Traducido por Carlos Sanchis y revisado por Caty R.
Antes de febrero de 2009
Avigdor Lieberman es, en este momento, un asunto «caliente» para el mundo político.
En las últimas elecciones israelíes de febrero, su partido, Israel Beiteinu, quedó el tercero y le convirtió en el «entronizador» capaz de decidir quién sería el próximo Primer Ministro de Israel: Livni o Netanyahu. Eligió a Netanyahu.
Sin embargo, la ironía es que Lieberman no sueña con ser el poder detrás del trono, sueña con estar en el trono.
Nació en Kishinev, Unión Soviética (ahora Moldavia) en 1958, y recibió el nombre de Evet Lvovich Lieberman. Estudió en el instituto agrícola local y trabajó de matón en un nightclub y de locutor en Baku (la capital de Azerbaiyán) antes de emigrar con sus padres a Israel en 1978.
Una vez allí, sirvió como cabo en el ejército y se graduó en Ciencias Sociales en la Universidad Hebrea. Comenzó su carrera política en Jerusalén mientras estudiaba.
Entre 1983 y 1988 colaboró en la fundación del Foro Sionista para el Judaísmo Soviético, fue miembro de la dirección de la Corporación Económica de Jerusalén y secretario de la rama, en esa ciudad, del Histadrut Ovdim Leumit (Sindicato Nacional de Trabajadores).
De 1993 a 1997, Lieberman ejerció como director general, primero en el Likud y después en la oficina del Primer Ministro, bajo el mandato de Benjamín Netanyahu. En 1999 puso en marcha el partido Israel Beiteinu, y ese mismo año resultó elegido a la Knesset.
A través de los años ha ejercido los cargos de ministro de la Infraestructura Nacional, ministro de Transportes, Viceprimer Ministro y, por último, ministro de Asuntos Estratégicos en 2006, centrado en la «amenaza estratégica de Irán».
El proceso de paz
Según Lieberman, el proceso de paz está basado en tres suposiciones falsas:
– Que el conflicto palestino-israelí es la causa principal de la inestabilidad en Oriente Próximo.
Lieberman dice:
«Realmente las tensiones en el seno del mundo musulmán representan entre el 95 y el 98 por ciento de todos los problemas de Oriente Próximo. La guerra entre Irán e Iraq y las guerras civiles en Líbano, Yemen, Túnez y Argelia suman el 98 por ciento de todas las víctimas de Oriente Próximo, y las del conflicto palestino-israelí ascienden al 2 por ciento»
– Que el conflicto es territorial y no ideológico.
Según Lieberman:
«En realidad se trata de nuestra visión y nuestros valores, y forma parte de un amplio choque mundial entre Occidente, es decir, el mundo libre, y el radical mundo islámico. Israel representa al mundo libre y la Autoridad Palestina y Hamás simbolizan el mundo islámico y radical»
– Que el establecimiento de un Estado palestino en las fronteras de 1967 acabaría con el conflicto.
La opinión de Lieberman:
«La mejor solución es la separación, como en los Balcanes. El mejor modelo es Chipre: antes de 1974, griegos y turcos vivían juntos y había fricciones y terrorismo. Desde la separación en territorios turcos y griegos no hemos visto un acuerdo de paz, pero hay seguridad. Lo mismo podemos ver en nuestra región»
Políticas racistas
Sumamente polémico, el programa de Lieberman contiene dos ideas que discriminan a los ciudadanos árabes de Israel con leyes especiales y segregacionistas.
– La primera establecería un «juramento de lealtad», que les exige jurar fidelidad a Israel como Estado judío. El rechazo llevaría a una invalidación de la ciudadanía o de ciertos derechos de estos ciudadanos de Israel.
– La segunda tiene en cuenta la necesidad de establecer una entidad palestina de algún tipo, aunque sólo para volver a designar las partes de Israel en las que los árabes constituyen una mayoría en esta nueva entidad.
Esta novedosa forma de limpieza étnica preserva la mayoría judía de Israel, pero también la despoja de su pretensión de ser una democracia que garantiza la igualdad de derechos a todos sus ciudadanos.
Una política de división
En febrero de 2007, con respecto a los árabes israelíes, Lieberman dijo: «quieren disfrutar de todas las ventajas del Israel moderno, pero por otra parte quieren destruirnos desde dentro»
En 2009 dijo que «Israel está bajo un doble ataque terrorista, desde dentro y desde fuera. Y el terrorismo desde dentro siempre es más peligroso que el terrorismo desde fuera»
Este hombre llegó a pedir públicamente en la Knesset, en noviembre del 2006, que se ahorcase a los parlamentarios árabes por colaboracionistas, a causa de su oposición a las políticas del gobierno: «la Segunda Guerra Mundial finalizó con los procesos de Nuremberg. Los jefes del régimen nazi y sus colaboradores fueron ejecutados. Espero que ésta sea la suerte de los colaboracionistas»
La retórica de Lieberman
En Marzo de 2002, tras varios ataques palestinos a israelíes, se citaron las siguientes palabras de Lieberman: «No vacilaría en enviar al ejército israelí a toda la zona A (la zona de Cisjordania, en teoría controlada por la Autoridad Palestina) durante 48 horas para arrasar las bases de la autoridad, toda la infraestructura, todos los edificios de la policía, los arsenales, todos los puestos de las fuerzas de seguridad… no dejaría piedra sobre piedra: Lo destruiría todo». También sugirió al gabinete israelí que el ejército del aire bombardeara sistemáticamente todos los centros comerciales, gasolineras y bancos de los territorios ocupados.
En julio de 2003 Ariel Sharon asumió un compromiso con Estados Unidos por el que se amnistiaba a 350 prisioneros palestinos en Israel. Lieberman, en la época ministro de Transportes, reaccionó negándose a participar en el correspondiente comité diciendo: «sería mejor ahogar a esos prisioneros en el Mar Muerto, si fuera posible, puesto que es el punto más bajo del mundo» y añadió que, con mucho gusto, él mismo los transportaría hasta allí.
En Enero de 2009, durante la masacre de Israel en Gaza, Lieberman dijo que Israel «debe continuar combatiendo a Hamás exactamente como hizo EEUU con los japoneses en la Segunda Guerra Mundial» -una aparente referencia al holocausto nuclear-. En el mismo mes, cuando hablaba de la reciente matanza de Gaza, Lieberman dijo, «los soldados han tenido éxito pero los políticos han fracasado. No han dejado que el ejército completara la operación»
La línea principal
A Lieberman se le ha acusado muchas veces de fascista, racista e ideólogo. Los medios de comunicación israelíes y los políticos están divididos sobre la cuestión. Algunos han descrito a Lieberman como contaminado por «las declaraciones racistas que perjudican el carácter democrático de Israel». Muchos han declarado abiertamente su temor a que el perfil político de Lieberman influya en las relaciones exteriores de Israel. Un miembro anónimo del partido Meretz de Israel dijo de Lieberman en febrero de 2009:
«Si te gustó Mussolini, si añoras a Stalin, amarás a Lieberman»
Este tipo de declaraciones han alarmado tanto a Lieberman como al Primer Ministro entrante, Netanyahu, que han puesto en marcha una planificada y bien coordinada «ofensiva de encanto» de Lieberman en el extranjero. Así, se presenta a sí mismo como un pragmático agraviado por los medios de comunicación, que todas sus beligerantes declaraciones son meras palabras que nunca van a hacerse realidad.
Lieberman ya ha suavizado sus planes sobre el «juramento de lealtad», e incluso ha ido más lejos al declarar su voluntad de abandonar su casa en el asentamiento ilegal de Nokdom en Cisjordania, donde se crearía el Estado palestino.
Al hombre que lidera un partido con un programa anti negociación, le han bastado unos pocos días para dar un giro de 180 grados por encima de su electorado. Esto sugiere que Lieberman, más que un ideólogo, es un oportunista dispuesto a incitar al miedo y la ira para obtener beneficios políticos sólo para tratar de apagar las llamas una vez instalado en el cargo.
El tiempo dirá cuál de las tendencias de Lieberman será más destructiva…
Fuente: http://www.palestinemonitor.