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China en el radar de Pedro Sánchez

Fuentes: Rebelión

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, viaja a China de nuevo para reunirse con el presidente Xi Jinping. Se trata de la tercera visita en los últimos tres años, algo ciertamente inusual y fiel reflejo de la importancia que la Moncloa concede a la relación con China como expresión de un importante reequilibrio de la política exterior española basado en el interés estratégico de reforzar las relaciones económicas y diplomáticas con Beijing.

Relación bilateral

Al cumplirse en 2025 el vigésimo aniversario de la Asociación Estratégica Integral, el diagnóstico central bien podría definir la relación bilateral como optimista y constructiva. Sabido es que China es un socio comercial cuya significación no ha hecho sino crecer tanto en el volumen global como en la trascendencia para la vitalidad de sectores clave de nuestra economía (desde el aceite de oliva a la carne de cerdo pasando por muchos otros). Hoy día, la automoción y la movilidad sostenible, el sector turístico y cultural, la digitalización y la tecnología en general, constituyen ámbitos en los que la colaboración puede ser incentivada aun más. En los últimos años, España, con una de las economías más boyantes de la zona euro, ha captado importantes inversiones de China (Murcia, Zaragoza, Cáceres, Barcelona) a las que ahora podrían sumarse otros nuevos acuerdos.

Las transiciones ecológica y digital, prioridades para la industria española y europea, se alinean con la orientación general de la economía de China. España puede aprovechar sus características económicas para explorar la cooperación comercial e industrial en ese sentido, alentando la cooperación en los sectores más prometedores.

Esta nueva visita del presidente español pone de manifiesto que Madrid está preparado y dispuesto a colaborar con China para profundizar la confianza mutua estratégica, impulsar los intercambios y una cooperación de alta calidad y promover el desarrollo sólido y estable de las relaciones bilaterales. Para viabilizar estas pretensiones, es indispensable ampliar e intensificar la comunicación y la coordinación, y la implementación de los importantes y crecientes consensos alcanzados entre ambos líderes. 

El marco europeo

España es un actor destacado en la UE. El presidente Sánchez es un referente de las políticas socialdemócratas en un contexto de auge de las fuerzas conservadoras y de extrema derecha. En los últimos tiempos, ha sostenido un perfil singular en los grandes debates de la UE, incluido el actual a propósito de la inversión en defensa, afianzándose como un interlocutor referencial que China sabe apreciar a la hora de calibrar apoyos para una estrategia compartida de definición de nuevos equilibrios en las áreas clave.

Por tanto, la visita del líder español podría contribuir a la recuperación y el avance de los lazos entre China y la Unión Europea, especialmente en un contexto de cambio en la dinámica transatlántica y los actuales desafíos económicos de Europa. El pasado febrero, el ministro de Asuntos Exteriores José Manuel Albares, declaraba a Financial Times que “la UE debería desarrollar su propia política hacia China y no imitar la postura confrontativa de EEUU”. Europa debe conservar la capacidad de decisión para determinar por sí misma cuando China puede ser socio y cuando competidor, añadía, sin dejarse llevar por inercias o, peor aún, exigencias, que desbaratan el compromiso de larga data con la defensa de un orden comercial justo y equitativo.

La posición china de apoyo a la presencia de Europa en las negociaciones sobre el futuro de Ucrania es apreciada en Madrid. Si el desencuentro de los países de la UE con Washington, en esta y otras materias, se profundiza, Bruselas debe auspiciar una nueva perspectiva sobre China que tenga más en cuenta los específicos intereses europeos. El viaje de Sánchez debe interpretarse en el contexto de esa recalibración estratégica paulatina y silenciosa pero notable hacia China, elevando el ritmo a medida que dichas tendencias se afianzan.

En los últimos años, tras la inflexión que ya supuso la primera Administración Trump, las relaciones de la UE con China se han visto afectadas por un endurecimiento sustancial a pesar de no registrarse ningún conflicto de intereses fundamentales ni contradicciones geopolíticas insalvables. De hecho, en el momento presente, China es un socio natural clave de la UE en dos temas clave, el comercio y el medio ambiente. Por el contrario, Washington es hoy, objetivamente, la principal amenaza para las políticas de la UE en ambos temas decisivos.

Contexto geopolítico internacional

Sánchez no ha ahorrado críticas a las políticas arancelarias y otras medidas de la nueva administración de Donald Trump. Este contexto es muy importante para apreciar el recorrido de esta tercera visita porque contribuirá a afianzar la vitalidad del elenco de principios (rechazo del proteccionismo y defensa del libre comercio, del multilateralismo, del derecho internacional, de la estabilidad de la cadenas industriales y de suministros, compromiso con la lucha contra el cambio climático y por la sostenibilidad….) que nutren el desencanto de Europa con EEUU y, por añadidura, fortalecen el interés conjunto en afianzar la estabilidad en un entorno en extremo volátil, con cambios en las políticas internas y estrategias externas bajo presión.

Una relación paradigmática

Sánchez no trata de dirigir a España hacia China para desentenderse de Trump. No quiere poner en riesgo la relación económica con EEUU. Ahora bien, es evidente que el mercado chino, en el reposicionamiento geopolítico en curso, desempeñará un papel cada vez más destacado. Y no es un acercamiento que prescinde de principios; es la coincidencia en principios elementales lo que avala el interés mutuo en fortalecer la relación.

Así, la relación sino-española se erige como un ejemplo paradigmático y para terceros de cómo a pesar de las diferencias sistémicas, de valores y los compromisos regionales e internacionales respectivos, existe un fecundo terreno para la cooperación en beneficio del desarrollo.

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