Recomiendo:
0

Ashoka financiada por la criminal industria del amianto

Fuentes: Rebelión

¿Qué es Ashoka y por qué debe importarnos? Estas son preguntas esenciales a las que hay que contestar para justificar poder seguir leyendo. Ashoka es una fundación procedente de Estados Unidos con un perfil de secta capitalista, envuelta en lenguaje que despista. Su eslogan es «todos podemos cambiar el mundo», y sus temas preferidos son […]

¿Qué es Ashoka y por qué debe importarnos? Estas son preguntas esenciales a las que hay que contestar para justificar poder seguir leyendo.

Ashoka es una fundación procedente de Estados Unidos con un perfil de secta capitalista, envuelta en lenguaje que despista. Su eslogan es «todos podemos cambiar el mundo», y sus temas preferidos son la empatía, la creatividad y el trabajo en equipo, amén del consabido emprendedurismo social/empresarial. Dijo, y definió muy bien su objetivo, María Zapata, la que fuera directora internacional de Ashoka en España, que «para las empresas, el mercado potencial que ofrece la población que está viviendo con menos de 2 dólares al día, lo que llamamos la base de la pirámide, en temas de energía, vivienda, alimento, etc. es de 4 billones de dólares. Por tanto, la oportunidad de mercado para esas empresas es brutal, y ellas lo saben. Pero las desconocen y no saben cómo acceder a ellas. Los emprendedores sociales trabajan con esas poblaciones y su labor es acercar a la multinacional hasta ellas, mientras salvaguardan los intereses de éstas» [1]

 

Bill Drayton es el fundador y factótum de la entidad.

Para facilitar esos cambios han creado la figura de los «changemakers», unos agentes de cambio o innovadores desde muy pequeños, y por eso están promoviendo lo que llaman las «Escuelas Changemakers». Este es su propósito. En sus propias palabras:

«Queremos vivir en un mundo en el que cada niño, niña y joven tenga oportunidades para convertirse en un «agente de cambio» («changemaker»).Para ello están seleccionando en España escuelas públicas que cumplan sus condiciones. Para nuestro país tienen el propósito de hacer pronto su injerenciaen 15 colegios(ya son siete) y para el mundo en unos 600.

 

 

Para una mejor indentificación de lo que son (lo que dicen que son es otra cosa) apuntamos dos detalles: uno, que el presidente de la fundación Ashoka en España es Carl F. Muñana y su secretaria María Zapata [2] , anteriormente citada. El presidente está ligado a la gran banca americana JP Morgan y la segunda es procedente de la empresa General Electric. El otro detalle, es también muy significativo: se trata de los socios impulsores de la fundación Ashoka (que han de tener la igual visión que la misma y se han de comprometer a pagar 10.000 euros anuales durante tres años) entre los que se encuentran destacados miembros del Grupo VIPS (Arango), de Acciona, del BNP Paribas, del Banco Santander y otras grandes empresas.

Nos debe preocupar porque es, ni más ni menos, una fórmula que el gran capital utiliza para penetrar en las escuelas públicas así como en todos los movimientos sociales significativos. Como después de nuestras reiteradas denuncias están, de alguna manera, renunciando a seguir con la injerencia en los movimiento sociales más contestatarios o anticapitalistas, por medio de la cooptación de sus líderes supremos (fue el caso sonado de Jerónimo Aguado presidente perpetuo de la Plataforma Rural o el de Pedro Arrojo, presidente de la Fundación Nueva Cultura del agua, y ahora flamante diputado por Podemos, en este caso por AVINA, entre otros), tratan ahora de poner toma la carne en el asador de la injerencia en las escuelas públicas.

Y ahora, a lo que íbamos.

Con este trabajo se trataba de recordar que esas fundacionessiguen siendo peligrosas para la soberanía de los propios movimientos sociales y de las escuelas públicas. Es, de nuevo, una voz de alarma, para que los cooptados no se chupen el dedo como hasta ahora han hecho y para que los propios movimiento sociales, cuando traten de cooperar con fundaciones, pasen antes el filtro de Ashoka y Avina. Si da positivo, huyan de cualquier tipo de colaboración.

A lo que íbamos era a mostrar que con estas dos fundaciones Ashoka y AVINA hay que tener tolerancia cero [3] .

¿Por qué ponerlas juntas?

Porque tienen un acuerdo estratégico y una financia a la otra.

En cuanto al acuerdo, nos basta poner esta captura de pantalla, tomada en su día

(hoy ha sido borrada de la red):

 

 

  

(Informe -Memoria AVINA 2009)

Y en cuanto a la financiación, nos remitimos al Informe- Memora de 2014 de AVINA, en el que podemos leer:»AVINA 20 años. Fundación Ashoka, liderazgo potenciado (…). En números, entre 1994 y 2009, Avina ha invertido casi30 millones de dólares en Ashoka y sus fellows, tanto en América Latina como a nivel global. Esto hizo posible que Ashoka estuviese vinculada en 2010, con más de 1.700 emprendedores sociales, (que) logran alta incidencia política» [4] , que incluye a los citados Aguado y Arrojo.

 

¿Qué de particular tiene esto?

AVINA aparece como gran financiador de todas estas operaciones de intromisión en la sociedad civil organizada. Esta fundación es obra de su fundador Stephan Schmidheiny, magnate del amianto en el mundo durante el siglo XX, incluyendo a su familia. Este personaje ha sido condenado a 18 años de cárcel por un Tribunal de Turín, sentencia, anulada en el Supremo por prescripción del delito, que no por su inexistencia. Y para que quede claro, el fiscal que llevó el caso lo acusó públicamente de «asesino en serie» y de «terroristas», y el juez que lo condenó lo comparó con Hitler. Se le juzgaba por la muerte de más de dos mil personas y mil enfermados por trabajar en sus fábricas de cuatro pueblos cercanos a Turín. En uno de ellos, Casale-Monferrato, de 33.000 habitantes, hasta la fecha han muerto cerca de 3.000 a causa del amianto. Y aunque la fábrica cerró en 1986 aún muere una persona a la semana en este pueblo. A él y a su familia, que dominaron el muy rentable negocio del amianto en el mundo en el siglo XX, se les atribuyen más de 300.000 muertes por este mineral, en más de 30 países. Y las que quedan a causa del amianto que sigue instalado: millones de toneladas esparcidas por viviendas, fábricas, calles, pueblos, etc. Muy bien se le puede aplicar el calificativo de genocida (lo sabía, actuó sistemáticamente y ha hecho un daño masivo en los trabajadores y en sus familias, que son las condiciones con que, las leyes penales relativas a crímenes contra la humanidad, sostienen).

Con ese dinero teñido de sangre financia su fundación AVINA, y con ese mismo dinero teñido de sangre, financia a Ashoka de forma reiterada y prominente como hemos visto. Sin ese dinero los Pedro Arrojo, Jerónimo Aguado y demás cooptados no podrían haber disfrutado de la financiación recibida.

Conclusiones.

Surgen dos principalmente:

1ª Con AVINA, Ashoka y el Amianto (la triple A) hay que mantener una tolerancia cero, igual que con el terrorismo. Por ello, hay que luchar para erradicarlas del mundo, o bien por la vía legal o bien por la vía el rechazo social y el desprestigio.

2ª A los socios o emprendedores cooptados por estas fundaciones, hay que exigirles lo que marca el estatuto de las víctimas: verdad, justicia y reparación: deben de pedir perdón públicamente o aceptar su error al haber trabajado años con ellas y dentro de ellas, legitimándolas; deben pagar un precio social por sus colaboraciones con entidades cuya viabilidad depende del genocidio del amianto, perpetrado por Schmidheiny y familia, como un tiempo de ostracismo en funciones públicas; y deben devolver el dinero recibido a las víctimas que se cuentan por millones [5] .

Mientras no lo hagan, caerá sobre ellos todo el peso de la mala conciencia de haber trabajado codo con codo con el dinero de este criminal, dinero de sangre. Mientras no lo hagan han de contar con la denuncia social, con ocasión o sin ella, de las víctimas del amianto. En el caso del principal victimario, ya está en marcha un nuevo juicio en Turín por la muerte de otras 258 personas de los pueblos reseñados. Esperamos su merecidas condena.

Se puede dar el caso probable de que en algún colegio o entidad cooptada, alguien tenga en la familia una víctima del amianto, esto podrá en serios apuros a los funcionaros de Ashoka y, en su caso, a los que a pesar de todo lo sabido sigan con la colaboración con dinero de muerte, por mucho que los cantos de sirenas de estas fundaciones sean atronadores.

Señores y señoras cooptados, colegios integrados en la lista de los «changemakers» con suscompromisos de colaboración: ya conocen perfectamente los hechos, actúen en conciencia.

Notas:

[1] Entrevista a María Zapata, Ashoka España. Qué es un emprendedor social. Pilar Gil Villar – 09/06/2011

[2] BOE núm. 256, Sábado 25 octubre 2003. 38227

[3] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=225635

[4] http://www.informeavina2014.org/emprendedores-sociales.php

[5] Ver: Puche, P. (2017): Amianto. Una epidemia oculta e impune. Málaga, ediciones del Genal.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.