entre los manifestantes y la policía en distintos puntos del país. El mismo día, Al Jalifa anunció que aceptan las demandas de la oposición, incluida la formación de un Parlamento con plenas prerrogativas, un gobierno que represente la voluntad del pueblo y unas elecciones limpias, entre otros.
El pasado 10 de marzo, el Consejo de Cooperación del Golfo decidió crear un fondo de desarrollo de 20.000 millones de dólares para ayudar a Bahrein y a Omán, otro país donde se registran manifestaciones.
El ministro iraní de Asuntos Exteriores, Ali Akbar Salehi, hizo ayer un llamamiento al Gobierno de Bahrein para que no utilice la «violencia» contra los manifestantes de la oposición.
Según declaraciones a la agencia Fars citadas por AFP, Salehi pidió a los líderes de ese pequeño reino pérsico que eviten el uso de la «violencia y de la fuerza contra la población». «Esperamos que el Gobierno de Bahrein responda con sabiduría a las demandas de la ciudadanía y que respete sus derechos», añadió.
Las movilizaciones antigubernamentales en Bahrein se iniciaron el pasado 14 de febrero y la represión de las fuerzas del régimen se han cobrado al menos 7 muertes.
Los manifestantes exigen reformas políticas y una verdadera monarquía constitucional. Hay incluso quienes exigen la salida de la dinastía suní de los Al Jalifa que gobierna el país.
El secretario de Defensa de EEUU, Robert Gates, estimó el sábado que el Ejecutivo de Manama debería satisfacer inmediatamente las demandas populares, o que de lo contrario Irán podría aprovecharse de la situación.
La población de este pequeño pero rico reino del Golfo Pérsico está compuesta muy mayoritariamente por chiíes, tal y como sucede en Irán, pero, sin embargo, la familia que ocupa el Gobierno es suní.