El Banco Mundial divulgará el mes próximo un plan que, de implementarse, supondría el despilfarro de recursos en «tecnologías de carbón limpio» sin alentar inversiones en fuentes renovables de energía ni en atender la demanda de los más pobres. Tal la conclusión a la que llegó la no gubernamental Red Internacional de Ríos (IRN) al […]
El Banco Mundial divulgará el mes próximo un plan que, de implementarse, supondría el despilfarro de recursos en «tecnologías de carbón limpio» sin alentar inversiones en fuentes renovables de energía ni en atender la demanda de los más pobres.
Tal la conclusión a la que llegó la no gubernamental Red Internacional de Ríos (IRN) al analizar el proyecto del Banco, titulado «Informe de avances sobre el marco de inversiones para energía limpia y desarrollo».
Funcionarios del Banco considerarán el documento a fines de mes, antes de insertarlo en la agenda de la próxima reunión anual conjunta entre esa institución y el Fondo Monetario Internacional (FMI), que se celebrará en septiembre en Singapur.
Un programa similar, concentrado en los efectos de largo plazo y en la investigación científica, deberá ser completado por el Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos del mundo en su próxima cumbre, que se celebrará en Japón dentro de dos años.
Pero el G-8 pidió el año pasado en su cumbre en Gleneagles, Escocia, que, mientras tanto, el Banco Mundial y otras instituciones financieras internacionales diseñen un plan para frenar el recalentamiento planetario y asegurar la provisión de energía.
El informe del Banco Mundial trascendió en medio de crecientes preocupaciones por el aumento del precio de la energía y por el vínculo entre el alto consumo de combustibles fósiles y el recalentamiento planetario.
Cuando se conoció el primer borrador del documento en la reunión conjunta Banco Mundial-FMI de la primavera boreal, observadores cuestionaron la falta de referencias a la situación de los pobres del planeta.
Pero analistas que tuvieron acceso a una versión filtrada del informe indicaron que el texto dedica ahora un espacio considerable a las necesidades de los 1.600 millones de personas que viven con menos de un dólar diario, en particular los de África y Asia meridional, que hoy carecen de acceso a fuentes modernas de energía.
Los defensores de esta estrategia dentro del Banco afirman que la institución tiene mucha experiencia en asuntos ambientales, en especial con el cambio climático.
«Este documento atiende la necesidad de producir energía de manera que reduzca la contaminación regional y local del aire y las emisiones de gases invernadero», dijo IPS el jefe de científicos del Banco Mundial, Robert Watson.
La IRN admitió las mejoras, pero advirtió que el plan pasa por alto «el doble dividendo de la energía renovable», es decir combatir el cambio climático y reducir la pobreza al mismo tiempo.
La red de organizaciones ambientalistas argumentó que las tecnologías limpias, como la energía eólica, solar y geotérmica, la moderna biomasa y las pequeñas turbinas hidroeléctricas están disponibles a nivel local, crean empleos, tienen muy escaso costo ambiental y una mejor proporción costo-beneficio.
La IRN promueve la ampliación del elenco de fuentes de energía y la reducción de los megaproyectos ambientalmente peligrosos, y acusó al Banco Mundial por priorizar «grandes plantas hidroeléctricas y térmicas».
«Estas recomendaciones reflejan las mal orientadas prioridades de los préstamos del Banco al sector de la energía, de los cuales apenas 10 por ciento en 2005 se destinó a la eficiencia y a las fuentes renovables», indicó la red.
El Banco Mundial replicó que el plan de acción tiene una perspectiva global, y afirmó haber asignado este año 871 millones de dólares a proyectos de energía renovable y eficiencia.
En su último comunicado al respecto, divulgado este mes, el Banco Mundial aseguró que sus inversiones en estos dos rubros representaban 20 por ciento del total de los compromisos, que sumaron en 2006 unos 4.400 millones de dólares dirigidos a 62 proyectos en 35 países.
«La energía renovable y la eficiencia pueden contribuir significativamente en la concreción de los Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio», dijo el director del Departamento de Energía y Agua del Banco, Jamal Saghir.
«De hecho, ofrecen un ‘doble dividendo’: cubrir la demanda de energía esencial para el crecimiento sostenido de los países y la reducción de la pobreza, preservando o fortaleciendo, al mismo tiempo, el ambiente», sostuvo Saghir.
Pero la IRN argumentó que el Banco aún alienta en su plan «tecnologías avanzadas de combustibles fósiles», como las plantas de gas y carbón, y tecnologías de combustible no fósiles cuestionadas por ambientalistas, como la hidroeléctrica, la eólica y la nuclear.
Esto podría ser contraproducente, pues los grandes proyectos hidroeléctricos, especialmente en regiones tropicales, emiten gran cantidad de gases invernaderos, que pueden sobrepasar la emisión de plantas termales de similares dimensiones, agregó.
La red llamó al Banco a no desperdiciar dinero subsidiando proyectos de combustibles fósiles y ofrecer préstamos blandos y otros tipos de financiamiento para reducir el costo de las tecnologías renovables.
El plan de acción del Banco Mundial no considera prioritaria la reducción de emisiones de gases invernadero por parte del Norte industrial.
Los países del G-8 –Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia– representan 13 por ciento de la población mundial pero 45 por ciento de la emisión de esos gases. (FIN/IPS/traen-mj/em/ks/wd en nr md/06)