Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Israel bombardeó despiadadamente Gaza el sábado, matando por lo menos a 205 palestinos e hiriendo a por lo menos 350 más, según funcionarios sanitarios palestinos.
Esa reacción totalmente desproporcionada a los ataques inmorales, pero en su mayor parte inefectivos con cohetes contra Israel va a inflamar aún más, con entera seguridad, Oriente Próximo.
Nadie, tampoco, dejará de darse cuenta del guiño de ojos del gobierno de Bush ante los ataques de Israel.
El portavoz de la Casa Blanca, Gordon Johndroe, culpó por todo a Hamas
«Los continuos ataques con cohetes de Hamas contra Israel deben cesar si ha de detenerse la violencia,» dijo Johndroe.
Luego, incluso mientras presentaba una señal a la ligera hacia la salvaguarda de civiles, no mostró desagrado ante la persecución israelí contra Hamas: «EE.UU. insta a Israel a evitar víctimas civiles mientras ataca a Hamas en Gaza,» dijo Johndroe.
Mientras tanto, el presidente electo Barack Obama y la futura Secretaria de Estado, Hillary Clinton, guardaron un vergonzoso silencio en las primeras horas después del ataque.
La reacción de Bush, y la falta de reacción de Obama y Clinton, subrayan el punto que Hanan Ashrawi subrayó el sábado: «Israel se ha acostumbrado a que no se le responsabilice y a ser un país que está por sobre la ley,» dijo la legisladora palestina y activista por los derechos humanos. Calificó los bombardeos de «masacre».
Con la condonación por Washington del ataque israelí, la violencia sólo puede empeorar.
El Ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, dijo: «La operación será más profunda y se expandirá tanto como sea necesario… No será breve, y no será fácil.»
Un portavoz de Hamas juró venganza y dijo que Hamas «continuará la resistencia hasta la última gota de sangre.»
Este ciclo de violencia se hará cada vez más sangriento hasta que Washington termine por imponerse sobre Israel para que se realice un acuerdo justo con los palestinos.
Bush no se siente inclinado a hacerlo. Tampoco, al parecer, Obama.