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Bocafloja: la rima y el beat para desarmar a la Colonia Moderna

Fuentes: Rebelión

El régimen mundial del capital aunado al militarismo global sigue colonizando extensas geografías a través de una guerra multidimensional, sostenida en su capacidad de reconfigurar todos los métodos visibles e invisibles hasta volverse totalizante y extenderse desde el espacio mas lejano hasta la zona capilar. En la captura del cuerpo humano y su psiquis, el […]

El régimen mundial del capital aunado al militarismo global sigue colonizando extensas geografías a través de una guerra multidimensional, sostenida en su capacidad de reconfigurar todos los métodos visibles e invisibles hasta volverse totalizante y extenderse desde el espacio mas lejano hasta la zona capilar. En la captura del cuerpo humano y su psiquis, el imperio estadounidense desenvuelve una guerra externa e interna, de baja y alta intensidad, que a veces explota sin remordimiento alguno. Las comunidades chicanas, negras y de clase trabajadora , cuando no son el blanco de bala y fuerza represiva, son prisioneros políticos de esta guerra. Llamémosle el Vietnam que no termina [1] , como la enuncia y denuncia Bocafloja. Este incesante Vietnam no solo fue una sangrienta guerra global en el sureste asiático, las bombas explotaron en casa, y esta guerra domestica no declarada como tal se evidencio cuando dichas comunidades se organizaron en defensa propia y le devolvieron la embestida al imperio interno tal como sucedió un 29 de Agosto en el este de Los Ángeles en 1970 en la Moratoria Chicana, por dar ejemplo. Se manifestó en los asesinatos, persecuciones y capturas de lideres del Poder Negro y Chicano: Fred Hampton, George Jackson, Jonathan Jackson, Reies López Tijerina, Angela Davis, Rubén Salazar, por mencionar los casos mas relevantes. Pero, ¿porque hablar de un tiempo tan lejano para aclarar lo que viene sucediendo y apuntar a la crisis de memoria y a la producción activa de una enajenación histórica dentro del imperio?

El poder imperial y los procesos de modernidades coloniales sobre el cuerpo humano racializado en los Estados Unidos que describe el académico jamaiquino Anthony Bogues en su Imperio de la Libertad [2] es también la temática de urgencia en la música urbana producida por Bocafloja. Ambos denuncian la naturalización y racionalización de la violencia colonial neoliberal o las modernidades coloniales. Hay casos concretos que revelan como esta guerra colonial moderna, además de producir condiciones de pobreza material insostenibles en los barrios mas afectados, tiene la capacidad de un terrorismo psíquico al criminalizar el cuerpo racialmente marcado, particularmente la corporalidad y realidad de las comunidades chicanas, negras y a las mas pobres en Estados Unidos. Un claro ejemplo de esta reconfiguración y sofisticación del aparato bélico interno estadounidense es el complejo carcelario industrial [3] . El hecho de que actualmente estén encarcelados dos millones de seres humanos, en su gran mayoría negra y chicana no es una casualidad, sino que revela la causalidad histórica en su mas clara expresión de un terrorismo continuo interno. Dylan Rodriguez hace las conexiones necesarias en Pasajes Forzados [4] , en donde centra la experiencia narrativa de los y las prisionero/as políticos que fueron encarcelados por su militancia en los movimientos de empoderamiento negro en los 70s.

La actual persecución y la criminalización del cuerpo negro y moreno actual debe encajarse dentro del contexto de esta incesante guerra interna que no se pudo contener y se promulgo del barrio a la universidad hace mas de 40 años. Las violentas condiciones sociales de pobreza, racismo y la supresión de la memoria histórica de estas comunidades se han profundizado silenciosamente en plena era neoliberal. Es decir, puede haber felices ciudadanos liberales que gozan del derecho democrático al trabajo y al consumo, a afirmar su exótica latinidad, pero no pueden organizar una guerra en defensa de sus propias vidas y por su futuro. La penetración psicológica es tal que las grandes masas no piensan libremente, ni se enteran de estar capturados y atrapados simbólicamente detrás de las barras. Recordemos que en su momento encarcelada y en defensa de su libertad, Angela Davis sugirió que las comunidades negras y chicanas eran prisioneras políticas, puesto que solo una no-ciudadanía explica el abuso a derechos tan fundamentales como a una vida digna, soberana, auto-suficiente y protegida por la ley. Su ensayo en el volumen por su defensa y libertad Si Vienen Por La Mañana, sostiene que la militancia por la liberación negra es puesta en prisión por enfrentar a las mismas condiciones que la oprime [5] .

Actualmente, esta guerra es doblemente material y cultural. La producción cultural dominante de lo latino produce la rampante pobreza cultural y censura activamente a la memoria e imaginación radical. Inclusive, me atrevo a afirmar que hay dos posiciones ideológicas en cada costa del imperio. En Miami esta Univision, literalmente programando una despolitización y comercializando por y para una latinidad sometida. En el pacifico, en la frontera física entre México y Estados Unidos, se activa la memoria radical del pueblo chicano, en un parque vivo de murales y mítines políticos, con actividad cultural guiada por la efervescencia de luchas en contra del imperio interno y externo de la colonial global. La producción cultural de Bocafloja, es también una vena intelectual de una irreverencia clara a poderes hegemónicos , sostiene la mas clara imaginación radical, siguiendo la militancia discursiva anti-colonial de los 70s, una poética transgresora y emancipadora que desarma el poder colonial sobre el cuerpo de los condenados a esta muerte lenta. Un Hip Hop urbano que mas que eso, es una poética de la memoria, situada y contextualizada en el trauma colonial moderno de las calles y el cuerpo encarcelado de las comunidades chicanas y negras. Porque, a estas alturas de sofisticación, ya ni siquiera ser militante es requisito para ser perseguido por la violencia de la modernidad colonial, ser inmigrante es mas que suficiente para sentir vibraciones de asesinato por electroshock como las sintió Anastasio Hernández Rojas quien fue linchado por agentes de la patrulla fronteriza en el cruce peatonal en el momento mismo en que se le intentaba deportar. A estas comunidades se les sigue negando una ciudadanía política, social y cultural por el aparato legal del estado neoliberal. Hay cerca de dos millones de seres humanos detrás de las barras estadounidenses, y la gran mayoría encarcelada es negra y chicana. Esta no-ciudadanía es también evidente cuando el estado asesina, y esas muertes quedan impunes, la rampante muerte social lleva décadas sin cambio radical. La urgencia política de hoy va mas allá de la represión interna militar, puesto que en plena época neoliberal, ahora socavan la memoria, la imaginación, y el deseo mismo por otra realidad. En la actual locura colonial moderna, se criminalizan a familias enteras indocumentadas, encarcelando y deportando a miles de migrantes latinoamericanos, se justifican asesinatos producidos por un racismo socialmente naturalizado pues quedan impunes por el sistema penal estadounidense. Hace falta nombrar solo los casos mas prominentes: Valeria Tachiquin Alvarado, Oscar Grant, Trayvon Martin y muchos otros que no llegan a la discusión nacional. Excesos de violencia colonial que bien podrían ser llamados linchamientos modernos.

La represión de la memoria se desenvuelve en las instituciones educativas. El caso de Arizona en donde se censuran los Estudios Étnicos ejemplifica esta embestida ideológica en contra de la memoria radical. Es en esta guerra en donde la recuperación de memoria y la diseminación de imaginación radical son esenciales para desarticular el imperio colonial moderno desde sus entrañas. En este guerra cultural, la música de Bocafloja contiene una poética anti-colonial imprescindible, un rescate de la memoria histórica y de la imaginación radical necesaria y una alfabetización decolonial primaria para exigir un futuro en esta embestida de muerte. Para escuchar a la extensa producción musical de Bocafloja, es necesario entrar en la profundidad histórica de lo que cuenta, y de esta manera entenderla como una reacción de una memoria corporal. Sin embargo, lo importante del rescate de esta memoria no es entenderla como tal y dejarla posicionada a un pasado romántico de lucha, si no injertarla como arma cultural, y activar esas memorias para que sean el deseo y la imaginación radical para prenderle fuego al presente, porque una zona de autonomía empieza desde el cuerpo.



[1] Bocafloja featuring Intifada, «El Viejo Son», Existo, Matriz Preludio al Pienso, 2009.

[2] Anthony Bogues. Empire of Liberty: Power, Desire and Freedom, 2010.

[3] Prison Industrial Complex es la versión interna del Military Industrial Complex, estas guerras internas y externas producen ganancias millonarias al régimen colonial neoliberal.

[4] Dylan Rodriguez. Forced Passages: Imprisoned Radical Intellectuals and the U.S. Prison Regime, 2006.

[5] Cynthia A. Young. Soul Power: Culture, Radicalism, and the Making of the U.S. Third World Left. 2006.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.