Con la negativa de la selección argentina a jugar un encuentro amistoso de futbol sobre las tumbas palestinas de Jerusalén, el equipo dirigido por Jorge Sampaoli ya ganó el Mundial. El mundial de la conciencia y la dignidad. Flor de un día en los medios alineados con el relato sionista, la noticia cimbró a las hinchadas […]
Con la negativa de la selección argentina a jugar un encuentro amistoso de futbol sobre las tumbas palestinas de Jerusalén, el equipo dirigido por Jorge Sampaoli ya ganó el Mundial. El mundial de la conciencia y la dignidad.
Flor de un día en los medios alineados con el relato sionista, la noticia cimbró a las hinchadas del planeta. Sin embargo, al ser sorprendido en off side, el perdedor optó por lanzar un contrataque patético, dejando en evidencia su hipocresía y perversidad.
El delantero Gonzalo Higuaín, dijo cinco palabras: Lo correcto era no ir. No podía ser de otro modo. Porque en el 70 aniversario de la nabka (genocidio del pueblo palestino), su equipo sintió que jugar en Jerusalén era un modo de legitimar la criminal judeización de la Ciudad Santa.
En Buenos Aires, el embajador de Tel Aviv, Ilan Sztulman, comentó la histórica decisión con otras cinco palabras: Los jugadores argentinos tuvieron miedo. Y habló de amenazas terroristas. Omitiendo, naturalmente, la reciente masacre perpetrada por las Fuerzas de Defensa (sic) de su país en la franja de Gaza (135 muertos, 14 mil 700 heridos).
El encuentro/desencuento entre Israel y Argentina fue un auténtico clásico. Pues todo lo relativo a Israel se ha convertido en sinónimo de miedo. Como bien recordó el chileno Nicola Hadwa (ex entrenador de la selección palestina), siete de los mejores jugadores de su equipo fueron asesinados durante la invasión a Gaza, en 2014.
¿Cómo no tener miedo, entonces, cuando en la reciente Gran Marcha por el Retorno, murieron asesinados Ayman Alkurdm, de la selección palestina, corriendo igual suerte Wajeh Moshtahe y Shadi Sbakhe, además de Khalil Abed Jaber, del Comité Olímpico Palestino?
Suma y sigue. ¿Cómo no tener miedo frente a un régimen de ocupación que vive victimizándose, y que sólo por jugar a la pelota en una playa de Gaza, asesinó en 2014 a cuatro niños de 10 y 11 años? ¿Cómo no tenerlo frente al soldado israelí que le disparó un tiro a Mohammed Khalil (jugador del Al-Salah FC), por estar grabando una marcha pacífica, y ahora necesita una prótesis para volver a caminar?
Y junto con el miedo, la injusticia. Hawda recuerda que en 2011, cuando su equipo jugó por primera vez una eliminatoria contra Afganistán, ganó y pasó a la segunda ronda. Pero en los días previos a la final, varios jugadores fueron retenidos por el régimen sionista en las fronteras de Gaza y Cisjordania y, sin la mitad del equipo, Palestina perdió la final en Tailandia.
En vísperas del Mundial de Rusia, los jugadores argentinos pusieron en alto su conciencia política y deportiva. Que no surgió de un hecho puntual como el comentado. Con un promedio de edad menor a 30 años, sus integrantes crecieron en el decenio de 1990, y se ganaron sus laureles en la década kirchnerista (2003-15).
Época en que oían a su ídolo, Diego Armando Maradona, hablar del genocidio de la dictadura cívico militar (1976-83), de la causa anticolonial de Malvinas y del impacto de los ajustes del Fondo Monetario Internacional en sus familias, parientes, amigos. Así como de las macabras connotaciones del Mundial de 1978, cuando Argentina ganó la Copa mientras que a escasos metros del estadio de River Plate, aviones de la Armada arrojaban vivos al mar a miles de luchadores sociales.
¿Terrorismo? Pura mierda de la hasbará (propaganda sionista). A tono con las fake news y el despecho del presidente Mauricio Macri y el primer ministro Benjamin Netanyahu, la hasbará acusó en las redes sociales al técnico Sampaoli (amigo de las Madres y Abuelas de Playa de Mayo), de abuso sexual contra una empleada de la Asociación del Futbol Argentino (AFA).
Roger Waters, el fundador de Pink Floyd, celebró la suspensión del partido Israel-Argentina por conducto de su cuenta de Twitter: ¡Feliz! Amor a todos nuestros hermanos y hermanas de Argentina. Este podría ser el punto de inflexión .
Simultáneamente, en Tel Aviv, el contrataque del perdedor tampoco se hizo esperar. Según el diario Haaretz, el ministro israelí de Seguridad Pública, Gilad Erdan, ordenó al jefe del servicio penitenciario que no permita que los prisioneros palestinos vean los partidos de la Copa del Mundo. Para lo cual, hubo que modificar la ley que les permitía ver televisión.
El mundo del fútbol dista de lucirse en asuntos de conciencia y dignidad. Después de todo, se trata de un deporte de masas que mueve miles de millones de dólares. Pero mañana, en la ceremonia inaugural, la selección argentina desfilará en el estadio Luzhniki de Moscú y el mundo entero le tributará una ovación especial, por haber enaltecido la memoria del pueblo palestino.
Argentina 1-Israel 0. Un gran triunfo contra las provocaciones del sionismo. ¿Partido amistoso? En mi barrio, cuando los chicos que hablaban mal el francés se enojaban con los imponderables del futbol, exclamaban: ¡amistoso, las pelotas!
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2018/06/13/opinion/019a1pol