Estimado Sr. Javier Cercas, He sentido tristeza y consternación al saber que usted va a participar en el Congreso Internacional de Escritores que se celebrará en Jerusalén el próximo mes de mayo. Se cumplirá por esos días el 60 aniversario de la proclamación de Israel. Para los palestinos será el 60 aniversario de La Nakba […]
Estimado Sr. Javier Cercas,
He sentido tristeza y consternación al saber que usted va a participar en el Congreso Internacional de Escritores que se celebrará en Jerusalén el próximo mes de mayo.
Se cumplirá por esos días el 60 aniversario de la proclamación de Israel.
Para los palestinos será el 60 aniversario de La Nakba (el Desastre).
Quizá no se conoce realmente que en 1948, Israel llevó a cabo la limpieza étnica de Palestina (la limpieza étnica es un crimen contra la humanidad y los que la perpetran son considerados criminales que deben responder ante tribunales especiales). Ese año casi 800.000 palestinos se convirtieron en refugiados y desde entonces han sido ocupados, expoliados y asesinados.
Los intelectuales palestinos han hecho un llamamiento a la sociedad civil y a los intelectuales del mundo entero. El Boicot Cultural y Académico a Israel está siendo apoyado por Universidades, Instituciones, músicos, escritores y artistas de renombre internacional y -lo que es muy importante- también autores y figuras públicas israelíes se han sumado al mismo.
En diciembre de 2006, John Berger y otros 93 autores y académicos dieron su respaldo al boicot; es una forma de presión a los políticos que callan y a los gobiernos conniventes con el régimen israelí; y es sobre todo un compromiso moral con el pueblo palestino.
El boicot no va dirigido a los artistas israelíes como individuos, ni a un pueblo; va dirigido a las instituciones estatales y oficiales que sustentan el sistema de apartheid israelí.
Usted sabe que Israel no cumple las resoluciones de la ONU ni acata las sentencias del Tribunal Penal Internacional de La Haya; ignora la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la IV Convención de Ginebra.
¿Cómo participar en un evento oficial de un país que mantiene a los palestinos condenados a una cruel ocupación y en el que ir a la escuela o a la Universidad le cuesta la vida a muchos niños? ¿De qué se hablará en ese Congreso?
¿Se puede ignorar el bloqueo de Gaza y olvidar que ayer murieron veinte palestinos, niños entre ellos, bajo las bombas israelíes?
Israel necesita una legitimidad política y moral que no merece; necesita un reconocimiento que, precisamente, la cultura no debe darle.
Por favor, no se preste usted a la campaña de propaganda que, este año más que nunca, pretende lavar la cara a todas las «ilegalidades» cometidas por Israel.
Por favor, no vaya a Jerusalén.
Un saludo.
María Manrique