Desde su primera elección como presidente de los Estados Unidos de América, esperábamos de usted ese tan deseado cambio. Sin embargo, nos desilusionó, como lo habían hecho todos los presidentes norteamericanos, puesto que no ha apoyado ninguna de las cuestiones presentadas en foros internacionales, y nuestro pueblo no ve en usted ni en su política […]
Desde su primera elección como presidente de los Estados Unidos de América, esperábamos de usted ese tan deseado cambio. Sin embargo, nos desilusionó, como lo habían hecho todos los presidentes norteamericanos, puesto que no ha apoyado ninguna de las cuestiones presentadas en foros internacionales, y nuestro pueblo no ve en usted ni en su política hacia nosotros, esperanza alguna. ¿Y si yo lo bajo de las nubes igual que usted nos hace bajar a nosotros -por eso de que nadie es mejor que nadie- o prefiere que le alcance una escalera?
Como nadie está al tanto del programa de su visita a nuestros territorios ocupados, deseo, señor Obama, que le sea posible cumplirlo durante las 4 o 5 horas que estará de visita; vamos, que no nos dedicará mucho tiempo. A pesar de ello, deseo que la visita le sea productiva, ya que tengo fe en sus famosos eslóganes «sí, podemos» y «un cambio en el que podemos creer». Por nuestra parte, seguiremos aquí, esperando sentados que aplique tales eslóganes a nuestro problema.
Primero: Debe poner un ramo de flores en la tumba del mártir Yasir Arafat. Con ese gesto, entenderemos que respeta a todos nuestros mártires. De paso, nos haría un favor si pidiera los cuerpos de los mártires retenidos por Israel. Después, le invitaremos a una taza de café árabe, en compañía del señor presidente Mahmud Abbas, así como de los líderes de la OLP.
Segundo: Pásese por la calle Nablus y vea el asentamiento de Bet El, como ejemplo del cáncer de colonos israelíes que se comen nuestro Estado poco a poco.
Tercero: Ya que ha llegado hasta aquella zona, dese una vuelta por el campamento de refugiados de Al-Jalazun y podrá comprender su vida, sus sueños y sus ambiciones.
Cuarto: Más tarde, vaya a la Universidad de Birzeit y escuche las protestas de los estudiantes en contra de la política norteamericana. Espero, que no les repita el discurso que pronunció en la Universidad de El Cairo, porque todavía estamos esperando a que cumpla algo de lo que prometió.
Quinto: Seguro que ya le ha entrado hambre; qué mejor que un plato de musaján [1] con aceite palestino en Ein Arik. Dese prisa y cómaselo antes de que los israelíes le digan que forma parte de su gastronomía tradicional.
Sexto: Con motivo del día de la madre, no queremos ni flores ni regalos. Preferimos que se reúna con las madres de los presos, que le regalarán trabajos manuales realizados por sus hijos en las cárceles de la ocupación.
Séptimo: Ya sé que conoce nuestra cultura, y como declaró que el objetivo de su visita era «escuchar», pues escuche en su visita al museo y el mausoleo de Mahmud Darwish uno de sus poemas, que dice así: «Deteneos aquí…, sentaos aquí…, estaremos siempre aquí…, permaneceremos inmortales aquí…, tenemos un único objetivo: Ser…».
Octavo: Reúnase con el pueblo o con su representante en el Parlamento. Sí, cierto, ahora mismo está inactivo, pero el pueblo sigue pidiendo un cambio legislativo y la realización de elecciones democráticas, sin la intromisión ni la imposición de vuestros conceptos democráticos.
Noveno: Venga a visitar la iglesia de la Natividad, quizás anime, de este modo, a los turistas para que visiten el nacimiento del Mesías. Encienda, asimismo, una vela y rece por la paz, usted que posee el Premio Nobel de la Paz.
Décimo: Pásese por el puesto de control de Belén y diríjase a Jerusalén a través de uno de los huecos del muro de separación. No olvide tomar una foto, pues, quién sabe, quizás su destino sea acabar como el muro de Berlín.
Undécimo: Una vez en Jerusalén, señor presidente, proclame, como dice la canción [2], Jerusalén Este como capital del Estado palestino; termine con la tiranía de la racista ocupación israelí. Después quédese a escuchar las albórbolas palestinas.
Abu Malia [2], que Dios guarde a su hija muchos años. No se sorprenda si encuentra gente por nuestras tierras entre los árboles, destrozando las montañas y el medio ambiente; se trata de los colonos, esos de los que llevamos años hablándole. Tampoco se sorprenda si nuestras calles no son bonitas ni están en las condiciones adecuadas, como las calles que ambos tenemos en mente. No se sorprenda si por la calle no ve muchos coches: es que la gente no tiene dinero para echarles gasolina; los altos precios nos han asfixiado y la crisis económica nos ha inmovilizado.
Tampoco se sorprenda si se queda atrapado en un atasco en el control fronterizo de Tayar, ya que a nuestros amigos (ambos sabemos de quienes se trata) a veces les gusta divertirse molestándonos. Tampoco se sorprenda si encuentra a alguien derribando su propia casa; resulta, mi querido señor Obama, que a los palestinos que viven en Jerusalén no se les permite construir viviendas y, además, las multas por construcciones ilegales son muy elevadas. Tampoco se sorprenda si no ve el mar por aquí: Gaza está sitiada. ¡Qué lástima! Ya me hubiera gustado que la visitara. Tampoco se sorprenda de no verme por Estados Unidos, porque después de haber escrito este artículo, sus amigos no me darán el visado.
De todos modos, esperaba poder invitarlo a una velada palestina, pero creo que le preocupa que le cierren el puesto de control y se quede aquí atrapado. Pero hombre, viva nuestra vida aunque sea solo por un solo día; viva nuestro día a día, nuestro sufrimiento, el espíritu de liberación, la injusticia y la tiranía; sobre todo, porque sus antepasados derrotaron al racismo e hicieron realidad sus sueños, y soñar es un derecho de todos.
Notas
[1] Uno de los platos más tradicionales, típicos y populares de la cocina palestina. Contiene, básicamente, tres ingredientes: pollo, zumaque y pan de pita. [N. de la T.]
[2] El autor hace alusión a una canción muy conocida que se convirtió en el himno de Palestina cuando Mahmud Abbas pidió el reconocimiento del Estado palestino en la ONU. [N. de la T.]
[3] Se refiere al propio Barak Obama. En los países árabes se suele llamar a los hombres por el nombre de su hijo mayor precedido de la palabra abu, ‘padre’. Malia es el nombre de la hija mayor de Obama. [N. de la T.]
Fuente original: http://www.aish.es/index.php/es/otrasvoces/colaboraciones/4166-ibienvenido-a-palestina-senor-obama