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Cada 14 de abril su España es Republicana, cada 18 de julio la otra España es golpista.

Cada 14 de abril

Fuentes: Rebelión

España se despierta republicana, cada 14 de abril esa misma España se acuesta monárquica.   Todos los 1 de mayo se llenan las calles por los derechos de los trabajadores y cada cuatro años estos mismos trabajadores continúan votando aquellos que se los niegan y recortan.   Seguramente para muchos de estos obreros y republicanos […]

España se despierta republicana, cada 14 de abril esa misma España se acuesta monárquica.

 

Todos los 1 de mayo se llenan las calles por los derechos de los trabajadores y cada cuatro años estos mismos trabajadores continúan votando aquellos que se los niegan y recortan.

 

Seguramente para muchos de estos obreros y republicanos de esa España tan irreal como forzosa su derecho a voto y el poder del mismo es solo mera referencia a un estado de derecho en el que no creen.

 

Si yo viviese en España seria republicano y si yo viviese en España cada cuatro años tendría que darle al sentido de mi voto el valor útil que se le presupone y esto me obligaría a votar al menos malo de todos.

 

Podría decir que la monarquía o la republica española me es ajena y mentiría incluso en mis más optimistas postulados, podría decir que el partido o el sentido del voto de los españoles me es tan indiferente como su gobierno y volvería a hacer demagogia pura y hueca.

 

Así también en Euskal Herria cada 14 de abril se continua abogando por esa III Republica, no en vano fue en Eibar (Gipuzkoa) donde se proclamo aquel 14 de abril del 1931 la II Republica y con ella la expulsión del rey Alfonso XIII abuelo del actual monarca español proclamado por el general golpista Francisco Franco como eternización de los principios de su movimiento nacional.

 

En democracia nos han dicho que el poder reside en el mismo pueblo que elige por sufragio universal, siempre magnificando para no entrar en detalles, a sus representantes y el modelo de gobierno.

 

En democracia nos continúan asegurando que todas las opciones políticas son validas y lo hacen con tal aplomo que incluso llegan a creérselo a pies juntillas como ley de rango indisoluble.

 

Pero en esta democracia que nos niega nuestros más elementales derechos y nos amarra con sus obligaciones no siempre claras ni legales hay realidades que no se negocian ni se votan y la Republica como oposición a su Monarquía constitucional es una de ellas.

 

La Constitución del 78 valido la herencia franquista en una transición menos real que escenificada, con ruidos de tanques y negros tricornios de fondo, y desde entonces los muchos gobiernos que han sido la han sacralizado como dogma de fe único si bien esto tampoco ha significado que su articulado haya sido respetado en cuanto a los derechos y libertades individuales.

 

La Constitución ha sido y es el muro de choque contra el que han estampado todos los derechos y reivindicaciones populares, del pueblo y de los pueblos para entendernos, pero no las limitaciones del aparataje de estado siempre abierto a su interpretación y su traducción.

 

Toda ley que necesita de la lectura e interpretación puntual de quien la tiene que aplicar es una mala ley que deja indefenso a quien es condenado a sufrirla. Todo tribunal cuyos jueces son nombrados por el Poder ejecutivo ofrece una inseguridad proporcional a los intereses del poder que les alimenta y justifica.

 

Desde hace unos meses una gran parte de la prensa no convencional esta apostando por esa III Republica y con ella la recuperación de la memoria histórica que tan celosamente se ha guardado y deformado durante años de Movimiento Nacional y Transición democrática, del «Arriba España», del «España va bien» o de los «Estatutos infumables» y del GAL como opción legal a su lucha antiterrorista.

 

Seguramente, al igual que todos los 14 de abril, el soñar Republica continúa siendo un derecho político individual, incluso colectivo, pero no lo es el exigirlo desde las urnas y como modelo de gobierno futuro. Si no me creen lean los proyectos políticos de aquellos partidos que dicen ser republicanos y busquen donde dicen que expulsaran de su cargo a los Borbones para siempre jamás del territorio patrio por ellos gobernado con la aportación de su voto.

 

La figura del rey Juan Carlos siempre me ha confundido en esa devoción que muchos escenifican en la calle y en esos mentideros de salsa rosa, como se dice ahora, que lo tildan o caricaturizan, por no hablar del boca a boca de todos aquellos que continúan validando la herencia de quien aseguro «Seguiré dando guerra mientras el cuerpo aguante» o aquella frase del actual presidente del gobierno J. L. Rodriguez Zapatero «Estoy muy a gusto y muy tranquilo porque tenemos un Rey bastante republicano».

 

Se imaginan ustedes cual seria el precio de tal despido a razón de 45 días por año si es improcedente, 33 ó 20 días si es objetivo y 0 días si es procedente, lo cierto es que tal vez desde su global podríamos saber cuanto cuesta al erario público la corona española, aunque también estoy seguro que no cuadrarían los números. ¡Gilipolleces!.

 

Del Ebro para abajo y del Atturri para arriba la política o el modelo de gobierno que la represente solo me salpican en la negación de mi identidad nacional y, como decía mas arriba, en los muchos deberes que me obligan sus leyes y razones siempre mucho mas poderosas y armadas que las mías. La Monarquía del Estado Español me duele tanto como la Republica del Estado Francés.

 

El 11 de febrero de 1873 se proclamo la I Republica que duro poco mas de un año y medio, febrero 1873 a diciembre 1874, el 14 de abril de 1931 se proclamo la II Republica que duro hasta el 1 de abril de 1939 y ninguna de las dos Republicas tuvo en consideración los derechos de los pueblos a decidir libremente su futuro. Ambas Republicas, y perdónenme todos y cada uno de los republicanos, ningunearon los derechos de las nacionalidades obligadas a conformar esa España monárquica y católica o republicana y atea que no han cesado después de tantos siglos de guerras y ocupación de gritar su independencia.

 

Lo cierto es que al señor de a pie, a ese que ejerce su derecho al voto cuando le dejan hacerlo, cada cuatro años le trae sin cuidado si vive en una Republica o vive en una Monarquía si las leyes que le obligan continúan siendo las mismas que le niegan los derechos fundamentales e individuales.

 

En Catalunya, Galizia o Euskal Herria se continua apostando por esa Europa de los Pueblos donde las nacionalidades sin estado puedan ser una realidad con derecho a decidir su futuro, una Europa de todos sin fronteras o alambradas por cierto.

 

Continuamos, aunque PNV o CIU se conformen con la España autonómica y dócil a sus intereses de partido y a su renuncia nacional, negando sus fronteras y sus razones nacionales que nunca han llegado a germinar por mas que hayan regado de sangre tan áridas y extrañas tierras como son Euskal Herria, Galizia o Catalunya.

 

Pero este sueño nuestro, de muchos por cierto, continúa enfrentado a ese modelo político que los intereses económicos siguen dibujando y al que se apuntan muchos de cuyo doble discurso siempre nos queda ese sabor amargo de la mentira y la traición.

 

Para vds. la elección continua siendo entre esa España roja y esa España rota, entre el fascismo de Calvo Sotelo o Aznar y el socialismo de Guerra o González, entre «Una, grande y libre» del franquismo y el «Merecemos una España mejor» del PSOE y para muchos solo es posible la opción del bisturí con el que Millán-Astray amenazaba a Euskal Herria y Catalunya «dos cánceres en el cuerpo de la nación, ¡El fascismo, remedio de España, viene a exterminarlos, cortando en la carne viva y sana como un frío bisturí!».

 

Entre la España Republicana y la España Monárquica me quedo con un Estado Español donde todas las nacionalidades representadas tengan la opción y la realidad de decidir el modelo político que su mayoría decida y un futuro acorde al mismo en libertad. Un Estado donde los derechos prevalezcan sobre los deberes y las leyes sean más acordes con los primeros y menos dependientes de los segundos. Porque, aunque les cueste asimilarlo, también en política hay verdades no negociables y los derechos individuales y nacionales son como puños.

 

Aquel «Oyendo hablar a un hombre, fácil es…. si habla mal de España, es español» de Bartrina o «Son españoles… los que no pueden ser otra cosa» de Canovas del Castillo continúan siendo tan reales como la falta de pulso que Silvela observaba en todos los asuntos públicos del singular estado llamado España.

 

Tal vez por eso este 14 de abril, también este, volveré a saludar a todos aquellos que son republicanos y sueñan republica, volveré a saludar a la bandera tricolor, única legal y votada por el pueblo en una parte muy importante de ese Estado Español, como parte de ese sueño de muchos y volveré a quedarme dormido soñando Independencia y Socialismo.

 

Porque se que entre una España Monárquica y una España Republicana mi negación personal debería optar por la imparcialidad de un mero observador forzado a ser parte y que sueña, como toda ave presa, en volar libre de esa jaula que le impide ser tal como es y con sus muchas carencias y torpe volar que tantos años impedimentos han provocado y sabe que nunca se ira lejos de donde nació porque Euskal Herria sigue siendo su nación y su opción única.

 

Cada 14 de abril su España es Republicana, cada 18 de julio la otra España es golpista. En Euskal Herria todos los domingos de pascua, 16 abril este año, tenemos nuestro Aberri Eguna, día de la patria, y desde hace muchos los pocos que somos nos empeñamos en acudir separados a reivindicar mas nuestra opción política que nuestra nación y es que cuando los intereses de los políticos son los que mandan el sentido del voto solo tiene validez un día cada cuatro años.

 

Por cierto no me importaría nada que cada 18 de julio fascistas y trasnochados tomasen las calles tras sus banderas rojas y gualdas preñadas de laureles y toros de osborne soñando una España monárquica y cada 18 de julio se acostasen republicanos.