Traducido por S. Seguí
Clichy, 23 de febrero de 2010
Señora ministra Michèle Alliot-Marie,
Ministerio de Justicia
13 Place Vendôme
75042 París
Estimada señora ministra:
Sus comentarios sobre quién y qué es antisemita no sólo están llenos de mala fe sino que son también un fraude deliberado. (1)
Dado que hay que mostrar unas credenciales suficientes y hacer público el pedigrí, declaro que soy nieta y sobrina de mártires de los nazis en suelo lituano e hija de un superviviente del genocidio. Mi padre, Schmerke Kaczerginski, era un poeta de la lengua yiddish y luchó en la guerrilla contra la bestia fascista. (2)
¿Soy antisemita? ¿Estoy contaminada por el «odio a mí misma»? Dejo la respuesta a estas preguntas a sus «expertos», señora ministra, que cambian de opinión como buenas veletas. (3)
Pero, ¿quién es la autoridad en este ámbito? ¿Cuál es el servicio público encargado de la expedición de certificados de «antecedentes penales» en relación con el delito de antisemitismo? Me gustaría saber el nombre y la dirección, señora ministra.
Apoyo el boicot de Israel del mismo modo que apoyé el boicot a Sudáfrica, el boicot contra Chile bajo Pinochet, y el boicot a las lechugas de California (4). Apoyo el boicot a todos los productos Made in Israel, ya sean de los territorios incluidos dentro de la línea de armisticio de 1949 o de los ocupados tras la invasión de junio de 1967. Boicoteo todos los eventos en que participan representantes oficiales del Estado racista. Y califico de criminales a las organizaciones sionistas cuyo objetivo es judaizar Palestina, expulsando a sus habitantes, como el KKL (Keren Kayemet LeIsrael), el Fondo Nacional Judío.
¿Estoy con ello practicando la incitación al odio racial, religioso, cultural y de género? NO, hago una llamada a la lucidez de mis conciudadanos para poner fin a su ceguera sobre el proyecto sionista. El Estado de Israel no garantiza mi seguridad; al contrario, actúa en favor de mi inseguridad: dice que me protege pero me aterroriza: porque no pienso como el Estado querría que pensase, porque es un aparato terrorista que no duda en robar la identidad de cualquier persona que considere útil a sus sucios designios, incluso si es judío, por ejemplo, la identidad de Michael Bodenheimer. (5)
Sí, señora ministra de Justicia, boicoteo los productos de Israel y no estoy sola; lo hago junto con otros ciudadanos que tienen apellidos muy o poco católicos.
Atentamente le saluda,
Liliane Kaczerginski
Notas:
(1) «No acepto que personas, dirigentes de asociaciones, políticos o ciudadanos privados, llamen al boicot de productos porque sean kosher o provengan de Israel. Deseo que la Fiscalía muestre una mayor severidad ante este problema. Por esta razón he enviado una circular a los fiscales generales, pidiéndoles que identificaran e informaran de todos los actos de incitación a la discriminación. Mi intención es que todos los autores de estos actos sean enjuiciados, previa identificación, en particular cuando la llamada al boicot se haya hecho a través de Internet. En este sentido, acojo con satisfacción la determinación de la fiscalía en el caso de la persona que había llamado a un boicot de productos israelíes por medio de carteles en un centro comercial de Mérignac.»
http://www.crif.org/?page=
(2) http://www.ushmm.org/wlc/
(3) http://www.assemblee-
(4) En 1969, el sindicato estadounidense de trabajadores del campo UFWOC lanzó una llamada a un boicot nacional de las lechugas producidas en California, como medio de presión sobre los propietarios que se oponían a la sindicación de los trabajadores. El boicot fue ampliamente seguido en todo el país, en particular por estudiantes de diferentes universidades, que exigían que las lechugas de California fueran prohibidas en los comedores escolares. Hasta que consiguieron, en 1975, que el gobernador de California firmase una ley que garantizaba los derechos sindicales a los trabajadores agrícolas.
(5) http://www.francesoir.fr/
Para información, puede encontrarse más amplia documentación en:
http://www.femmesennoir.org/
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