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Cambio climático, aumento de enfermedades por vectores y contaminación del aire en México y América Latina

Fuentes: Rebelión

El aumento de la formación de desiertos en distintas regiones del mundo, así como la salinización y la erosión de suelos, que limitan las oportunidades de supervivencia humana, para lo cual también contribuyen la acidificación de los océanos, la sobre pesca, la contaminación de los ríos y el desecamiento de los lagos. Todos estos hechos […]

El aumento de la formación de desiertos en distintas regiones del mundo, así como la salinización y la erosión de suelos, que limitan las oportunidades de supervivencia humana, para lo cual también contribuyen la acidificación de los océanos, la sobre pesca, la contaminación de los ríos y el desecamiento de los lagos. Todos estos hechos tienen un origen antropogénico, han sido causados por el mismo hombre. La contaminación de los mares, la contaminación de los suelos, la disminución de la biodiversidad, los incendios de las selvas tropicales, el agotamiento de los ríos, la desaparición de lagos continentales, así como la lógica de la explotación de materias primas fósiles para obtener energía, tiene su origen en los modo de producción capitalista, origen de viejos y aparentemente nuevos problemas.

Así somos testigos de un espectro donde, más de dos tercios del agua consumida en el hogar se utilizan en el baño. Y las principales fuentes de contaminación se encuentran asociadas con la actividad industrial posterior a la Segunda Guerra Mundial. Cada año se arrojan al mar más de 450 kilómetros cúbicos de aguas servidas o aguas negras. Además, con sólo 4 litros de combustible para auto se llegan a contaminar hasta 2.8 millones de litros de agua. Se requieren 5 mil 680 litros de agua para producir un barril de cerveza. Se necesitan unos 25 mil 700 litros de agua por día para producir los alimentos que consume una familia de cuatro personas. Se ocupan 7 mil litros de agua para refinar un barril de petróleo crudo. Se utilizan 148 litros de agua para fabricar un automóvil. Se necesitan 200 litros de agua para producir un solo litro de Coca-Cola1.

Ala par de estos procesos, mundialmente la falta de servicios de evacuación sanitaria de desechos y de agua limpia para beber, cocinar y lavar es la causa de más de 12 millones de defunciones por año. Siendo algunas de las enfermedades transmitidas por agua contaminada: el cólera, fiebre tifoidea, shigella, poliomielitis, meningitis y hepatitis A y E. Donde los seres humanos y animales podemos actuar como huéspedes de bacterias, virus o protozoos causantes de estas enfermedades. Resultando en que, más de cinco millones de personas mueren cada año por enfermedades relacionadas con el agua, equivaliendo a diez veces más que el número de muertos a causa de guerras en el mundo2.

Además, otro grave problema al que nos venimos enfrentando es el aumento de sequías. Según un informe de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de los Asuntos Humanitarios en América Latina y el Caribe (OCHA-ROLAC, por sus siglas en inglés) publicado en octubre, la sequía de estos últimos años afecta actualmente a 1,3 millón de personas en Guatemala, cerca del 10 % de la población. En El Salvador son 825.000 personas (13 % de la población) y en Honduras, 1,4 millón (cerca del 20%).

Situación donde los principales afectados son las familias de pequeños agricultores o de jornaleros que dependen de su producción para comer y cubrir sus necesidades más básicas. De estos 3,2 millones de víctimas corresponden al «Triángulo del Norte» zona a la que se limita el estudio, indicando que 1,1 millón requiere una asistencia alimentaria inmediata, toda vez que según se calcula se han perdido entre el 75 % y el 100 % de las cosechas de maíz y frijoles. Dentro de esta terrible situación también el norte de Nicaragua se ha visto afectado3.

Así, estos cuatro países se ven atravesados por «el corredor seco», título otorgado por los geógrafos a una franja de selva tropical seca cerca de las costas del Pacífico y del Caribe caracterizada por una larga estación seca (su verano, que dura de noviembre a finales de mayo) y una corta estación húmeda. En estos dos últimos inviernos ha llovido muy poco, limitando la fertilidad de las tierras de los pequeños agricultores que siembran en mayo y no tienen sistema de irrigación. Ocurriendo de tal forma que, habitantes de algunas comunidades de Guatemala no han visto caer del cielo una sola gota de agua durante 48 días seguidos entre julio y agosto, algo que no les había ocurrido nunca4.

En Colombia también se ve cada vez más un país seco por la falta de lluvias, marcado por la pobreza generalizada, la carestía de los alimentos y del transporte, pasmado ante la corrupción y la impunidad rampantes, donde es cada vez más frecuente la muerte por hambre de miles de niños-as indígenas. Medio país está sin agua. Aspecto al que se le sumaron los racionamientos del líquido por el efecto del fenómeno de «El niño» y por la devastación de los bosques donde nacen los ríos. Situación donde cada vez más personas se preocupan por los efectos de la gran minería en los páramos donde se condensa el agua5.

Situación que también permea en otras partes de América Latina y África. La corrupción y el impacto de la minería del carbón a cielo abierto. En Colombia se esta matando al pueblo indígena wayúu. Miles de sus niños han muerto de hambre y sed. De su territorio se llevan las riquezas grandes empresas, como Glencore, Xtrata, Cerrejón, BHP Billiton, Angloamerican Drummond, sin rendir cuentas ante nadie. Por lo que se muestran como el verdadero poder que maneja al Estado. Toda vez que casi todo el país ha sido concesionado a las multinacionales mineras saqueando; oro, estaño, zinc, plata, plomo, cobre, antimonio, petróleo, carbón, níquel. Sin respetar normas ambientales, derechos humanos, laborales o ambientales. Y estando casi exentos de impuestos6.

En esta lógica, es innegable que absolutamente todos los problemas ecológicos tienen causas sociales, la reducción de la biodiversidad en lagos, ríos y mares, en la selva tropical y en la sabana, no son problemas creados por la naturaleza. Según el informe del IPCC, publicado en febrero de 2007, indica es probable que un 90% del cambio climático que hoy en día padecemos sea efecto de la actividad humana, causado esencialmente por las emisiones constantes de GEI (gases de efecto invernadero) desde la industrialización7.

Asimismo, décadas atrás, se ha evidenciado que la concentración de gases de invernadero ha aumentado debido a los procesos productivos que se suscitan en nuestra sociedad. Siendo la actividad más dañina a nivel mundial la sobreutilización de combustibles fósiles, como el petróleo, para la generación de energía. Pero, también otras actividades productivas como la ganadería, la silvicultura, la deforestación, el manejo de los residuos y algunos otros procesos industriales han contribuido a la formación de gases de invernadero.

Siendo el bióxido de carbono el principal gas de invernadero por las tareas e intervenciones productivas en el colectivo humano. Este gas conforma aproximadamente tres cuartas partes del total de las emisiones de gases de invernadero en el orbe, procedentes de fuentes puntuales y las industrias, así como de fuentes móviles como el parque vehicular. Según indican Ponce Cruz y Cantú Martínez: durante el año 2000, los indicadores de concentración de gases como el CO2 y metano se han incrementado 31 y 151% respectivamente, con respecto a los valores promedio registrados en el periodo del año 1000 a 1750, que eran de 280 ppm para el bióxido de carbono y de 700 ppb para el metano.

Mientras que en datos del 2014, el bióxido de carbono se constituyo como el contribuyente más importante en el marco de las emisiones totales, durante 1990 y 2010, represento 79.6 y 81.7%, respectivamente, seguido del metano, con 12.2% en 1990, y 11.2% en 2010. Asimismo, la Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) en México indica que en el plano mundial las emisiones de bióxido de carbono se relacionan directamente el consumo de combustibles fósiles, mostrando que entre 1971 y 2005, la emisión mundial derivada del consumo de combustibles fósiles aumentó alrededor de 90%. Por lo que desde la perspectiva científica y la academia, se corrobora que las actividades humanas son las principales subsidiarias del calentamiento global, con mayor énfasis en las últimas cinco décadas8.

Esto viene ocurriendo de suerte tal que, de la mano de la pérdida de recursos hídricos y de diversidad biológica, por la erosión de suelos y ecosistemas, se viene dando un deterioro en la salud humana. Puesto que derivado de las emisiones de combustibles fósiles que vienen generando el efecto invernadero, viene ocurriendo cambios bruscos en la temperatura. Siendo más frecuentes las ondas de calor como las que causaron la muerte de al menos 70000 personas en Europa en 2003. Donde las causas de muerte más frecuentes reportadas fueron las enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y respiratorias. Estimándose que la mortalidad en ciudades del sur de Europa aumenta 3 por ciento por cada aumento de un grado centígrado en la temperatura9.

Siendo así que, a partir de entonces, algunas de las amenazas del cambio climático identificadas actualmente son: a) aumento de la temperatura; b) olas de calor, definidas como temperaturas máximas diarias extremas por dos o más días seguidos, causadas por fenómenos atmosféricos súbitos debidos a un fuerte calentamiento o enfriamiento del aire, con efectos directos en la salud; c) mayor frecuencia de eventos hidrometeorológicos extremos: inundaciones, sequías, huracanes, olas de calor o frío; d) inseguridad alimentaria; e) escasez de agua o abundancia de lluvias torrenciales; f) modificación en los ciclos de reproducción y en la distribución de virus, bacterias y vectores (organismos que transmiten enfermedades), y g) pérdida de la biodiversidad.

En tal contexto, un estudio realizado en Guadalajara, México, sobre la relación entre la temperatura y su asociación con la morbilidad por enfermedades cardiovasculares, se encontró una mayor asociación entre morbilidad por enfermedades cardiovasculares y el número de días en que la temperatura era mayor de 32.4 oC. Mientras que otro estudio, también realizado en Guadalajara, reportó un incremento mayor de los casos de infecciones respiratorias agudas relacionado con el incremento de temperatura observado en 2009.

Acorde con estos hechos, otro grupo de enfermedades que se encuentran asociadas al incremento de temperaturas son las infecciones producidas por bacterias, que presentan una alta sensibilidad al calor. En Brisbane, Australia, se encontró que el incremento de la temperatura se asociaba positivamente con el aumento de casos de infecciones por Campylobacter (la cual se transmite a través de los alimentos y el agua contaminada), efecto que se manifiesta seis semanas después de suscitado el evento de calor. En un estudio realizado en México, la temperatura media mensual fue el mejor indicador del impacto del clima en la morbilidad por diarrea en los estados de Chiapas y Puebla10.

Por su parte, las epidemias transmitidas por vectores como insectos11 también se asocian a los cambios de temperatura, humedad y lluvias. Estas variables influyen en la reproducción y distribución de los vectores. Siendo así porque, las enfermedades transmitidas por mosquitos y otros insectos son especialmente sensibles a las variaciones del clima. Con el calor aumentan el número de picaduras de mosquitos y se acelera el desarrollo de los parásitos que portan. Entre las enfermedades transmitidas por mosquitos está la malaria, que actualmente causa la muerte de un millón de personas al año. A medida que suben las temperaturas, las zonas de distribución del mosquito anófeles, que transmite esta enfermedad, se esta extendiendo hacia otras latitudes en las que no se presentaba. La malaria constituye hoy en día la mayor causa de muerte entre las mujeres embarazadas en el África subsahariana. El dengue está también expandiendo su área geográfica. Se prevé que el número de personas en riesgo de contraer esta enfermedad se duplicará, pasando de 30 a 60 por ciento de la población para el año 207012.

Dentro de esta situación, en diciembre de 2013, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) recibió notificación sobre los dos primeros casos en América, de fiebre chinkungunya, enfermedad originada en África. Inicialmente en el Caribe y para diciembre de 2014 esta organización informaba ya sobre 861 mil casos sospechosos, 16 mil confirmados y 153 defunciones. En tanto que en América Central, conforme la sequía ha atacado a la región desde hace más de un año y se han hecho presentes las inundaciones y huracanes por otro lado. Afectando a más de tres millones de personas, en Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua. Se han multiplicado los mosquitos portadores de enfermedades graves, como el virus Zika13.

En México en meses pasado ya se han detectado casos de Chikungunya. De acuerdo con un comunicado de prensa de la Secretaria de Salud emitido el 3 de agosto de 2015, para el 31 de julio de ese mismo año se habían confirmado 3 mil 306 casos en 16 estados de la República, 10 por ciento de los cuales habían requerido hospitalización; en el boletín no se mencionan fallecimientos. En Colima fueron miles las personas afectadas, tantas que el defensor del pueblo de dicha entidad exigió en agosto de 2015 a las autoridades de salud no ocultar lo que ocurría, tomar medidas urgentes para atender a los enfermos y evitar que el mal se extendiera14.

Siendo la fiebre chikungunya una enfermedad caracterizada por temperatura elevada (superior a 39 grados centígrados) y dolor en diversas articulaciones, el cual puede ser tan intenso que la persona afectada tiende a encorvarse (chikungunya significa cuerpo doblado en la lengua kimakonde) y otros síntomas como dolor de cabeza, náuseas, cansancio y erupciones en la piel. Es una enfermedad incapacitante que puede ser curada con los cuidados adecuados, pero sin ellos puede ser en algunos casos mortal. No es contagiosa, sólo afecta a quien es picado por el mosquito infectado. No hay vacunas ni tratamientos específicos (además de los cuidados generales se emplean analgésicos y antinflamatorios)15.

Por su parte, el virus del zika convertido en epidemia, obligó a la Organización Mundial de la Salud (OMS), a dar la voz de alerta ante su rápido avance. El virus del zika se descubrió en 1947 en Uganda y ya está en 25 países de América Latina. Virus que a diferencia del dengue y el chikungunya, el zika es más peligroso porque, según distintos indicios, ocasiona malformaciones en bebés de madres infectadas y problemas neurológicos en adultos.

En Brasil, el zika se convirtió en asunto de seguridad nacional, ante más de 4 mil casos detectados de microcefalia. Situación a la que también favorecieron los temores de que la epidemia llegue a afectar los Juegos Olímpicos que se celebrarán el verano entrante en Rio de Janeiro. Algunos deportistas amenazaron con no asistir y muchos turistas cancelaron sus reservaciones para el evento16. Situación en la que hasta el ejército participa para combatir al mosquito transmisor, bajo la consigna de campaña: «un mosquito no es más fuerte que un país entero».

En Colombia han sido decenas de miles los afectados y el gobierno pidió a las mujeres que viven en zonas por debajo de los 2 mil 200 metros sobre el nivel del mar, evitar embarazarse antes de julio próximo, en consideración a la fase en la cual se encuentra la epidemia y el riesgo existente. Mientras que, por su parte, el gobierno de Estados Unidos (país donde ya se registró un caso por contacto sexual) recomendó a sus ciudadanas embarazadas no viajar a 14 países de América Latina17.

Sin embargo, pese a la evidencia respecto a que el cumulo de hechos que hemos indicado, son producto de las actividades económicas, como la producción de energía. Ningún gobernante de países capitalista ha aceptado en la actualidad un mecanismo que tenga el poder de imponer sanciones importantes de no alcanzarse las metas fijadas internacionalmente, respecto a intentar disminuir la gravedad del calentamiento de la Tierra. Solo se observan formas de presión ética y morales sobre quienes no cumplan sus metas.

En la Conferencia de París sobre cambio climático (COP 21), pese a haber dejado atrás la «controversia» sobre la responsabilidad de las actividades humanas, en particular el uso de combustibles fósiles y la deforestación como origen del calentamiento acelerado de la tierra. No se ofrecieron instrumentos que permitieran lograr avances reales en la disminución de todos los fenómenos adversos para la humanidad ya citados. Situación a la que no escapa el Senado mexicano, pese a haber aprobado, el 1 de diciembre del año pasado, la Ley de Transición Energética18.

Muy por el contrario, el día domingo 19 de noviembre de 2015, aproximadamente 200 personas fueron detenidas en París. Luego de que un gran número de éstas salieran a las calles de la capital francesa bajo la consigan «¡no nos quitaran el derecho a manifestar!» en la Marcha Mundial por el Clima19. Mientras que, el presidente francés Francisco Hollante, dijo en Bruselas que la marcha era «escandalosa» afirmando que «había elementos perturbadores que nada tenían que ver con los defensores del ambiente» y que «solamente estaban in situ para perturbar»20.

Ante tales hechos, con justa razón indica Guido Calderón, secretario general de la Concertación Regional para la Gestión del Riesgo (CRGR), «Los países de nuestra zona no producen tanto CO2 como los países desarrollados y, sin embargo, somos nosotros quienes pagamos los daños». La Concertación reúne a asociaciones de toda América Central especializadas en el acompañamiento de las poblaciones afectadas por desastres como la sequía y las inundaciones. Y forma parte del Foro «América Central Vulnerable Unida por la Vida» que nació en 2008. De tal manera, sus miembros, muy movilizados durante la COP21, esperaban que el nuevo acuerdo sobre el clima fuera vinculante, que hiciera realidad la reducción de las emisiones y que el objetivo de limitar el aumento de la temperatura global se fijara en 1,5°C y no 2°C respecto a la era preindustrial de aquí a 2100. Aspecto que también había recomendado discretamente un informe técnico de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre los Cambios Climáticos (CCNUCC). Pero el acuerdo de París, no fue lo «suficientemente ambicioso» según el Foro, menciona el objetivo de 1,5ºC, pero sin convertirlo en su verdadero objetivo, que sigue siendo 2ºC21.

Así, hemos sido colocados en una situación donde el aumento y acumulación en la atmósfera de gases con efecto invernadero no ha cesado. Por lo que en febrero la temperatura global, dejó atónitos a climatólogos y analistas, rompiendo los máximos registrados desde 1880 cuando se iniciaron los registros. Señalan que en el último cuarto de siglo se generó la mitad de todo el CO2 emitido desde el inicio de la era industrial (1750) y según el World Resources Institute, de 1850 a 2011 Estados Unidos, lanzó 27 por ciento del total de emisiones de CO2, más que cualquier otro país22.

Efectos perversos de tal situación ya se han podido observar en ciudades como Madrid, Medellín o Londres. Ciudades en donde conforme han aumentado las emanaciones de CO2 se han tenido que aplicar medidas de restricción a la circulación de vehículos particulares para intentar que disminuyan los niveles de contaminación. Puesto que según se admite, al igual que la Secretaría de Medio Ambiente federal en México, el parque vehicular es responsable del 87 por ciento de la emisión de óxidos de nitrógeno, principal causante del aumento del nivel de ozono23.

Y en México, al menos hasta el jueves 17 de marzo de este año. La capital del país despertó con la alerta por contaminación activada por cuatro días consecutivos. Y para combatir la situación, se decidido incrementar las restricciones a la circulación de vehículos particulares y se decreto la gratuidad del servicio público de transporte urbano, metro, metrobús y autobuses, a le vez que se pidió a los ciudadanos limitar sus actividades al aire libre.

Pero a pesar de dichas medidas y de que las autoridades han indicado ha habido leves mejoras, los niveles de ozono siguen doblando la cantidad aceptada. Por lo que, Rafael Pacchiano, secretario federal de Medio Ambiente, dijo que si la contaminación no disminuye se estudia adoptar más medidas, entre las que nombró la suspensión temporal del trabajo en algunas fábricas.

Notas

1 Revista Urbe. Año 1, número 4. 19 de febrero de 2015. Pp. 11-12.

2 Revista Urbe. Año 1, número 4. 19 de febrero de 2015. Pp. 11-12.

3 Rebelión. «La sequía y el calentamiento climático empiezan a matar de hambre a América Central». Por: Marie-Pia Rieublanc, 19-02-2016.

4 Ibíd.

5 Rebelión. «Esperanza, sequía, corrupción y guerra». Por: Javier Orozco Peñaranda, 19-02-2016.

6 Ibíd.

7 Revista Ciencia UANL, Revista de divulgación científica y tecnología de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Año 17, número 67, mayo-junio 2014 Pp. 57.

8 Revista Ciencia UANL, Revista de divulgación científica y tecnología de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Año 17, número 67, mayo-junio 2014. Pág. 34

9 Revista Ciencia, de la Academia Mexicana de Ciencia. Octubre-diciembre 2012, volumen 63, número 4. Pág. 10

10 Revista Ciencia, de la Academia Mexicana de Ciencia. Octubre-diciembre 2012, volumen 63, número 4. Pp. 52-55

11 Los vectores son animales que transmiten patógenos, entre ellos parásitos, de una persona (o animal) infectada a otra y ocasionan enfermedades graves en el ser humano.

Estas enfermedades son más frecuentes en zonas tropicales y subtropicales y en lugares con problemas de acceso al agua potable y al saneamiento. Información sobre las enfermedades transmitidas por vectores www.who.int/campaigns/world-health-day/2014/vector-borne…/es/

12 Ibíd. Pág. 55

13 Rebelión. «La sequía y el calentamiento climático empiezan a matar de hambre a América Central». Por: Marie-Pia Rieublanc, 19-02-2016.

14 La Jornada. «Del dengue y el chikungunya al virus zika». Por: Iván Restrepo, lunes 8 de febrero de 2016.

15 La Jornada. «Cambio climático y Chikungunya». Por: Javier Flores, martes 18 de agosto de 2015.

16 Proceso. Número 2051, 21 de febrero de 2016.

17 La Jornada. «Del dengue y el chikungunya al virus zika». Por: Iván Restrepo, lunes 8 de febrero de 2016.

18 Revista Proceso. Número 2043, 27 de diciembre de 2015.

19 COP 21: Fuerte represión policial y varios activistas …noticias.masverdedigital.com/cop-21-fuerte-represion-policial-y-varios-a…

La Jornada. Lunes 30 de noviembre de 2015.

20 Ibíd.

21 Rebelión. «Esperanza, sequía, corrupción y guerra». Por: Javier Orozco Peñaranda, 19-02-2016.

22 La Jornada. «Capitalismo y colapso climático II». Por: John Saxe-Fernández. Jueves 17 de marzo de 2016.

23 Ciudad de México suma cuatro días en alerta por contaminación. New York Times en Español‎

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