En la conferencia palestino-israelí de noviembre en Estados Unidos deberían participar países árabes que no reconocen a Israel, recomendaron este miércoles al presidente George W. Bush ocho veteranos ex funcionarios expertos en relaciones exteriores. De la reunión también debería surgir un diálogo de paz entre Israel y Siria y negociaciones hacia un cese del fuego […]
Así lo establece la carta, firmada, entre otros, por los ex consejeros de Seguridad Nacional Zbigniew Brzezinski, del opositor Partido Demócrata, y Brent Scowcroft, del gobernante Partido Republicano.
Para resultar creíble ante los participantes árabes, la conferencia, programada para el 15 de noviembre en la occidental ciudad estadounidense de Annapolis, Israel debe comprometerse a congelar toda expansión de los asentamientos judíos en territorio palestino.
, según la carta, que también fue suscrita por el ex representante Lee Hamilton, copresidente, junto con el ex secretario de Estado (canciller) James Baker, del Grupo de Estudios sobre Iraq.
«Es imposible llevar a cabo un debate serio sobre poner fin a la ocupación mientras la construcción de asentamientos tiene lugar a ritmo acelerado», señala la carta, también firmada por el ex legislador demócrata Lee Hamilton y la ex senadora republicana Nancy Kassembaum-Baker.
«Los esfuerzos también deberían concentrarse en aliviar la situación en Gaza y en permitir la reanudación de la vida económica» de este territorio poblado por 1,3 millones de personas, agrega.
Los restantes firmantes de la carta son la ex representante de Comercio Carla Hills, el ex presidente del Tesoro, Paul Volcker, el ex embajador en la ONU Thomas Pickering y el asesor del asesinado presidente John F. Kennedy Theodore Sorensen.
Gaza, bajo control de Hamas desde que, en junio, sus fuerzas desplazaron a combatientes leales al presidente palestino Mahmoud Abbas, del más moderado partido Fatah, ha sido sometida a un severo embargo económico a manos de Israel y Estados Unidos.
Abbas y el primer ministro israelí Ehud Olmert han intensificado en las últimas semanas sus contactos con miras a la conferencia de noviembre en Annapolis. A fines de septiembre, cinco ex altos diplomáticos estadounidenses que se desempeñaron durante mucho tiempo en Medio Oriente urgieron en una carta a la secretaria de Estado (canciller) Condoleezza Rice a intensificar sus propios esfuerzos de mediación, para asegurar un resultado exitoso de la reunión.
En esa misiva, llamaron a Washington a presentar sus propias propuestas y apelar más a las gestiones del ex primer ministro británico Tony Blair, flamante enviado especial del Cuarteto (instancia de mediación que integran Estados Unidos, Rusia, la ONU y la Unión Europea), para achicar las diferencias en las semanas anteriores a la reunión.
Los diplomáticos también urgieron al gobierno a dar pasos para atraer a potenciales obstáculos, como Hamas y Siria, hacia un proceso de paz expandido que debería incluir una serie de reuniones posteriores.
Las dos cartas coinciden en que una eventual declaración final de la reunión de noviembre debería incluir las coincidencias que alcancen Israel y Palestina, por preliminares que sean, sobre los cinco asuntos clave a los que debería referirse el acuerdo definitivo de paz.
Un entendimiento así debería ser avalado por una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), según los ex funcionarios.
Las cuestiones clave son la creación de dos estados basados sobre la «línea verde» de 1967, con leves modificaciones recíprocas y de igual superficie para uno y otro lado, el reconocimiento de Jerusalén como capital de ambos estados, con soberanía para los barrios donde cada comunidad sea mayoritaria y garantías de acceso irrestricta para las dos comunidades a la Ciudad Vieja.
Lac cartas también proponen acuerdos para el problema de los exiliados palestinos, incluida la compensación financiera y la asistencia para la repatriación, y la creación de mecanismos de seguridad que eliminen las preocupaciones israelíes respecto de la soberanía palestina.
Las dos cartas también coinciden en que, sin un marco como el propuesto, no habrá esperanzas para un acuerdo de paz en los próximos años, y, para peor, Estados Unidos perderá lo que le queda de influencia y credibilidad.
«Dado que un fracaso tendría devastadoras consecuencias en la región y más allá, es críticamente importante que la conferencia sea exitosa», dice la carta publicada este miércoles, a la que adhirieron los centros de estudios Grupo Internacional de Crisis, New America Foundation y US/Middle East Project.
Es difícil que el gobierno de Bush objete alguna de las propuestas, pero muchos analistas dudan de su voluntad de presionar a las dos partes, particularmente a Israel, para que hagan las concesiones necesarias.
Entre otras dificultades, indican que buena parte del gobierno está dedicado a aislar a Siria y a Hamas, a los que considera parte de una alianza extremista liderada por Irán.
Estados Unidos invitó a Siria a Annapolis, pero, según la carta, debería seguir con un «genuino compromiso» con Damasco, algo a lo que Bush se resiste.