Traducido para Rebelión y Tlaxcala por Nadia Hasan y revisado por Caty R.
El Primer Ministro británico Tony Blair, llegó a la Palestina ocupada, el 9 de septiembre, en lo que parece otro inútil (y poco sincero) esfuerzo por dar un empujón al inexistente proceso de paz.
Blair se reunió con los líderes israelíes que acababan de llevar a cabo una campaña genocida contra Líbano, que produjo la muerte y mutilación de miles de civiles libaneses. La mayor parte de la infraestructura civil libanesa también quedó pulverizada después de los 33 días de campaña de asesinato y terror al estilo Wehrmacht.
De hecho, mientras las bombas de racimo, inteligentes, láser y de uranio empobrecido sembraban la muerte entre la población civil libanesa, Blair se opuso al cese del alto el fuego, esperando que Israel tuviera el tiempo suficiente para terminar su trabajo.
No es muy difícil predecir qué es lo que Blair le dirá a Olmert, que se encuentra ahora luchando por su supervivencia política después de la debacle libanesa. Seguramente Blair no le pedirá a Israel que detenga el lento pero continuo genocidio en Gaza, donde 1,4 millones de seres humanos se están empobreciendo, aprisionados y hambrientos, de una manera que recuerda la forma en que los nazis trataron a sus víctimas en la Europa ocupada.
En cualquier caso, este hombre ha perdido irreversible y completamente cualquier pizca de respeto y credibilidad a los ojos de la población de Oriente Próximo.
Su imagen es la de un mentiroso patológico, un experto embustero, un sofista engañoso y un líder totalmente deshonesto.
Su papel como agente de relaciones públicas del Presidente Bush, o «caniche», como lo ha caricaturizado la prensa británica, no ha dejado ninguna duda del carácter mentiroso de este hombre.
Pero, de hecho, Blair es más que un mentiroso. Es un criminal de guerra, y no lo digo en términos figurativos.
Blair jugó un papel clave en la invasión, ocupación y posterior destrucción angloamericana de Iraq, una nación soberana que no tenía nada que ver con Bin Laden y los ataques del 11/9 en Estados Unidos y tampoco poseía armas de destrucción masiva como aseguraban tanto Blair como su maestro, el ignorante y falaz Fuhrer de la Casa Blanca.
No hace falta señalar que invadir otro país por el hecho de que no te gusta su gobierno es un acto criminal. Y tanto Bush como Blair son personalmente responsables de cada gota de sangre derramada en Iraq desde la invasión y ocupación de este país árabe por la alianza angloamericana. Sí, Saddam cometió crímenes monstruosos contra sus vecinos y contra su pueblo y nadie debería intentar atenuar esos crímenes. Pero los crímenes de Saddam parecen menores cuando los comparamos con el holocausto infligido contra el pueblo iraquí y su país por las personas que se declararon sus libertadores.
Es más, un Blair cruel, que apoyó efectivamente los asesinatos israelíes en Líbano, no puede realmente esperar que el casi diezmado pueblo palestino le muestre empatía o simpatía.
Los palestinos podrían haber pensado que el Primer Ministro de un país que implantó a Israel en su tierra ancestral y permitió que los indiscutiblemente racistas judíos ashkenazíes se arrogaran su tierra, granjas y casas y luego los expulsara hacia las cuatro esquinas de la tierra, podría, al menos, tratar de repara esta injusticia histórica y continua opresión, adoptando una posición más justa y moral para su difícil situación actual.
Desgraciadamente, Blair resultó ser un sionista de corazón, una persona cuyo escudo es la mentira, cuya política es la deshonestidad y cuyo discurso público es decepcionante.
¿Cuántas veces ha prometido Blair que lograría que Estados Unidos resuelva el conflicto árabe-israelí? ¿Cuántas veces ha prometido que las graves dificultades del pueblo palestino serían una prioridad para su gobierno? Las promesas fueron muchas, pero el cumplimiento fue cero.
El propio Blair parece haber comprendido, aunque con retraso, la futileza e insolvencia de sus políticas En un discurso ante el Consejo de Asuntos Mundiales en Los Ángeles el 2 de agosto, el Primer Ministro británico admitió que occidente ha perdido la batalla por los corazones y mentes en Oriente Próximo.
Estamos lejos de convencer a aquellos que necesitamos persuadir de que los valores occidentales fueron imparciales, justos y neutrales en su implementación. Agregó que a corto plazo no estamos ganando.
¿De qué valores occidentales está hablando este gran mentiroso? ¿De la aquiescencia occidental ante la exterminación deliberada y cruel de hombres, mujeres y niños en Gaza y en el sur de Líbano? ¿O el desvergonzado apoyo occidental al bombardeo, al estilo de Dresde, de escuelas, hospitales, colegios, puentes, aeropuertos, hogares y la devastación de vecindarios completos en el sur de Beirut?
¿O quizás está aludiendo al vergonzoso silencio en las capitales de Europa y Estados Unidos, occidentales «moderados» y aliados árabes y musulmanes, mientras Gaza está muriendo de hambre en el infierno en que Israel, al estilo del Tercer Reich, tiene encarcelado al pueblo palestino negándole el acceso a la comida, el agua y el trabajo y reteniéndole el dinero de sus impuestos, prohibiéndole viajar y poder acceder a educación y asistencia médica en el extranjero?
¿O quizás a lo que está aludiendo es a la sublime preocupación occidental por la democracia? Bien, lo que sí hemos visto claramente es la sublime hipocresía occidental en acción, la tarde que se celebraron las elecciones palestinas, realmente las más democráticas en el mundo árabe, cuando Inglaterra, Estados Unidos y otros países occidentales decidieron imponer sanciones draconianas y sofocantes al pueblo palestino como castigo por elegir a Hamás.
¿Europa y Estados Unidos impondrían sanciones a Israel si el pueblo israelí elige a un candidato de la extrema derecha o a un criminal de guerra certificado, por ejemplo, Dan Hallutz o Moshe Yaalon, como primer ministro? Lo dudo.
Probablemente es inútil preguntarse tal cosa, dada la hipocresía y duplicidad moral de los líderes estadounidenses y europeos. Sin embargo, siempre resulta inofensivo recordar a las masas quienes son los animales absolutamente inmorales que controlan sus vidas.
Original en inglés: http://www.palestine-info.co.uk/am/publish/article_19924.shtml
Nadia Hasan y Caty R. son miembros de los colectivos de Rebelión y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, la traductora y la fuente.