«De la asamblea del 24 de julio salió el apoyar la campaña de CienciaConFuturo «Salvemos el CSIC», que ha recogido ya 200.000 firmas. Se ha convocado una entrega colectiva de estas firmas el martes 30 de julio a las 08:45 horas en el Ministerio de Economía (Pº. de la Castellana, 162 Madrid), como la primera […]
«De la asamblea del 24 de julio salió el apoyar la campaña de CienciaConFuturo «Salvemos el CSIC», que ha recogido ya 200.000 firmas. Se ha convocado una entrega colectiva de estas firmas el martes 30 de julio a las 08:45 horas en el Ministerio de Economía (Pº. de la Castellana, 162 Madrid), como la primera de las acciones de un nuevo ciclo de movilizaciones que se van a dar hasta la aprobación de los próximos Presupuestos Generales del Estado».
Introducción
Uno de los efectos más evidentes de las crisis que sufrimos es cómo se está alterando el relato que las clases medias, hegemónicas culturalmente, realizan del mercado laboral. En este texto vamos a centrarnos en un nicho clásico de empleo de la clase media, como es el mundo académico y científico. Ahora mismo se están dando diferentes iniciativas y movilizaciones para salvar la ciencia en general y el CSIC en particular, impulsadas por un sector muy corporativista y tradicionalmente desmovilizado.
La poca combatividad del sector está muy relacionada con la escasa fuerza (afiliación) y apoyo con el que cuentan los sindicatos, cuyo origen podemos explicar analizando los vínculos sociales y económicos de la mayoría de las personas que pueden dedicar su vida a la investigación.
La sociedad del conocimiento es una sociedad amañada
Es su texto ¿Sociedad del conocimiento o gran estafa programada? Antonio Márquez de Alcalá exponía las consecuencias de que las personas con titulación universitaria aceptaran condiciones de subempleo: «la primera es una mano de obra altamente cualificada a precio de mano de obra sin cualificación, que emplea para dar una imagen de «excelencia» a unas empresas que ofrecen unos servicios para los que se requiere una mano de obra con una formación mucho más básica. La segunda es expulsar de esos empleos de baja cualificación a los jóvenes con menor formación «.
En el mundo académico y científico pasa algo totalmente análogo, que es el acceso casi testimonial de personas de origen de clase trabajadora al mundo de la investigación vía universidad. Para comprobar esta tesis nos va a ser de utilidad analizar algunos números, como los que mostraba el estudio Condiciones de vida de los universitarios de 2011:
- Los datos «ponen de manifiesto que entre los padres de nuestros universitarios hay alrededor de un 74% de profesionales de nivel medio-alto».
- Un 49% de los universitarios «cuenta con un padre o una madre de nivel educativo superior, mientras que el porcentaje de los que provienen de familias con estudios bajos representa un 25%».
En la universidad, cosa poco sorprendente, se reproducen las desigualdades sociales, algo que por supuesto también tiene su reflejo en las opciones realmente existentes de quien quiera optar por una carrera académica. Al mundo de la investigación acceden mayoritariamente los titulados de clases media y alta y muy pocos de la clase trabajadora.
Resaltamos también que según el estudio Condiciones de vida de los universitarios de 2011 hay mayor presencia de progenitores trabajadores manuales entre los estudiantes de Ciencias Sociales, Humanidades y enseñanzas Técnicas, frente a los que cursan especialidades del área de Ciencias. ¿A qué clase social pertenecen quienes pueden estar cuatro o cinco años haciendo un doctorado después de la universidad para finalmente leer su Tesis Doctoral? En general muy poca gente de la clase trabajadora.
¿Neofeudalismo? En ciencia quítele el neo
Autores como Antonio Baños plantean que vivimos tiempos de capitalismo feudal o neofeudalismo, «una sociedad señorial, basada en estamentos más que en clases». En el ámbito académico esto por desgracia no es nuevo: los científicos titulares -investigadores funcionarios para entendernos- muchas veces operan como auténticos señores feudales respecto al personal científico o técnico a su cargo. Y además los científicos también recogen otra tradición que puede trazarse desde el feudalismo a la actualidad, que es la relación maestro-aprendiz propia de los gremios. Entre el investigador que dirige una tesis y su doctorando no hay mecanismos que regulen la relación académica y laboral entre estos, por lo que el doctorando queda totalmente sujeto a las decisiones de quien le dirija la tesis. En caso de conflicto la única opción será buscar otro investigador que le dirija en su trabajo.
Y el hablar de tesis nos lleva automáticamente al tema de las becas. En la web de la Federación de Jóvenes Investigadores – FJI se denuncian las «condiciones laborales de los jóvenes investigadores, la dignificación de la profesión, la lucha por la eliminación de toda clase de becas que encubren puestos laborales y la elaboración de propuestas de cara a mejorar la situación de la ciencia y el I+D+i en España». Más recientemente surgía una nueva iniciativa por parte de la Oficina Precaria, No más becas por contratos, que plantea:
«El becario, al no ser un trabajador, no tiene contrato, no mantiene una relación laboral con la empresa y, por lo tanto, queda fuera de cualquier convenio colectivo y del Estatuto de los trabajadores, dejando su salario y condiciones a total discreción de la empresa. Además, una vez acabada la beca o becas, por largo que haya sido el periodo, los becarios no tienen derecho a cobrar subsidio por desempleo y, de hecho, la mayoría no cotiza a la Seguridad Social, con lo que todos esos años de trabajo no repercutirán en su vida laboral, de la que depende su pensión en el futuro».
El clima cultural de la ciencia española en la era Rajoy
Mucha gente se preguntará ahora por qué reflejar las reivindicaciones de la FJI o la Oficina Precaria en vez de organizaciones específicamente de trabajadores/as como CCOO, UGT, USO, CGT…. Esto creemos que se debe al acceso limitado de las personas de la clase trabajadora a la carrera científica. Debido a su clase social en general las y los investigadores verían a los sindicatos como organizaciones totalmente ajenas a su realidad laboral. O dicho de otra manera, quienes se afilian a sindicatos y se presentan a elecciones sindicales en los centros de investigación suelen ser los funcionarios de nivel más bajo o el personal técnico, suele ser raro el ver a científicos titulares vinculados a organizaciones sindicales. Esto podría explicar el bajo seguimiento de las últimas huelgas generales en los centros del CSIC y resto de organizamos públicos de investigación – OPIs.
No obstante, parece que se están dando cambios en el ámbito científico, como las recientes acciones y movilizaciones conjuntas entre ámbitos estrictamente científico-académicos y organizaciones sindicales. El primero fue Carta por la Ciencia, donde además de CCOO, UGT y la FJI están la Confederación Española de Sociedades Científicas (COSCE), la Conferencia de Rectores de Universidad de España (CRUE), junto a otras organizaciones. Carta por la Ciencia ha estado realizando recogidas de firmas y adhesiones a su Carta además de impulsar varias concentraciones simultáneas contra los recortes el 19 de diciembre del 2012. Y el pasado 14 de junio también se realizó otra convocatoria de la Carta a nivel estatal, la mayor movilización de científicos hasta la fecha, con el lema «Salvemos la investigación – con I+D+i si hay futuro».
Comienza un nuevo ciclo de movilizaciones en centros de investigación y Universidades
En Diagonal se ha publicado una magnífica crónica de la asamblea realizada el pasado 24 de julio en el Salón de Actos del campus central de Serrano del CSIC. La convocatoria fue lanzada por la plataforma InvestigAcción, surgido del Centro de Investigaciones Biológicas – CIB. Este colectivo realizó una acción el 22 de julio aprovechando la visita del presidente del CSIC Lora-Tamayo, que acudió al CIB a inaugurar un animalario. Portando carteles y forzando al presidente del CSIC a hablar con ellos denunciaron las bonificaciones que reciben ciertos investigadores del CSIC, mientras «se hace sufrir a los becarios» por las restricciones presupuestarias impuestas a los más de 100 centros que componen el CSIC.
Volviendo a la asamblea del día 24 de julio, en esta quedó patente que se quiere impulsar un frente amplio de trabajadores/as del CSIC, OPIs, subcontratas y spin-offs, además de con las Universidades. Ya se están estableciendo contactos con la campaña de Desobediencia Civil en la Universidad Pública, cuyo manifiesto «O todos o ninguno» hace un un llamamiento a los miembros y diversos colectivos que conforman la comunidad universitaria para que no se inicie el próximo curso 2013-2014 ante los «permanentes ataques que se concretan en recortes económicos, bajadas salariales, despidos y, en el caso de la universidad, expulsión de los estudiantes con menos recursos».
De la asamblea del 24 de julio salió el apoyar la campaña de CienciaConFuturo «Salvemos el CSIC», que ha recogido ya 200.000 firmas. Se ha convocado una entrega colectiva de estas firmas el martes 30 de julio a las 08:45 horas en el Ministerio de Economía (Pº. de la Castellana, 162 Madrid), como la primera de las acciones de un nuevo ciclo de movilizaciones que se van a dar hasta la aprobación de los próximos Presupuestos Generales del Estado. Hay una nueva asamblea convocada en el CSIC de Serrano el próximo miércoles 4 de septiembre, en el salón de actos del Central (C/Serrano 117) con vistas a organizar las acciones directas durante los actos de «La Noche de los Investigadores» que se celebrará el 27 de septiembre en todo el estado. Como decíamos en otro texto, bienvenida a la lucha, clase media.
Fuente: http://info.nodo50.org/Clase-cultura-y-conflicto-en-la.html