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Bolonia y los proyectos del Ministerio de Ciencia e Innovación para las universidades públicas

Fuentes: Rebelión

Las palabras del Secretario de Estado de Universidades, Mario Rubiralta, afirmando, en la Universidad de Oviedo el pasado 25 de Noviembre, que «si alguna universidad va a cerrar no será por Bolonia, será por el mercado» 1 junto con comentarios como, «hay que abordar un proceso de reducción del número de universidades, bien mediante procesos […]

Las palabras del Secretario de Estado de Universidades, Mario Rubiralta, afirmando, en la Universidad de Oviedo el pasado 25 de Noviembre, que «si alguna universidad va a cerrar no será por Bolonia, será por el mercado» 1 junto con comentarios como, «hay que abordar un proceso de reducción del número de universidades, bien mediante procesos de fusión, transformación o extinción pura y simple,….» recogido del foro de debate del Ministerio de Ciencia e Innovación,2 y la noticia del apoyo del Ministerio para la elaboración del primer ranking nacional de universidades, viene a confirmar lo que muchos nos temíamos sobre los objetivos del actual equipo ministerial. Para este equipo lograr la diferenciación y estratificación de las universidades públicas españolas y hacer a algunas útiles «al mercado» y visibles internacionalmente son objetivos básicos, aunque «el mercado», pueda dejar a algunas en el camino. Estos objetivos evidentemente no se recogían en el «Proceso de Bolonia» pero sí en la Estrategia Universidad 2015 y el programa Campus de Excelencia Internacional.

Con los mencionados proyectos se trata de sustituir inversión pública por privada a cambio de ofrecer, a los inversores, en nuestro país fundamentalmente las corporaciones financieras, los descubrimientos y el capital humano que los lleva a cabo. El Secretario de Estado de Universidades lo confirmaba cuando decía, en su comparecencia en el Senado, 25 de septiembre 2008, que el aumento de la financiación para universidades sólo es posible si se contempla el modelo mixto público-privado con ingresos significativos por la comercialización de conocimiento protegido y la prestación de servicios, entre otros. Aunque en su artículo en El País del 12 de Febrero 2009, nos intenta convencer de que ello no tendrá nada que ver con la supeditación de la universidad a los intereses privados. Probablemente el Sr. Rubiralta y las autoridades de algunas universidades son de los pocos que todavía confían en el altruismo de las corporaciones financieras al aportar fondos.

Según los planes del ministerio, una vez diferenciadas las universidades por su capacidad de captar fondos de inversores privados, «las mejores» serán ayudadas a hacerse «visibles internacionalmente» y para ello está el programa Campus de Excelencia Internacional, (CEI) donde confluirían universidades, centros de investigación y empresas. El Ministerio, en su política de facilitar la innovación a las empresas, ve como positivo que estos conglomerados sean el lugar idóneo donde estas empleen en su beneficio el capital humano altamente cualificado pagado con fondos públicos. Nada se nos decía de las universidades que quedaran fueran de esos CEI, ahora es fácil de entender que su destino no fuera explicitado por nuestras autoridades, ya que esas universidades incapaces de captar fondos del mercado estarían abocadas a la desaparición.

Evidentemente Bolonia no cierra universidades, pero el proyecto de cambios académicos, que se está introduciendo con la excusa de Bolonia, junto con el íntimamente relacionado, proceso de «mercantilización» de la actividad universitaria sí lo hará y a causa de ello la universidad pública española vive estos días una situación de enorme desconcierto que la campaña propagandística, sobre las bondades de los cambios, del Ministerio, lejos de calmar lo incrementa, ya que choca con la tozuda realidad de nuestras universidades.

Propondría a las autoridades ministeriales que hagan un esfuerzo de realismo y separen unos cambios, los académicos y los de mercantilización en el tiempo. Creo que aún podemos hacer una mera adaptación formal de nuestro actual modelo académico a los principios básicos de Bolonia y utilizando, si se quiere, la actual crisis del modelo económico mundial, iniciar un debate sobre la universidad pública que es necesaria para combatir y superar la actual situación económica.

La crisis del modelo económico vigente hará que las universidades de todo el mundo reformulen su funcionamiento y por tanto su papel dentro del «capitalismo académico». Por primera vez en años las admiradas y muy valoradas universidades norte-americanas tienen pérdidas económicas y temen una disminución importante en las aportaciones privadas, lo que les llevará sin duda al cambio de modelo de financiación. Considero que la actual crisis económica es una oportunidad, no la mejor evidentemente, para acometer cambios en profundidad en la universidad española, producto de un debate donde intervengan todos los sectores interesados implicados, incluidos aquellos sectores de la economía productiva que comprometan fondos en nuestras universidades.

Modificar el sistema académico universitario español para adaptarlo a la «universidad europea» «universidad» que sólo existe en la mente de algunos expertos y además unir a ello el proceso de mercantilización, dentro de una profunda crisis económica, es llevar a nuestras universidades a su completa desintegración. Además, las corporaciones financieras que han sido las impulsoras desde muy diferentes foros, del proceso de mercantilización de la universidad española, no presentan en estos momentos las mejores referencias para un cambio que pueda ser utilizado para el beneficio de la sociedad en su conjunto.  

Diego Llanes Ruiz. Catedrático Genética. Universidad de Córdoba.

Notas:

1 http://www.elcomerciodigital.com/oviedo/20081125/asturias/alguna-universidad-cerrar-sera-20081125.html

2 http://foro2015.fecyt.es/?page_id=50