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Carta a los comunistas de IU

Fuentes: Rebelión

Ante la inmediata celebración de la Conferencia de organización del PCE el 3-4 de julio, y a iniciativa de nuestra lista de correo Reencuentro Comunista, un grupo de militantes del Partido y de Juventudes comunistas hemos elaborado la siguiente aportación, en la que se defiende la necesidad urgente de una reorientación en toda regla de […]

Ante la inmediata celebración de la Conferencia de organización del PCE el 3-4 de julio, y a iniciativa de nuestra lista de correo Reencuentro Comunista, un grupo de militantes del Partido y de Juventudes comunistas hemos elaborado la siguiente aportación, en la que se defiende la necesidad urgente de una reorientación en toda regla de la política que viene siguiendo nuestro partido.

IU acaba de sufrir un terrible revolcón electoral. Ante la crisis política y de proyecto abierta tras el creciente aislamiento social y electoral, desde las direcciones de IU y del PC se habla de una reflexión a fondo, pero lo que persiguen en realidad es reconvertir IU en un proyecto ecopacifista, o bien mantener el mismo discurso y arco iris ideológico que ya conocemos pero sustituyendo a Llamazares. En ambos casos, por tanto, se apuesta continuar por la pendiente que nos ha llevado a donde estamos. Se apuesta en ambos casos por una fuerza política adaptada al sistema, subvencionada y electoralista.

Izquierda Unida siempre aspiró a ser un agrupamiento de la Izquierda Transformadora, que no persigue gestionar el sistema capitalista (por tanto, en beneficio de los capitalistas), sino a sustituirlo por uno más justo: el socialismo. En este sentido, el proyecto de IU respondía a la línea de masas de los comunistas. Una línea impulsada por todos aquellos partidos que rompieron con la socialdemocracia cuando ésta se adaptó al sistema y también con la losa del estalinismo, con la Nomenklatura de la URSS y del Este de Europa surgida bajo su bandera, que acabó por descubrir su auténtica cara procapitalista tras la caída del Muro de Berlín.

Pero hoy, como a comienzos del siglo XX, la lucha por el socialismo sigue necesitando la existencia y el fortalecimiento de Partidos Obreros, revolucionarios, comunistas. Ante la situación existente de descomposición del sistema capitalista y la ofensiva brutal del imperialismo contra los trabajadores y los pueblos del mundo, es mas necesario que nunca que estos partidos se fortalezcan, trabajando prioritariamente en la organización de un movimiento obrero plural y unitario, pero sin renunciar a sus señas de identidad y a su programa: la ransformación socialista de la sociedad.

No puede haber más Partidos Comunistas que los que defienden las conquistas del movimiento obrero, arrancadas en la lucha -legal y clandestina- de nuestra clase a lo largo de 150 años, los puestos de trabajo, los derechos y las conquistas sociales.

El mayor enemigo de esas conquistas y derechos en Europa es la Unión Europea y sus instituciones. Esto ya se ha demostrado con la imposición de los recortes de servicios públicos derivados del déficit cero, con la política de privatizaciones obligatorias, con la política de cierre de Astilleros, minas, siderurgia, etc. Y lo siguen mostrando hoy las políticas de deslocalizaciones, con su exigencia de cierre de los Astilleros, con su ataque a la agricultura.

Estas políticas son la que acaban de ser rechazada en toda Europa, con una abstención de más del 50 %, que evidencia que la ciudadanía y los trabajadores no se creen la farsa de esta «Europa», pero no encuentran una organización que les represente políticamente en este rechazo.

Por eso el papel de un Partido Comunista, y de toda organización de izquierdas transformadora que sea consecuente, ha de ser claro: contra la Europa de las multinacionales y oligarquías, del capital y la guerra, organizando de abajo arriba este rechazo.

Sin embargo, la propuesta que nos hace la actual dirección del PCE va por el camino contrario. En su declaración tras las elecciones europeas, la Comisión Permanente del PCE sigue apostando por un Partido de la Izquierda Europea que no es otra cosa que un partido al servicio de las instituciones y poderes que rigen la UE. Lo es porque los estatutos de los «Partidos Europeos» los definen como partidos que defienden las instituciones de la Unión Europea y que son financiados por éstas.

Ya en la campaña de las elecciones generales, IU presentó un programa basado en la «Europa social», la «democratización de la ONU», la conversión de las bases yanquis en base del ONU para «intervenciones humanitarias» (¿Cómo en Serbia o Kosovo o como en Afganistán?), y pasó lo que pasó. Ahora desde la dirección del PCE nos quieren hacer reincidir en lo mismo planteando mantener IU como está, frente a la mayoría de la dirección agrupada tras Gaspar llamazares, que propone tirar por la borda toda la tradición obrera y militante. Proponen dejar de ser una organización obrera, militante, revolucionaria, para convertir IU en una versión de los oportunistas «verdes», para jugar el mismo papel que estos juegan, por ejemplo, dentro del gobierno Schröder o antes dentro del gobierno de la «izquierda plural» en Francia, aplicando todo tipo de recortes sociales.

Camaradas, no podemos ignorar que los enemigos del socialismo, del comunismo y del cambio social quieren organizaciones de «izquierda» que ayuden a taponar las grietas del sistema capitalista. Cuentan con los dirigentes socialdemócratas en los gobiernos o en la «oposición» (y también con los dirigentes de algunos PC), con los dirigentes reformistas y subvencionados del movimiento «alterglobalización», sin olvidar también el apoyo que reciben de las principales cúpulas sindicales de nuestro país. Pero aspiran, igualmente, a disponer de una falsa oposición de apariencia más «radical», aunque sumisa y subvencionada como las otras. En definitiva, quieren que IU y el PCE sean partidos de la Unión Europea y de la Monarquía.

Vale la pena recodar aquí lo qué decía de IU el editorial del periódico franquista ABC tras las elecciones del 14-M: «El evidente fracaso de la estrategia de Llamazares, que se presentó a si mismo como apéndice de una coalición con el PSOE que su propio electorado ha simplificado por la vía del voto directo a más fuerte, supone desde luego la confirmación de su fracaso político y le invalida para continuar liderando la coalición de izquierda, pero en modo alguno debe arrastrar a unas siglas y a una fuerza cuyo papel en el mapa político nacional resulta no sólo saludable, sino imprescindible.

En efecto, el paisaje democrático español ofrece históricamente un espacio claro a la izquierda del PSOE, donde debe asentarse una formación que refuerce la centralidad política de la socialdemocracia y al tiempo sirva de dique de contención par las tentaciones antisistema. IU ha ejercido, desde su refundación a partir del viejo PCE, como factor de estabilidad que ha cargado a sus espaldas con los distintos impulsos de izquierda alternativa que se han ido configurando tras la crisis del marxismo tradicional, evitando que se produzcan tentaciones escapistas y rupturistas al margen de los cauces de la democracia»

Como muestran los hechos una vez tras otra, es esta política de IU y del PC, impulsada por las cúpulas dirigentes (como hizo Carrillo en su día dentro del PCE), de servir como «ala crítica» de la Monarquía, del sistema y de la UE lo que destruye nuestras organizaciones, nos lleva de fracaso en fracaso.

Frente a esta situación, la alternativa a la crisis política de IU y del PC no puede ser tampoco, por otra parte, construir otra organización sobre la base de un supuesto «purismo revolucionario» que supone en realidad dar la espalda al movimiento obrero organizado, a los sindicatos, a los millones de trabajadores que el 14 de marzo echaron del gobierno a los franquistas del PP, para así acabar con la guerra, con la manipulación del terrorismo en contra de los trabajadores y los pueblos del Estado Español.

Como hace casi un siglo planteó Lenin a los Partidos Comunistas recién creados y que eran una minoría en el movimiento obrero, sólo pueden construirse organizaciones revolucionarias trabajando incansablemente en los sindicatos obreros, luchando para que vuelvan a pertenecerles y para que éstos asuman realmente la defensa de los intereses de los trabajadores (para lo que fueron creados y para lo que hoy millones de trabajadores se siguen afiliando a ellos, como es el caso particular de CCOO). Esta consigna de «a las masas» que la Internacional Comunista en sus mejores momentos recomendó a los PCs sigue teniendo hoy plena vigencia y máxima prioridad.

Hoy se debate en IU qué hacer con el gobierno de Zapatero. Es un debate central, porque hoy la situación política está dominada por le hecho de que el 14 de Marzo los trabajadores y la juventud utilizaron el voto al PSOE para echar a los franquistas y para que se hiciera otra política, y los comunistas hemos de partir de la situación real y de la conciencia de la clase trabajadora para hacer nuestra política. Pero mientras la dirección de IU plantea el apoyo «crítico» a las medidas de este gobierno, otros plantean la «denuncia» testimonial al gobierno, aprovechando los menguantes puestos institucionales. Ambas vías resultan estériles. Una porque se somete a la dirección del PSOE, la otra porque desde posiciones sectarias e izquierdistas nos aísla de la masa trabajadora y nos condenan a la esterilidad política.

El único camino pasa, pues, por avanzar en la unidad de la clase trabajadora para exigir a este gobierno que gobierne para los que lo han elegido, para que defienda los Astilleros Públicos, los puestos de trabajo, para que no se someta a las directrices de la Unión Europea contra los trabajadores y los pueblos, para que rompa con la herencia podrida de Aznar en el Pacto Antiterrorista y la Ley de Partidos….

Tenemos que decidir. Los firmantes de este llamamiento apostamos por una IU que trabaje por la ruptura con las políticas e instituciones de la Unión Europa y con la Constitución monárquica, que ya hemos visto a donde conduce tras 25 años de parlamentarismo y bipolarización. Apostamos por una IU que recupere su fuerza en la movilización y en la organización de los trabajadores y la juventud, y que no sea una mera maquinaria electoral ni un cajón de sastre del izquierdismo radical. Apostamos, igualmente, por una IU plural, de funcionamiento asambleario y democrático.

Del mismo modo, como comunistas nuestra primera obligación es trabajar para que el PC sea fuerte y pueda impulsar este proyecto de IU. Tenemos que recuperar nuestro Partido como una organización de clase que tiene su propia política y es independiente del Estado, de la UE e incluso de IU. Hacer de él una organización obrera y militante, combativa y en estrecho contacto con las masas, que viva del trabajo y de las cuotas de sus militantes, y no de IU o de subvenciones electorales.

Necesitamos un Partido que luche para movilizar a los trabajadores y la juventud en defensa de sus reivindicaciones, que ayude a forjar la más amplia convergencia de todas las organizaciones de la clase trabajadora, lo que quiere decir también la familia socialista y los sindicatos. Pues luchando juntos, podremos atraerles a nuestras posiciones y avanzar hacia un Partido obrero independiente para la transformación socialista de la sociedad.

En definitiva, necesitamos recuperar las mejores tradiciones del movimiento comunista forjado por los primeros congresos de la III Internacional.

Valencia, 28 junio 2004

(*) Han participado en la elaboración de este texto los siguientes militantes del Partido y Juventudes:Comunistas:

Esteban Carbone; Diego González; Jaume De Angel; José Ignacio Cases; Jorge LLacer; Juanjo Llorente; Kenneth Pitarch; Leonor Gil; Lluis Quiralte; Manuel Marco; Manuel Monleón; Miguel Ángel Garrido; Miguel Ángel Lorente; Osama Said Qatarnaid; Quique Donato; Salvador Blanco.