En el día de ayer apareció una nota en Radio Martí titulada «Periodista extranjero acosado en La Habana», cargada de una malintencionada finalidad: Exacerbar la guerra mediática contra Cuba por una supuesta falta de libertad de expresión. El asunto en concreto se refiere a una entrevista que divulgó la cadena de televisión Al Jazeera, donde […]
En el día de ayer apareció una nota en Radio Martí titulada «Periodista extranjero acosado en La Habana», cargada de una malintencionada finalidad: Exacerbar la guerra mediática contra Cuba por una supuesta falta de libertad de expresión. El asunto en concreto se refiere a una entrevista que divulgó la cadena de televisión Al Jazeera, donde se difundió una entrevista con la bloguera mentirosa Yoani Sánchez por parte de un periodista de origen palestino, Moutaz Al Qaissia, y quien, según estos instrumentos mediáticos de los serviles intereses de Estados Unidos y de la mafia anticubana de Miami, «e stá ahora bajo amenaza de expulsión «.
Con respecto a estos hechos, debo hacer unas declaraciones enteramente personales y que no responden a posición oficial alguna:
1) No comparto las declaraciones distorcionadoras de la realidad cubana por parte de la mercenaria provocadora Yoani Sánchez en la referida entrevista.
2) Considero que, tanto Moutaz Al Qaissia como la cadena Al Jazeera, actuaron irresponsablemente, como lo han hecho con frecuencia otras cadenas internacionales, al tratar de sobredimensionar a una detractora de oficio. De hecho, se alinearon junto a quienes hoy desarrollan la más criminal guerra ideológica contra Cuba, basada en falsas apreciaciones derepresentantes de grupúsculos de la contrarrevolución interna.
3) Si la intención de los promotores de esta entrevista, publicada en noviembre de 2011, como de la propia Yoani, fue la afiebrada intención de trasplantar «La primavera Árabe» a Cuba, les confirmo que en Cuba no ocurrirán jamás los detestables hechos ocurridos en Libia y que hoy se montan contra Siria e Irán. Por otra parte, jamás será posible un levantamiento popular en Cuba, pues el pueblo cubano en su gran mayoría apoya nuestro proyecto socialista de desarrollo. Cuba, lo repito, no es Yemén, ni Egipto, ni nación árabe alguna.
4) Es cierto que muchos twitteros cubanos respondieron airados a la manipulación, deliberada o no, del reportero de Al Jazeera, heridos lógicamente por los infames propósitos de la mercenaria de oficio y de la inadecuada entrevista. Decenas de nuestros twitteros, con el espíritu de guerrilla que los caracteriza, iniciaron un maratón de twets, luego de que Moutaz Al Qaissia, olvidándose de los dolores de su pueblo y de la solidaridad incondicional de Cuba hacia el mismo, llamara «perros» a nuestros compañeros.
5) Personalmente, me negué a participar en el lógico repudio a la ofensa de Al Qaissia, no sumándome a la convocatoria para responderle, pensando que mi respuesta podría ser más mesurada y crítica, pero sin dejar de ser justa dentro del contexto de la confrontación de ideas.
Nuevos hechos, empero han obligado a escribir esta nota.
El primero de ellos, como todo lo que rodea a Yoani, despierta el fétido tufillo de la manipulación mediática. Siempre me ha preocupado el hecho de que sobredimensionar a la exigua contrarrevolución interna, ayuda a sobredimensionarlos mediáticamente, lo que no nos limita a dar nuestras respuestas a favor de la verdad. De hecho, percibí detras de este acontecimiento el inicio de una nueva campaña contra Cuba, tal como lo han confirmado los acontecimientos posteriores.
La campaña enemiga debe ser desarticulada a tiempo y esa es y será nuestra baza de triunfo en la guerra ideológica.
Es por ello que expongo estas consideraciones:
a) Le corresponde a Moutaz Al Qaissia, si alberga agradecimiento a Cuba por haberlo graduado como universitario, dejar a un lado su soberbia y ofrecer una disculpa a nuestros twitteros por haberlos llamado «perros». Le recuerdo que sus declaraciones al Diario de Cuba, afamado blog anticubano, y retransmitidas por Radio Martí, en las que expresa: «No me importa si mandan una carta al MINREX. Ellos me han insultado a mí y a mi empresa. Dicen que cobro del gobierno de EE.UU. Yo no estoy haciendo nada malo. Mi Twitter es personal. A mi no me importa si me expulsan del país», dijo en la entrevista.», demuestran una irresponsable (no digo malsana) actitud hacia nuestra prensa
b) Él sabe bien que no ha sufrido acoso ni persecución en momento alguno por parte de las autoridades. Decir eso, es una mentira. Todavía, incluso, ni se ha manejado el tema de una supuesta expulsión de la Isla.
c) El cruce de twets ofensivos entre él y varios twitteros cubanos y otros que no radican en nuestra Patria fue controvertido por la dinámica de sus interacciones. Él, como lo reconoce en la entrevista al Diario de Cuba, excaerbó la reacción de varios periodistas cubanos al decirles: «Sean cultos y sepan leer, incultos perros». Esta respuesta mostró por su parte irrespeto. Si se sintió ofendido, bien hubiera valido una respuesta respetuosa que lo deslindara de las acusaciones que se le hicieron.
d) Me sirvo para aclarar, con todo el fundamento posible, que ninguno de estos twitteros como @cubamar, @kaol_en_red, y Yohandry8787, representan a la Seguridad del Estado cubana, ni a ninguna autoridad oficial de este país. Por ello, la mentira propalada por el Diario de Cuba y Radio Martí, sí malsanamente esgrimidascomo agresiones de las autoridades de la Isla contra el reportero, son parte de una manipulación bochornosa.
e) Llamo a Al Qaissia, por el respeto que me merece su origen palestino, a que reflexione sobre el papel que ha asumido y que lo empuja hacia un alineamiento hacia las posiciones de nuestros enemigos. Su intención de cubrir la pasada provocación de la flotilla anticubana, el 9 de diciembre, es un antecedente sobre el que debe pensar, pues sobredimensionar una ridícula actividad contra nuestra Patria constituye una violación de la verdad. Sano hubiera sido hablar sobre su detestable finalidad, sobre la composición y antecedentes terroristas de sus organizadores, así como sobre su esencia mediática para tensar las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Eso hace un periodista analítico y veraz.
Por último, recuerdo a Al Qaissia que nuestra prensa cumple su papel no por un dictamen oficialista y se está batallando para que asuma su rol crítico dentro de una sociedad, aunque no perfecta, por la cual luchamos por hacerla viable y más provechosa para todo nuestro pueblo.
Como dijeran muchos de sus mártires palestinos en la lucha contra el agresor sionista, las pideras deben apuntar al enemigo, solo para eso las usamos. Apuntar nuestras palabras, aunque creamos que son válidas, hacia el amigo sincero, desdice mucho de nuestras verdaderas intenciones.