12 de febrero del 2007. Señores Embajadores que nos acompañan: Estimados compañeros: La Habana estaba destinada a ser capital de la mafia, por obra y gracia de Lansky y Batista. Pero la gesta revolucionaria acabó con aquellos planes del hampa, y sus promotores no regresaron jamás a estas tierras. Miami, donde ya había inversiones de […]
12 de febrero del 2007.
Señores Embajadores que nos acompañan:
Estimados compañeros:
La Habana estaba destinada a ser capital de la mafia, por obra y gracia de Lansky y Batista. Pero la gesta revolucionaria acabó con aquellos planes del hampa, y sus promotores no regresaron jamás a estas tierras.
Miami, donde ya había inversiones de potentados y ladrones cubanos antes de 1959, acogió a lo más selecto de los criminales batistianos, quienes se fugaron en la madrugada del 1ro. de enero llevándose los fondos de nuestro Banco Nacional.
Se creaban así las bases para que Miami sustituyera a La Habana como nueva capital de la mafia, al amparo de los gobiernos norteamericanos y sus planes para enfrentar a la Revolución Cubana.
Con dinero de la CIA, Trujillo y el mismísimo gobierno estadounidense se fomentó la mafia política que tiene aún secuestrada a la ciudad de Miami. Los millones de dólares que fluyeron al Sur de la Florida para supuestamente combatir a la Revolución se transformaron en armas, pero también en residencias, negocios públicos o sucios, compra de influencias, etc. Un repartidor de leche llamado Jorge Más Canosa se convirtió en multimillonario. Manuel Artime pasó de personero de la contrarrevolución a rico controlador de una red de contrabando de whisky.
Así se forjó la industria de la contrarrevolución, un clan mafioso con numerosas organizaciones y capos que se han enriquecido con el dinero del contribuyente norteamericano, abundantemente vertido en Miami por la Casa Blanca, con el extenso negocio de la droga, el lavado de dinero y la escandalosa corrupción que ha señoreado sobre esa ciudad y condado.
De toda esta oscura y no tan conocida historia se habla en el libro «Miami: Dinero Sucio» de Hedelberto López Blanch, editado por Ciencias Sociales, una valiosa contribución a nuestra batalla de ideas, al desmontaje de la verdadera entraña de nuestros enemigos, a la reflexión sobre qué sería nuestra sociedad sin Revolución.
Por sus páginas se llega a la ruta del dinero que forjó esa mafia: el nacimiento de los primeros bancos que después harían el lavado de sumas multimillonarias; el colosal negocio de la droga, iniciado por los mercenarios de Playa Girón; el negocio con la salud, Miguel Recarey y el León Medical Center; las estafas de Tony Calatayud, Miriam Alonso, Demetrio Pérez; la escandalosa obra del aeropuerto de Miami que ha beneficiado con fraudulentos contratos a empresarios y políticos; los largos brazos de la familia Más dentro y fuera de Miami; la Fundación Nacional Cubano Americana y su lista de millonarios corruptos; los Díaz-Balart y sus sucios negocios jurídicos y políticos; el tráfico ilegal de personas alentado por la criminal Ley de Ajuste Cubano; Pérez Roura, Tamargo, Armando Gutiérrez y el perverso negocio de la radio terrorista; las elecciones robadas en el 2006 y muchas otras historias que han hecho de Miami una de las ciudades más corruptas de los Estados Unidos, controlada política y económicamente por la mafia cubano americana.
Buscando aquí y allá, entre tanta información oculta, Hedelberto saca a la luz esta historia de un Miami donde la corrupción continúa siendo noticia y desde donde esta mafia se apropia de la mayor parte de los más de 80 millones de dólares que la administración Bush está entregando para su cruzada anticubana y que se convierte en caros abrigos, chocolates Godiva, carne de cangrejo y jugosos negocios, aunque no se dejan de comprar armas para asesinar a nuestro pueblo o se colecta dinero para la defensa de un terrorista como Luis Posada Carriles.
Ahora la Casa Blanca, mientras recorta más de 140 programas sociales para las capas pobres de Estados Unidos especialmente los de la salud, acaba de anunciar para el 2008 más dinero para la propaganda, las transmisiones ilegales de radio y televisión y la guerra sucia contra Cuba. Más dinero para agredir a nuestro pueblo, pero también para sostener a la Mafia de Miami, las «botellas» en Radio y TV Martí, los votos de los congresistas que venden la promesa de una Cuba nuevamente sojuzgada.
Todo ese tramado de corrupción y terrorismo de Washington a Miami tenemos que seguirlo combatiendo y denunciando. En ese revolucionario empeño se inscribe con mucho acierto este libro, «Miami:Dinero Sucio». Que su autor siga escarbando en esa historia de la que emana bastante hedor, aunque sus protagonistas quieran ocultarla.
Muchas Gracias.
Origen: http://www.cubadebate.cu/index.php?tpl=opinion-show¬iciaid=8401¬iciafecha=2007-02-16