Recomiendo:
0

Por el delito de haber osado hacer huelga

Cien obreros nepaleses detenidos -y prontamente deportados- en Qatar

Fuentes: Solidarité Internationale PCF

Traducido del francés para Rebelión por Carlos Riba García.

¿Qué pasa en el riquísimo estado qatarí cuando los superexplotados obreros extranjeros deciden reclamar un salario que les permita vivir? 

En Qatar, las huelgas son raras. Hay que aclarar que allí el derecho de huelga no existe, que los patrones gozan de un eficaz derecho de propiedad y dependencia legal sobre los asalariados mediante el sistema del kafala (patronato), y que el 95 por ciento de los asalariados son extranjeros con derecho precario de estadía.

A pesar de ello, en el tercer país del mundo en renta per capita, los obreros del sur de Asia sobreviven penosamente con 100 ó 150 dólares por mes, se apiñan en cuchitriles o en atestadas habitaciones de 20 metros cuadrados, soportan jornadas de 10 ó 12 horas y en el verano trabajan a 50 grados a pleno sol.

A finales de noviembre, más de 800 trabajadores de la construcción de Doha han dicho «Se acabó». En su mayor parte nepaleses, pero también indios, banagladesís, cingaleses, no están dispuestos a aceptar lo inaceptable. Se han declarado en huelga durante tres días seguidos, paralizando las obras de la ciudad. Entre los sitios afectados se encuentra la renovación del hotel Sheraton de Doha.

Sus empleadores son dos subcontratistas, Qatar Freelance Trading & Contracting y Qatar Middle East Co. Son los modernos tratantes de esclavos que se ocupan de hacer firmar contratos engañosos cuando los inmigrantes llegan a Qatar, que es también el momento en que les retienen su pasaporte.

De este modo, esos trabajadores se ven obligados a vivir en Qatar con 165 dólares por mes, nada que ver con lo que estipulaba el contrato, que prometía el triple: 350 dólares. Nada que ver tampoco con el salario mínimo en Nepal -con gobierno comunista-, que garantiza un mínimo de 250 dólares. ¡Y el costo de vida de Katmandú y el de Doha son muy distintos!

En los últimos meses, el gobierno qatarí ha prometido formalmente respetar el derecho a un salario digno. La movilización de los trabajadores de la construcción demuestra que esos dichos no eran más que una farsa trágica.

La policía fue enviada a los lugares en huelga, que cargó contra los obreros mientras uno de los patrones participaba en la acción agrediendo físicamente con un tubo a los obreros que estaban en la obra. La policía ha sido ayudada también por algunos de los asalariados de la empresa; aun así no decayó la solidaridad entre los trabajadores inmigrantes en lucha.

Las autoridades han detenido a una centena de obreros. Además, han iniciado un procedimiento de «deportación» o «repatriación» a los países de origen. Acusados de haber hecho huelga, de pedir un salario decente y de resistirse a la arbitrariedad.

No es la primera vez. En 2010, 90 obreros inmigrantes que trabajaban para la al-Badar Construction Co. fueron detenidos, encarcelados varios días y deportados. Desde hace menos de dos años, los empleados deportados son obligados a pagarse el pasaje de regreso a su país.

El empleador qatarí ha publicado una cínica respuesta dirigida al gobierno: «Lo siento mucho, pero por ahora no puedo aumentarles los salarios. Lo que sí puedo, en cambio, es ayudarles para que regresen a su país». Lo que se dice, un buen samaritano.

Ya han muerto 1.400 trabajadores en las obras de la Copa del Mundo 2022

Que la FIFA haya podido confiar -en un contexto de corrupción generalizada- a Qatar la organización de la Copa del Mundo 2022 refleja la hipocresía reinante en el mundo occidental, dispuesto a cerrar los ojos cuando huele el gas natural.

Según un informe de la Confederación Sindical Internacional, cuando empezaba 2014 ya eran 1.400 los obreros inmigrantes -sobre todo nepaleses, pero también muchos del sur de Asia- que habían muerto en las obras de la vergüenza. De seguir las cosas a este ritmo, unos 4.000 trabajadores podrían fallecer en el emirato qatarí de aquí a 2022. Recordemos que Bouygues, Vinci y Keolis (filial de la SNCF) coquetean con Qatar para conseguir jugosos contratos vinculados con la organización del mundial de 2022.

Qatar, como lo sabe todo el mundo, ha rescatado en 2011 al club de fútbol Paris-Saint-Germain para convertirlo en su escaparate en Francia. El PSG ha marcado 370 goles en cuatro años; en el mismo periodo, 1.400 trabajadores inmigrantes morían en los estadios en construcción. Eso hace un gol por cada cuatro obreros muertos en Doha.

Son cifras estremecedoras. Ante la indignación selectiva y los bien orquestados entretenimientos mediáticos: ¿quién financia la lucha contra el terrorismo que se libra al lado de Qatar? Es tiempo de señalar la verdadera barbarie del siglo XXI, de la que Qatar y Arabia Saudí son algunos de sus rostros.

 

Fuente: http://www.solidarite-internationale-pcf.fr/article-100-ouvriers-nepalais-arretes-au-qatar-bientot-deportes-leur-crime-avoir-ose-faire-greve-sur-les-125189354.html