En los primeros años de iniciada la construcción del socialismo en Cuba, coexistieron dos sistemas de dirección económica: el financiamiento presupuestario para la mayor parte de la industria, y el cálculo económico, parcialmente implantado en la agricultura y el comercio exterior. Las bases del primero comenzaron a evolucionar de manera progresiva hasta formar un cuerpo […]
En los primeros años de iniciada la construcción del socialismo en Cuba, coexistieron dos sistemas de dirección económica: el financiamiento presupuestario para la mayor parte de la industria, y el cálculo económico, parcialmente implantado en la agricultura y el comercio exterior.
Las bases del primero comenzaron a evolucionar de manera progresiva hasta formar un cuerpo coherente de consideraciones políticas y económicas, cuya formulación teórica empezó a perfilarse de 1962 a 1963, y restringida solo al sector industrial.
Su promotor principal era el Comandante Ernesto Che Guevara, desde que el siete de octubre de 1959 el Comandante en Jefe Fidel Castro lo designara jefe del Departamento de Industrias del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA).
Aunque el 26 de noviembre de ese año recibió el nombramiento de presidente del Banco Nacional, su multifacético trabajo, vasta cultura, actitud antidogmática y creadora, abonaron su análisis científico para conocer los males del capitalismo y los errores cometidos en la entonces comunidad socialista.
Toda su obra es «un grito dado desde el subdesarrollo» y por eso tuvo la oportunidad de aplicar sus ideas en la creación del proyecto revolucionario cubano.
Desarrolló e implantó el sistema económico integral en la industria y otros sectores, cuya aspiración suprema era «la formación del hombre nuevo», cuenta Orlando Borrego, su colaborador más cercano.
En ese sentido, Che atribuyó un rol decisivo a los cuadros de dirección y así lo puso de manifiesto cuando en fecha tan temprana como el 21 de diciembre de 1961, en el discurso del acto de graduación de la Escuela de Administradores del Ministerio de Industrias Patricio Lumumba.
A la sazón, llamó la atención sobre la necesidad de apoyar el trabajo del Sindicato, de los Consejos Técnicos Asesores, «pero también deben discutir los problemas directamente con la clase obrera, acercarse a la clase obrera».
Alertó en torno a suprimir «el espíritu de clase que ustedes deben borrar en la conciencia y deben contribuir a borrar con el aumento de la producción y la tecnificación que irá poco a poco liquidando las clases».
Sin embargo, para él había que tener orden, y tanto predominó esa idea en su arsenal teórico, que llegó a proclamar 1961 como el «Año de la Organización» en su sector.
Aclaró que debía ser así no porque sea más importante que la productividad, sino porque es su base y significa tener la fábrica en buenas condiciones, conocer su tecnología, cómo funcionan las estadísticas para acoplarlas y compatibilizar su trabajo en beneficio de la nación.
A pesar de que hace medio siglo de que la proclamó, su tesis sobre el auge industrial posee vigencia plena, pues consideró que el socialismo requiere el aumento paulatino de la productividad y su fase de mejoramiento técnico, de los sistemas contables, financiero y del ahorro.
En su intervención ante los primeros egresados del plantel, anunció que un grupo de 50 de los graduados pasarían a reforzar el equipo de dirección del sector agrario, lo cual confirmó el sentido de solidaridad entre el Ministerio de Industrias y el INRA.
Che enfatizó también que la teoría era clave para la formación de la conciencia superior, pero debía marchar unida a la práctica, porque la realidad casi siempre es muy diferente a lo que se lee en los libros.