Traducción para Rebelión de Matías Bru
Querido Mundo,
Esta es una carta de los que estamos bajo asedio -más de un millón de civiles en Siria- muriéndonos de hambre ahora mismo. El asedio no es nuevo; hace tiempo que dura. El mundo sigue observando silenciosamente mientras los niños mueren de hambruna. Ha pasado a ser otro suceso cotidiano por el que no vale la pena ni preocuparse ni actuar: no es más que un vulgar asedio moderno en una vulgar guerra moderna que se ha cobrado la vida de medio millón de personas. Esta carta no es para provocar tu simpatía. Es una declaración que señala tu responsabilidad, a ti que estás en un mundo ajeno al asedio, y tu falta de esfuerzo para romperlo.
Estar bajo asediado significa estar despojado de tu capacidad de sobrevivir, de tu capacidad para cuidar a quienes amas. Estar bajo asedio significa estar encarcelado en tu propia ciudad, en tu propio barrio. Ese lugar al que llamas hogar deviene el escenario de tu tortura, el lugar donde se te obliga a ver cómo tu hijo pasa hambre. La hambruna masiva es el arma con la que un dictador castiga al pueblo para hacer que se arrodille a su voluntad. Te ves forzado a comer hierba, hojas de árboles y hasta a tu gato. Tus hijos oyen hablar de comida abundante y del chocolate como si fuera un cuento de hadas, algo con lo que sólo pueden soñar pero que nunca será realidad. Estar bajo asedio no es sólo estar privado de alimentos; significa también que se te nieguen los medicamentos, los recursos, los servicios, la educación y la elección. Ni siquiera tienes la opción de irte, de ser un refugiado. Estás encerrado en una situación en la que no puedes hacer nada. Estar bajo asedio es estar abandonado a un estado peligroso, mortal y desesperanzado. Las zonas sitiadas reciben ataques reiterados de bombas de cañón que caen deliberadamente sobre los civiles. Por lo tanto, no sólo estamos atrapados, hambrientos, débiles, indefensos y abandonados: el infierno desciende desde el cielo y no hay donde esconderse. Por último, estar bajo asedio significa la ausencia de perspectivas. No te permites el lujo de pensar en el futuro, de esperar, de soñar. La única cosa que puedes permitirte es pensar en sobrevivir y en cómo llegar al día siguiente.
Querido Mundo, es importante decirte lo que significa estar bajo asedio porque no creemos que lo entiendas. Enviar una ayuda puntual a una zona asediada no resuelve nada. Tienes que saber que en Siria hay más de quince áreas en las que la gente se está muriendo de hambre. Tienes que saber que las provisiones de ese envío puntual abastecerán a esa área durante menos de un mes y que después el círculo del hambre se reanudará. Tienes que saber que ese envío de ayuda ha de atravesar las barricadas del régimen de Asad y que en el trayecto, los suministros médicos que salvan vidas habrán desaparecido. ¿Para qué seguir haciendo algo que claramente no funciona? ¿Crees que somos tontos? ¿O crees que dejaremos de ser un problema en breve? A medida que menguan las posibilidades de sobrevivir, tal vez ese único envío de ayuda solo sirva para calmar la puntual tormenta mediática pero no para ayudar al pueblo sirio asediado.
Y ya que no nos ayudas, al menos no seas cruel. Cuando grabamos a nuestros hijos a punto de morir como esqueletos, apenas respirando, no lo hacemos por sensacionalismo. Simplemente no tenemos elección. Es nuestro último recurso para obtener alguna ayuda, cualquier ayuda. Por eso, cuando vemos cómo algunas organizaciones de ayuda internacional utilizan las imágenes de nuestros hijos moribundos para promover tímidos esfuerzos para acabar con el asedio mientras se acuestan con el régimen sirio y falsifican los informes de Damasco para ajustarse a la narrativa de Asad, nosotros llamamos a eso pornografía del hambre, desvergonzada pornografía del hambre.
No sólo estamos abandonados en un estado de asedio permanente. Nuestra narrativa está siendo manipulada. Nuestra voz está siendo robada y deformada. Hábiles políticos convierten a nuestros hijos hambrientos en peones con los que poder jugar. Convierten el asedio en un tema de debate, de negociación, atrapado en un interminable juego de poder imperial internacional. Pero la cuestión es clara y simple: no se debe permitir que ninguna hambruna provocada por el hombre mate a un solo niño, y mucho menos a millones de personas.
Este es un sistema internacional que fuerza a millones de personas a participar en las negociaciones con sus opresores sin que se les proporcione ninguna protección a cambio. Seamos claros, una madre cuyo hijo se está muriendo de hambre no participará en ninguna conversación de paz. Una población asediada, atacada por bombas de cañón y cuyos jóvenes se mueren en centros de detención, no participará voluntariamente. Esconderse tras las negociaciones sin proteger a los civiles les da a los agresores más tiempo para matar, sitiar, detener y perseguir al pueblo sirio, mientras mantienen la farsa de trabajar por la paz.
Querido Mundo, te invocamos para que seas nuestra voz. No nos asedies más con tu silencio. Creemos que el vínculo humano puede sacarnos adelante. Todas las madres pueden oír el sonido del llanto de nuestras madres. Acaba con el hambre como arma de guerra, sé nuestro valedor, protege a los civiles, actúa ahora para romper los asedios en Siria.
Fuente: http://aljumhuriya.net/en/sieges/besieged-by-silence-a-letter-to-the-world