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México

Chantaje a Jáltipan: Les ofrecen agua a cambio de aceptar incineradora

Fuentes: www.ecoportal.net

Sobre restos de contaminación por azufre, pretenden quemar desechos. Agua, contaminada por drenajes desde Acayucan

En Jáltipan, el derecho a la vida, la salud y un medio ambiente saludable ha sido sistemáticamente violado con la coartada del «desarrollo» y la «generación de empleos». Con esa bandera la Azufrera Panamericana SA (APSA) lucró con el ambiente y con la vida de los jaltipanecos, los chogosteros. Dejó atrás un periodo de «altos» salarios

obreros, casi desconocidos antes en una zona más bien campesina, y de urbanización. Contaminó agua, tierra y aire con el proceso de explotación de la torta azufrera. Cuando APSA se fue, dejó la torta a cielo abierto, propensa a incendios espontáneos por el calor que hace en la zona. Esto generó que más de una vez tuvieran que evacuar la ciudad, por temor a que se quemaran los habitantes y sus casas. Al irse la
azufrera, la opción de los olvidados ha sido la migración a Ciudad Acuña y Ciudad Juárez -donde la violencia es grave, especialmente contra las mujeres de la maquila-.

La torta de azufre quedó sin remediar. Una empresa fue contratada para ello. Se suponía que debía procesar el azufre en ácido y luego neutralizarlo hasta dejar una sal inocua, pero no lo hizo, alegando falta de presupuesto. Solamente dejó el azufre mezclado con cal para bajar un poco la acidez y lo enterró. En poco tiempo volverá a transformarse en ácido y se necesitará más dinero para contratar una empresa que lo remedie.

La misma empresa, Rust, intentó hace más de un año poner una planta incineradora de residuos industriales en los que la zona abunda -Pemex y la petroquímica-, pero detuvo el intento la oposición organizada de los ciudadanos, que ya saben de contaminación por desechos industriales y su secuelas en la salud. Se dijo que no se haría, se rumoraba que ahora llevarían el proyecto a Coatzacoalcos. Las mujeres organizadas en el Grupo Femenil Jaltipense -médicos, pediatras, odontólogas, abogadas- recomendaban a los de Coatza se organizaran, porque el problema les tocaba ahora a ellos. En tanto, Porfirio Serrano, de la inefable Secretaría de Desarrollo Regional, declaraba en Jalapa que el proyecto era viable y «no tenía inconvenientes».

Dejaron pasar meses y recientemente lo han relanzado. Diario de Xalapa lo publicó el 26 de mayo, con una inversión, según Porfirio Serrano, de 40 millones de pesos se construirá una incineradora de residuos orgánicos e inorgánicos. Se supone que ha sido aprobada por la Semarnat, y que será construida y operada por Servicios Ambientales en Ingeniería SA de CV, bajo la dirección de Ricardo Cruz Ortiz. Y precisamente en los terrenos que dejó contaminados APSA.

Sin duda, es un proyecto que fue rechazado masivamente por la población, aunque autoridades estatales sordas se atrevieron a decir que por la emigración Jáltipan es un «pueblo fantasma». La imposición autoritaria de un proyecto indeseado por la población es una violación masiva a los derechos humanos de los jaltipenses. Pero la historia es más truculenta aún.

«El gobierno municipal actual construyó un cárcamo de recepción de agua de un afluente que se encuentra en el municipio de Jáltipan, ya que siempre hemos padecido el problema de no tener un agua de calidad», nos confía un inconforme.

«El gobierno municipal no llevó a cabo un estudio previo, para verificar que el agua fuera limpia. Entró en funcionamiento este cárcamo de bombeo y todos los ciudadanos encontramos, en nuestras casas, el agua sucia. Resultaron problemas en la piel de la gente por usar el agua. Recurrimos a laboratorios de una universidad y detectaron en el agua gran cantidad de contaminantes y suciedades de drenaje. Se organizó un comité ciudadano para protestar y buscar una salida a este problema, sólo se obtuvo como respuesta la cerrazón, por parte de las autoridades municipales y estatales, llegando las autoridades estatales a proponer a cambio del agua potable que dejemos que se instale la incineradora.»

«Estamos en plantón permanente frente al Palacio Municipal», dicen los quejosos. «Necesitamos apoyo de todos. Necesitamos que nuestra protesta llegue a otras instancias, a Greenpeace o alguien que quiera conocer nuestro problema y sumarse.»
El arroyo Juan de la Barrera que usaban en Jáltipan para tomar el agua ha sido contaminado por drenajes desde Acayucan y Soconusco, y sus aguas infestan el río Chacalapa. En el colmo del cinismo -sumado a la prepotencia, autoritarismo y desprecio por los ciudadanos- quieren obligarlos a aceptar una incineradora que no desean a cambio de tener algo que es obligación del gobierno proporcionar: agua de calidad, potable.

Redsur