A toda marcha continúaban ayer las labores de recuperación tras las secuelas del huracán Wilma, que puso a prueba otra vez la preparación y organización de los cubanos ante desastres de esta naturaleza. La retirada de las aguas que inundaron el litoral habanero dio paso a una amplia movilización de la propia población, los organismos […]
A toda marcha continúaban ayer las labores de recuperación tras las secuelas del huracán Wilma, que puso a prueba otra vez la preparación y organización de los cubanos ante desastres de esta naturaleza.
La retirada de las aguas que inundaron el litoral habanero dio paso a una amplia movilización de la propia población, los organismos del Estado y la participación de unidades especializadas de las fuerzas armadas.
Miles de personas resultaron afectadas en cinco municipios de la capital por la fuerte penetración del mar, que convirtió calles y avenidas en ríos navegables.
El emblemático malecón habanero fue seccionado en varias partes por la fuerza de las olas, aunque ya en la mayor parte de esa importante vía se restableció el tránsito.
Un recorrido por la zona del Vedado, reconocido como el centro metropolitano, permitió comprobar la rápida respuesta estatal a los damnificados por la entrada del mar.
Destacamentos de bomberos ayudaban a la limpieza de casas y edificios, mientras los trabajadores de la empresa eléctrica restablecían postes y cables caídos.
Los médicos y enfermeras recorrían las viviendas y atendían cualquier eventualidad, al tiempo que cientos de jóvenes trabajadores sociales hacían el recuento de las pérdidas personales de la población.
En esa área cercana al malecón el agua subió más de un metro por encima de la calle, lo que convirtió en piscinas a miles de viviendas.
Camiones de gran porte cargaban cientos de toneladas de escombros y desechos arrastrados por el mar varias manzanas adentro.
«La respuesta vino muy rápida», dijo a Prensa Latina Omar León, en cuyo apartamento el agua le llegó al pecho en poco más de dos horas la madrugada en que Wilma se alejaba de Cuba rumbo a Florida.
«Aunque no tenemos servicio eléctrico aún, pues los registros de muchas casas quedaron sumergidos, enseguida se organizó la movilización del pueblo y el gobierno», apuntó.
Agua, refresco, perros calientes, pan, caramelos y galletas fueron distribuidos en ayuda de emergencia en toda la zona afectada.
Entretanto en los comercios conocidos aquí como bodegas se alistaba en tiempo récord la entrega de otros víveres, incluída leche en polvo, pollo, pescado y carne enlatados, frijoles, papa y plátanos.
Cuba, un país que lucha por el desarrollo en condiciones de bloqueo impuesto por Estados Unidos, es reconocida internacionalmente por su organización y preparación para afrontar, con mínimo de perdidas humanas, los embates de la naturaleza.
«La gente tiene que entender que la ayuda cuesta, pero aquí nadie queda desamparado», concluyó Horacio Silva, un jubilado que dirige la movilización vecinal en su cuadra del Vedado.