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«Cadena de la esperanza» en Daraya, llamamiento de una ciudad asediada

Fuentes: Viento Sur

En este comienzo de noviembre de 2013, el consejo local de la ciudad de Daraya ha organizado una campaña titulada: «Daraya, una historia de esperanza». Entre las diferentes actividades organizadas en el marco de esta campaña, una de ellas, «cadena de esperanza» /1 ha visto a decenas de mujeres y de niños de la ciudad […]

En este comienzo de noviembre de 2013, el consejo local de la ciudad de Daraya ha organizado una campaña titulada: «Daraya, una historia de esperanza». Entre las diferentes actividades organizadas en el marco de esta campaña, una de ellas, «cadena de esperanza» /1 ha visto a decenas de mujeres y de niños de la ciudad salir a la calle para formar una cadena humana. Desafiando los bombardeos cotidianos, se han concentrado enarbolando pancartas describiendo sus sufrimientos cotidianos y llamando al levantamiento del asedio de la ciudad que dura desde hace cerca de un año. Esta cadena es tanto un llamamiento al mundo, que parece haberla olvidado, como una reacción de esperanza de una población agotada y desencantada tras cerca de dos años y medio de conflicto.

A lo largo de toda esta cadena humana, los habitantes de Daraya enarbolan sus pancartas en árabe e inglés expresando sus sufrimientos cotidianos. Demandan así que se pare el cerco y el bloqueo de la ciudad, que se paren los bombardeos, la apertura de pasillos humanitarios y la reapertura de las escuelas.

Mientras que la revolución de marzo de 2011 se distinguía por las acciones no violentas y la ingeniosidad y la creatividad de una sociedad civil dinámica, este tipo de acciones se hace, desgraciadamente, cada vez más rara en Siria. Era sin embargo Daraya, barrio situado en la periferia de Damasco, quien se hizo notar desde los comienzos de los años 2000, y más aun tras el comienzo de la revolución, por el dinamismo de su sociedad civil. Discípulos espirituales del jeque Jawdat Said, que predicó durante decenios la no violencia, numerosos jóvenes de Daraya se han dado a conocer por su pacifismo militante y subversivo. En 2002, organizaron así una campaña ciudadana y barrieron las calles de la ciudad, denunciando de forma indirecta la ineficacia de los servicios públicos, en un país en el que toda crítica es condenable a prisión o muerte. Lanzaron a continuación una campaña anticorrupción mediante la distribución de calendarios y más tarde intentarán montar una biblioteca.

Desde el comienzo de la revolución, Daraya, pequeña ciudad de los arrabales hasta entonces conocida sobre todo por la calidad de sus uvas, se ha convertido en el símbolo nacional de la lucha revolucionaria pacífica contra el régimen de Bachar al-Assad. Fueron jóvenes de la ciudad quienes lanzaron las primeras manifestaciones pacíficas en marzo de 2011. Durante esas manifestaciones, ofrecían flores y botellas de agua, durante los meses más cálidos del verano de 2012, a los soldados encargados de dispararles. Esos jóvenes pintaron igualmente las fuentes del centro de Damasco de color «rojo-sangre» para recordar a la burguesía del centro de la ciudad que se encontraba entonces bastante lejos de la crisis, la naturaleza sangrienta de la represión. Durante los primeros meses de la revolución organizaron numerosas acciones pacíficas de ese tipo.

Pero Daraya ha pagado un precio elevado por este deseo de libertad. Desde finales de 2012, la ciudad está asediada y sometida a un embargo. El alimento escasea y la población debe sufrir bombardeos diarios. No hay electricidad, y los niños no escolarizados desde hace más de un año olvidan poco a poco leer y escribir. La ciudad está hoy devastada, y la población agotada. Las acciones de la sociedad civil se hacen cada vez más raras, incluso casi inexistentes. Esta ciudad que era emblemática de la esperanza en una Siria fundada en la libertad, la sociedad civil, y la no violencia, está desmoralizada por el giro que han tomado los acontecimientos a nivel local y nacional. La población siria se encuentra entre el yunque y el martillo. El martillo del régimen represivo de Bachar al-Assad y el yunque de los yihadistas, que se han reforzado según avanzaba la militarización del conflicto a partir de 2012. Estos últimos no son más tolerantes que el primero hacia la libertad o la sociedad civil.

Sin embargo, en este comienzo del mes de noviembre, esta sociedad civil desmoralizada ha levantado la cabeza. Y es precisamente el tema de la esperanza el que sigue en el centro de esta iniciativa. Desafiando su miedo, su desmoralización y los bombardeos, los habitantes de Daraya salen a la calle para formar esta «cadena de la esperanza». Y esperan que su determinación, que ha sido una inspiración para toda una generación de sirios, pueda aún tener una influencia sobre el futuro de un conflicto que se agrava cada día que pasa.

Poco tiempo antes de morir bajo la tortura, Ghiyath Matar, célebre militante de Daraya escribía: «Hemos elegido la no violencia, no por falta de valentía o por debilidad, sino por convicción. No queremos una victoria por las armas que destruiría de paso el país entero. Queremos llegar a ella por la fuerza moral, y es la razón por la que nos mantendremos en esta línea hasta el final«.

Blog del autor: http://blogs.mediapart.fr/edition/p…

Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR

Notas

1/ Las fotografías sobre la «Cadena de la esperanza» se pueden ver en http://blogs.mediapart.fr/edition/p…

Fuente original: http://vientosur.info/spip.php?article8484