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Contra la excusa del antisemitismo

Bocanadas de aire limpio

Fuentes: Tlaxcala

Traducido por Atenea Acevedo

Nadie, ni siquiera los propios halcones y tiranos, podría negar el hecho de que la mayoría de las decisiones alrededor del planeta están en manos de cierto grupo de dirigentes al frente de ciertos países en determinadas regiones. La población del mundo se acercó a los 7.000 millones al cierre de 2008; la vida humana ocupa 203 países y Estados soberanos, y son apenas unas 30 personas las que deciden el destino y las perspectivas de esta masa de 7.000 millones… exactamente lo que esperamos de la democracia del siglo XXI: una forma revolucionada del otrora sublime concepto que todo ser humano consciente ansiaba con entusiasmo.

Tal vez la extraordinaria y descabellada limpieza étnica y masacre sistemática de civiles que comete habitualmente el Estado de Israel es algo instintivo a la existencia misma de ese «país» con 60 años de existencia y, como lo señaló Gilad Atzmon en una entrevista que sostuve con él, no puede esperarse que el Estado israelí dé un trato benévolo, humano y legal a un pueblo oprimido.

Sin embargo, lo que me deja asombrosamente perplejo y desconcertado es la perspectiva de los países europeos y de USA ante el prolongado castigo infligido al pueblo palestino por Israel. En cuanto alguien se atreve a criticar públicamente a Israel por sus actos ilegales, un grupo nutrido de personalidades se moviliza para acusar al opinante en cuestión de ‘antisemita’, ‘antijudío’ y otras calumnias.

Resulta interesante notar que quienes blanden estas acusaciones carecen de educación formal o desconocen los hechos históricos o pretenden hacerse pasar por ignorantes y carentes de información. Según la etimología, la palabra semita se refiere a quienes hablan las lenguas semíticas o profesan las antiguas religiones semíticas. Las lenguas semíticas son un grupo de idiomas vinculadas entre sí que incluye al árabe, el arameo, el tigrinya y el hebreo, entre otras. De entre las lenguas semíticas, el árabe es la que cuenta con más hablantes. Así, el antisemitismo, según su etimología, habría de referirse a la oposición a los idiomas árabe y arameo, algo básicamente injustificado y sin sentido.

En lo que respecta a las religiones semíticas, éstas incluyen al cristianismo, el Islam y el judaísmo. El cristianismo y el Islam son las religiones con mayor número de adeptos: 2.100 millones y 1.500 millones respectivamente. Sin embargo, el número total de judíos alrededor del mundo no supera los 14 millones, cifra comparativamente insignificante al lado de las otras dos religiones. Así, el antisemitismo tampoco representa una corriente de oposición al judaísmo en tanto religión monoteísta.

Quienes de manera consciente utilizan este término para cuestionar la moral de quienes critican a Israel saben bien que pueden acabar mezclando árabes, musulmanes (ya que no todos los árabes son necesariamente musulmanes), africanos hablantes de lenguas semíticas, cristianos y judíos en un corrosivo conflicto. Quieren presentar a Israel como el símbolo del judaísmo e intimidar a sus disidentes para que se retracten y eviten criticar las políticas genocidas de Tel Aviv y sus aliados.

El tema es realmente complicado, porque no es posible discutir y convencer a las personas comunes y corrientes de que un «país» no puede constituirse en representante de una religión, tal como Arabia Saudita no puede ser el país que represente al Islam. La religión es la incorporación intuitiva de valores morales, éticos, humanos y decentes en los corazones y las mentes de las personas, y ningún sistema gubernamental puede presumir de ser el símbolo de la encarnación absoluta y suprema de la religión oficial a la que se aferra. Acaso, por ejemplo, el nombre de Irán está oficialmente mezclado con el nombre del Islam y su sistema gubernamental es teocrático; aun así, sería irracional juzgar al Islam y a su realidad con base en la situación de Irán. Tal vez algún día Irán se verá empobrecido por la debacle financiera, ¿sería entonces factible concluir que el Islam es la religión de la pobreza y la escasez?

De manera similar, no es posible evaluar la religión a partir de las mayorías. La mayoría del pueblo usamericano (alrededor de 75% de la población en 2002) es cristiana, mientras que el sistema gubernamental es secular; no obstante, no se puede evaluar la autenticidad y veracidad del cristianismo con base en el estilo de vida, el comportamiento, las reflexiones o las costumbres del pueblo usamericano. Incluso los cristianos practicantes de USA están bastante lejos de los pilares fundamentales de su religión.

Del mismo modo, Israel no es la manifestación del judaísmo. El judaísmo denuncia el terrorismo, la matanza de inocentes, la ocupación y la violación de la propiedad ajena. Israel se presenta como un Estado judío, cuando no lo es en realidad; no practica lo que predica y, por desgracia, mezcla equivocadamente la noción expansionista, intervencionista y reaccionaria del sionismo con el judaísmo en tanto religión.

No obstante, más allá de estas diferencias léxicas, etimológicas y metodológicas, lo más valioso es que la resistencia a la intimidación y la opresión constituye el legado cultural del que se ha alimentado el pueblo palestino a través de los tiempos. Creo que el bastión de resistencia a la agresión que el pueblo palestino ha formado está en la moral y la autenticidad ética de nuestras grandes personalidades, pensadores, oradores y teóricos.

No quiero pecar de categórico, pero creo que el apoyo incondicional a Israel que predomina entre los halcones conservadores y los belicistas de línea dura con el pretexto de defender «el derecho de Israel a existir» o de reconocer su «derecho de legítima defensa» no indica sino la intención deliberada de prestar oídos sordos a una de las realidades más apabullantes de nuestros tiempos.

Miles de personas son expulsadas de sus tierras, son masacradas en actos de mero entretenimiento para sus opresores y viven bajo las más violentas amenazas imaginables.

No pedimos nada. Solo queremos que la ‘comunidad internacional’, si estas palabras no son el equivalente lingüístico de USA y sus amigos europeos, actúe y haga cumplir el contenido de las 22 resoluciones hasta ahora emitidas por el Consejo de Seguridad de la ONU, que condene las acciones insólitas de Israel. El Consejo de Seguridad de la ONU se refiere a Israel como «la potencia de ocupación»; queremos que alguien ponga fin a esa ocupación.

Yo, ciudadano del mundo, quiero respirar aire limpio, puro e impoluto. Quiero despertar una mañana y escuchar por la radio que la ocupación de las tierras palestinas, la masacre del pueblo palestino y la violación de sus derechos por fin han terminado ¿Llegaré a ver ese día?

Fuente: http://www.tlaxcala.es/pp.asp?reference=7323&lg=en

Sobre el autor

Kourosh Ziabari y Atenea Acevedo pertenecen al colectivo Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Acevedo es también miembro de Rebelión. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y la fuente.