Sorprendente, puedo decir, que es la impresión que me ha producido la Sesión de la Asamblea Nacional que acaba de concluir. Ni una decisión. En el Plan de la Economía Nacional hasta el 2030 solo se informó la propuesta del Ministro de Economía y Planificación de dividirlo en 3 etapas; en la práctica convertirlo en […]
Sorprendente, puedo decir, que es la impresión que me ha producido la Sesión de la Asamblea Nacional que acaba de concluir.
Ni una decisión. En el Plan de la Economía Nacional hasta el 2030 solo se informó la propuesta del Ministro de Economía y Planificación de dividirlo en 3 etapas; en la práctica convertirlo en uno Trienal, hasta el 2021, y el resto hasta el 2030, en dos cuatrienales. La Asamblea solo se dio por informada, no aprobó ni siquiera el cambio propuesto, que fue bien fundamentado por el Ministro y me pareció lógico, teniendo en cuenta los imponderables que tenemos por delante.
El Presidente de la Asamblea indicó que el punto era informativo y no hubo acuerdo. No hubo tampoco discusión sobre algo tan importante y estratégico. Solo algunas intervenciones sobre aspectos que se habían discutido en las sesiones de las Comisiones los dos días anteriores y que poco tuvieron que ver con las transformaciones de política que el Ministerio de Economía y Planificación va a adoptar hasta el 2021. Solo me llamó la atención, la intervención del Ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, que se refirió a las dificultades que les crea en las negociaciones sobre inversiones con las empresas extranjeras la no solución de la reforma cambiaria. Nadie le dio alguna respuesta En la práctica la Asamblea dejó en libertad al Ministro de Economía para introducir cambios importantes en un sentido y en no introducir otros que hubiese sido importante discutir. Mal comienzo.
El segundo punto, largamente esperado por todos a quienes nos interesa e inquieta el inmovilismo, fue el relativo a la aplicación en la actividad económica de los Acuerdos de dos Congresos del Partido y de una Sesión de la Asamblea Nacional, algunos de los cuales fueron asumido autocríticamente por el cro. Raúl, en la última Sesión de la Asamblea en que dejó de ostentar el cargo de Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros. El Vicepresidente Murillo, Presidente a su vez de la Comisión de Implementación de los Acuerdos de los Congresos del Partido, ofreció una información sobre las 206 políticas aprobadas, pero precisando muy poco cuáles de ellas han sido aplicadas y cuales no, y la responsabilidad de los Organismos en su no aplicación.
Solo se refirió a 14 políticas sobre la ciencia y la técnica, y la de los trabajadores por cuenta propia, sin explicar, en ese caso por qué faltan aspectos prometidos por el Ministerio del Trabajo y aun no definidos. También una larga y detallada explicación sobre la disminución de la población y la fecundidad femenina. Prometió al principio de su intervención referirse al tema de la dualidad monetaria y cambiaria y al final no dijo nada. Pero lo realmente decepcionante y lamentable, por lo menos para mí, es que en medio de la situación tan critica que tiene el funcionamiento de nuestra economía, ningún diputado interpeló al Vicepresidente Murillo acerca de en quien caía las responsabilidades por no aplicar las políticas.
Fueron tres Ministros los que intervinieron, salvo el de Transporte que dio alguna información y asumió determinada responsabilidad por los problemas con los transportistas privados de la capital, las dos ministras del área financiera no dieron respuestas coherentes con sus responsabilidades en el área monetaria y financiera. La Ministra de Finanzas se refirió a la calidad de la contabilidad, que es un desastre, pero sin mencionar, como pienso que tenía la obligación de decir, que mientras en la contabilidad de las empresas estatales, un peso sea igual a un dólar, no habrá posibilidad de tener una contabilidad que sirva para algo. Se podrán hacer auditorias indefinidamente y hablar de control interno, pero mientras no se resuelva eso, la contabilidad, en una economía abierta como la nuestra, no será un instrumento para controlar. La Presidenta del Banco, que es la autoridad monetaria del país, y además de la política crediticia, se escurrió de responder por sus responsabilidades y se refirió al tema de la informatización, que es importante, pero no el problema principal por el que tendría que rendir cuenta en estos momentos. Ni Murillo, ni Lazo, hicieron nada porque los Ministros obligados a responder por la aplicación de las políticas aprobadas, se responsabilizaran personalmente por ello.
Solo el Presidente, al igual que siempre lo hizo Raúl, asumió autocríticamente que no se ha avanzado suficientemente en la implementación de las políticas aprobadas y se comprometió a hacerlas avanzar como parte de lo que hay que hacer para resistir y vencer.
El Presidente Díaz Canel, en su importante discurso, se refirió a los llamamientos que nos han hecho a que nos abramos al mundo. Efectivamente lo hemos estado haciendo, pero en los momentos actuales la apertura que tenemos que hacer, y rápido, es hacia adentro. Llevamos casi tres años que el VII Congreso del Partido aprobó la Conceptualización, y todavía nos cuesta trabajo aceptar en los medios los principios que se establecen en ese documento, que es lo más parecido a un Programa del Partido. Ya en la Constitución proclamada el 10 de abril, se establece que la propiedad privada es tan legal, desde el punto de vista constitucional, como la estatal socialista y las otras, pero nos seguimos refiriendo a ella como sector no estatal.
La educación política a las masas del país, hay que llevarla a fondo, refiriéndonos, sin enmascararlas, a las formas de propiedad que han aprobado los documentos del Partido y del Estado. Los trabajadores por cuenta propia no son propietarios privados. Son cuentapropistas con limitaciones lógicas en la contratación de fuerza de trabajo. Los encadenamientos con la empresa estatal, las cooperativas, los campesinos y la inversión extranjera hay que llevarla a cabo con los propietarios privados y no debemos temerle políticamente a referirnos a una forma de propiedad aprobada en la Constitución. La propiedad principal, es por supuesto la estatal, pero ella sola, con el estado de deterioro administrativo que tiene, no podrá sacarnos de la situación que tenemos. Digo más, sin la empresa privada, va a ser muy difícil y demorado drenar y sanear la empresa estatal y va a extenderse extraordinariamente en el tiempo resolver el problema de la tasa de cambio empresarial. Para hacer eficiente la empresa estatal, como necesitamos, y planteó el Ministro de Economía, hay que tener la empresa privada para sin necesidad de financiamiento estatal y de divisas hacerse cargo y poner a producir lo que le sobra a las sobredimensionadas e incosteables empresas estatales. La empresa privada no es el capitalismo, porque está reconocida en nuestra Constitución Socialista que acabamos de aprobar. No debemos ver a la empresa privada como un problema, sino como una solución, que nos ayude a salvar el socialismo y ganar tiempo.