Traducido del inglés por Beatriz Morales Bastos
Mientras escribíamos estas líneas [el 12 de mayo de 2016] había tres palestinos en huelga de hambre para protestar por estar encarcelados sin juicio, una práctica oculta bajo el sonoro y anodino término de «detención administrativa». Sami Janazra llevaba 69 en huelga de hambre y su salud se ha deteriorado gravemente, Adeeb Mafarja llevaba 38 días y Fuad Assi 36 días. Estos presos son tres de los al menos 700 presos palestinos e n cárceles israelíes encarcelados actualmente en régimen de detención administrativa, una práctica que Israel utiliza regularmente en violación de los estrictos parámetros establecidos por el derecho internacional.
Los presos políticos palestinos utilizan desde hace tiempo la huelga de hambre como forma de protesta en respuesta a las violaciones de sus derechos por parte de las autoridades israelíes. La Asociación de Derechos Humanos y de Apoyo de las y los Presos Addameer data la primera utilización de las huelgas de hambre por parte de los presos palestinos ya en el año 1968. Desde entonces ha habido más de 25 huelgas de hambre masivas y en grupo con reivindicaciones que van desde pedir que acabe el aislamiento y la detención administrativa hasta la mejora de las condiciones del encarcelamiento y permitir las visitas de las familias.
Dado que cada vez más palestinos se ven obligados a emprender interminables huelgas de hambre como «último recurso» para protestar sometiendo sus cuerpos a la violencia hasta que obtienen sus derechos, merece la pena revisar el uso de esta herramienta política en diferentes países y siglos, y poner de relieve la manera cómo la utilizan los presos palestinos para contrarrestar el monopolio de la violencia por parte de Israel dentro de los muros de las cárceles.
Pasado y presente del uso de las huelgas de hambre
Aunque no se sabe bien cuáles son los orígenes exactos de las huelgas de hambre (el rechazo voluntario de comida y/o líquidos), existen ejemplos de su uso en diferentes periodos históricos y localizaciones geográficas. El uso más antiguo de las huelgas de hambre se remonta a la Irlanda medieval donde una persona ayunó a la puerta de la casa de otra que había cometido una injusticia contra ellos, como forma de avergonzarla. Entre los usos más recientes y mejor conocidos de las huelgas de hambre están las de las sufragistas británicas en 1909, la de Mahatma Gandhi durante la revuelta contra el dominio británico en India, la de Cesar Chavez durante la lucha por los derechos de los trabajadores agrícolas en Estados Unidos y las de los presos de la cárcel estadounidense de Guantánamo.
Existe un fuerte riesgo de que se produzcan daños físicos irreversibles durante las huelgas de hambre, incluidos la pérdida de audición, ceguera y perdida grave de sangre. 1 En efecto, muchas huelgas de hambre han acabado con la muerte, como fue el caso en 1981 de los presos republicanos irlandeses en huelga de hambre.
Las reivindicaciones de quienes mantiene la huelga de hambre varían, pero siempre son un reflejo de problemas e injusticias sociales, políticas y económicas más amplios. Por ejemplo, en 1981 la reivindicación de la vuelta del Estatus de Categoría Especial por parte de los presos irlandeses republicanos en huelga de hambre reflejaba el contexto más amplio de «los problemas» en Irlanda del Norte. 2
Una de las primeras huelga de hambre palestinas fue la mantenida durante 70 días en la cárcel de Askalan (Ashkelon) en 1970. Durante esta huelga se escribieron las reivindicaciones de los huelguistas en un paquete de tabaco porque se les prohibía tener cuadernos y entre las reivindicaciones se incluía la negativa a dirigirse a los carceleros con el calificativo de «señor». Los presos obtuvieron sus reivindicaciones y nunca más tuvieron que utilizar el término de «señor», pero solo después de que Abdul-Qader Abu Al-Fahem muriera tras haber sido alimentado a la fuerza, con lo que se convirtió en el primer mártir del movimiento de los presos palestinos.
A lo largo de la década de 1970 se siguieron produciendo huelgas de hambre en la cárcel de Askalan. Dos presos más, Rasim Halawe y Ali Al-Ja’fari, murieron después de haber sido alimentados por la fuerza durante una huelga de hambre en la cárcel de Nafha en 1980. A consecuencia de estas y de otras huelgas de hambre los presos palestinos obtuvieron algunas mejoras en las condiciones de encarcelamiento, como el que se les permitiera tener fotos familiares, objetos de papelería, libros y periódicos.
Una reivindicación constante de los presos palestinos en los últimos años ha sido acabar con la detención administrativa, puesto que el uso de esta práctica por parte de Israel se ha disparado desde que estalló la Segunda Intifada en 2000. Por ejemplo, la huelga de hambre masiva de 2012, en la que participaron casi 2.000 presos, exigía el fin de la detención administrativa, del aislamiento y de otras medidas punitivas, entre las que se incluía la denegación de las visitas familiares a los presos de Gaza. La huelga de hambre acabó después de que Israel accediera a limitar el uso de la detención administrativa.
Sin embargo, Israel pronto incumplió este acuerdo, lo que llevó a otra huelga de hambre masiva en 2014 por parte de más de 100 palestinos encarcelados en detención administrativa que reivindicaban el fin de esta práctica. La huelga de hambre acabó 63 días después sin haber logrado acabar con la detención administrativa. Al parecer, la decisión de los presos se vio influenciada por la desaparición de tres colonos iraelíes de Cisjordania y las operaciones militares a gran escala por parte de Israel en Cisjordania (a las que siguió en ataque masivo contra Gaza).
Además de ello, ha habido varias huelgas de hambre individuales coincidiendo con huelgas de hambre más grandes o que llevaron a ellas. En efecto, las huelgas de hambre de 2012 y 2014 se desencadenaron debido a las huelgas de hambre individuales para reivindicar el fin de la detención administrativa. Entre los presos que habían iniciado huelgas de hambre individuales estaban Hana Shalabi, Khader Adnan, Thaer Halahleh y Bilal Diab, todos los cuales lograron que acabara su detención administrativa, aunque algunos de ellos fueron detenidos otra vez tras haber sido puestos en libertad, como en el caso de Samer Issawi, Thaer Halahleh y Tareq Qa’adan, y lo mismo que Khader Adnan, que fue liberado tras una larga huelga de hambre para protestar por haber sido detenido otra vez en 2015.
La violencia que Israel inflige a los presos palestinos
Israel sigue sometiendo a los presos palestinos a muchas formas de violencia, como ha sido bien documentado por organizaciones de derechos humanos y de defensa de los derechos de los presos, y en varios documentales. 3 Addameer señala en un informe de 2014 que «cada persona palestina detenida fue sometida a alguna forma de tortura física o psicológica o trato cruel, incluidos los golpes graves, el aislamiento, los ataques verbales y la amenaza de violencia sexual».
Además, en violación de la Cuarta Convención de Ginebra y del Estatuto de Roma Israel ha deportado a presos palestinos fuera de los territorios ocupados y a cárceles dentro de Israel, además de amenazar a presos cisjordanos con deportarlos a Gaza si no confesaban. También deniega de manera rutinaria y arbitraria o restringe las visitas familiares . Los presos están expuestos a una deliberada negligencia y abusos médicos , así como a restricciones de las llamadas telefónicas y del acceso a los abogados , a los libros y a la televisión.
Por otra parte, las autoridades israelíes califican automáticamente a los presos palestinos de «presos de seguridad», una clasificación que hace posible legalmente someterlos automáticamente a muchas restricciones. Esta calificación niega a los presos palestinos algunos de los derechos y privilegios que tienen los presos judíos (incluso los pocos que están clasificados como presos de seguridad), como las visitas a casa bajo vigilancia, la posibilidad de ser liberados antes y la concesión de permisos.
La violencia a la que están sometidos los presos palestinos hay que encuadrarla dentro del contexto del proyecto colonial de Israel y de su sometimiento de toda la población a diferentes formas de violencia, como la pérdida de su tierra, la destrucción de sus casas, la expulsión y el exilio. Vale la pena señalar que desde que empezó la ocupación israelí en 1967 Israel ha detenido a más de 800.000 personas palestinas, casi el 20 % de su población total y el 40 % de la población masculina. Solo este dato deja claro hasta qué punto las detenciones y el encarcelamientos son un mecanismo que utiliza Israel para controlar a la población al tiempo que la desposee y establece a colonos judíos en su lugar.
Entendiendo la violencia de esta manera más amplia es donde emergen las huelgas de hambre como una forma en que los presos palestinos son capaces contrarrestar las diferentes formas de violencia del Estado de Israel.
Utilizar el cuerpo de los presos para minar el poder del Estado
Por medio de las huelgas de hambre los presas dejan de ser recipientes silenciosos de la constante violencia de las autoridades penitenciarias. En vez de ello, infligen violencia a sus propios cuerpos para imponer sus reivindicaciones. En otras palabras, las huelgas de hambre son un espacio que está fuera del alcance del poder del Estado de Israel. El cuerpo de las personas que están en huelga de hambre trastoca una de las relaciones más importantes con la violencia tras los muros de la cárcel, aquella en la que el Estado de Israel y las autoridades penitenciarias controlan cada aspecto de sus vidas entre barrotes y son los únicos que infligen violencia. En efecto, los presos invierten la relación sujeto y objeto con la violencia fusionándola en un solo cuerpo, el cuerpo de la persona que está en huelga de hambre, y al hacerlo reivindican la acción. Reafirman su estatus de preso político, niegan el ser reducidos al estatus de «presos de seguridad» y reivindican sus derechos y su existencia.
El hecho de que el Estado de Israel utilice diferentes medidas para acabar con las huelgas de hambre y reafirmar su poder tanto sobre los presos como sobre el uso de la violencia demuestra el desafío que los cuerpos de los presos en huelga de hambre supone al Estado de Israel. Entre otras medidas, las autoridades penitenciarias siguen sometiendo a los presos en huelga de hambre a la violencia y la tortura. De hecho, la violencia a la que están sometidos los presos en huelga de hambre se intensifica y cambia de forma. Por ejemplo, durante durante la huelga de hambre de 2014 se negó a los presos en huelga el tratamiento médico y las visitas familiares, fueron atados con grilletes en los pies y las manos a las camas del hospital las 24 horas del día. Se les mantenían los grilletes cuando se les permitía ir al baño y se dejaban abiertas las puertas de los baños, con lo que se les negaban su derecho a la intimidad. Las autoridades penitenciarias también dejaban intencionadamente comida cerca de las personas que hacían huelga de hambre para quebrar su voluntad. El ex preso que había hecho una huelga de hambre Ayman Al-Sharawna afirmó: «Trajeron una mesa con la mejor comida y la pusieron cerca de mi cama. […] El Shin Bet sabía que me encantan los dulces. Solían traer todo tipo de postres».
Israel ha conferido receintemente cobertura legal a la alimentación forzada de los y las presas en huelga de hambre por medio de la «Ley para impedir el daño causado por los presos en huelga de hambre», lo que según el Relator Especial de las Naciones Unidas contra la Tortura equivale a trato cruel, inhumano o degradante . Esta ley también contradice la Declaración de Malta de la Asociación Médica Mundial sobre las Personas en Huelga de Hambre .
Israel también califica a los presos en huelga de hambre de «terroristas» y «criminales» para desautorizar la aserción de los presos de ser agentes políticos y minar sus intentos de invertir el sujeto y objeto de la violencia estatal. Durante la huelga de hambre masiva de 2014 los agentes israelíes mantuvieron que los presos en huelga de hambre eran «terroristas». El ministro de Cultura y Deporte israelí Miri Regev, uno de los defensores de la reciente ley , afirmó: «Los muros de la cárcel no significan que una acción no sea terrorismo […] Hay terrorismo en las calles y hay terrorismo en la cárcel». Gilad Erdan, ministro de Seguridad Pública israelí, declaró que los presos en huelga de hambre eran «un nuevo tipo de ataques suicidas».
La vital importancia del apoyo nacional e internacional
Para el éxito de cualquier huelga de hambre es fundamental la capacidad de quienes la hacen tanto de movilizar a las comunidades, organizaciones y organismos políticos para que les apoyen como de presionar a las autoridades para que acepten sus reivindicaciones o negocien un acuerdo.
Por medio de las huelgas de hambres los presos palestinos han logrado llevar constantemente sus luchas a la esfera política tanto palestina como internacional. Dado que actualmente no hay alternativas gracias a las cuales los presos puedan garantizar su libertada o un cambio en las políticas israelíes, no se debe subestimar la importancia de movilizar a las comunidades y a los organismos políticos acerca de los derechos de los presos.
Los organismos populares, las organizaciones de derechos humanos y los organismos oficiales tanto dentro de Palestina como fuera se han movilizado durante las huelgas de hambre de los presos palestinos. Entre estas movilizaciones de protesta se han llevado a cabo concentraciones diarias, protestas a la puerta de las oficinas de organizaciones internacionales, peticiones al gobierno de Israel de que atienda las peticiones de los presos y manifestaciones a las puertas de hospitales y cárceles. Organizaciones locales e internacionales, como Addameer, Jewish Voice for Peace, Amnistía Internacional y Samidoun, entre otras, han puesto de relieve las injusticias a las que se enfrentan los presos palestinos para presionar a las autoridades israelíes para que acepten las reivindicaciones de los presos y negocien un acuerdo con ellos.
Por otra parte, por medio de estas redes se internacionaliza la lucha de los presos palestinos en huelga de hambre y de los presos en general, y se establecen paralelismos con las injusticias pasadas y presentes a las que se enfrentan pueblos de todo el mundo. Cuando se analizan las huelgas de hambre palestinas y se informa sobre ellas se hacen continuas referencias a la dura situación que padecieron los presos irlandeses durante los «problemas«, a la encarcelación masiva en Estados Unidos y a las condiciones en Guantánamo, entre otras cosas. De este modo la lucha de los presos palestinos se convierte en parte de los cada vez mayores movimientos de solidaridad y campañas que exigen justicia para el pueblo palestino. Esto ayuda a contrarrestar el hecho de que Israel los califique de «criminales» y «terroristas», y su monopolio sobre el discurso.
Como otras formas de resistencia dentro y fuera de los muros de las cárceles, las huelgas de hambre son actos de resistencia por medio de los cuales los palestinos reafirman su existencia política y reivindican sus derechos. Es vital para mantener y nutrir su resistencia. Además de dar fuerzas a los presos y de apoyarles en su lucha por sus derechos, esta forma de resistencia inspira continuamente y con fuerza esperanza a los palestinos en general y al movimiento de solidaridad. Tenemos la responsabilidad tanto de apoyar a los presos palestinos como de trabajar por un tiempo en el que los palestinos ya no tengan que recurrir a estos actos de resistencia en los que el único recurso que tienen es jugarse sus vidas.
Notas:
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Para más información sobre la psicología de las huelgas de hambre, véase Hunger Strikes, Force-Feeding and Physicians’ Responsibility .
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Véase Beresford, David, Ten Men Dead London, Harper Collins Publishers, 1994.
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Véase, por ejemplo, informes y testimonios de Prisoners’ Center for Studies ; Addameer Prisoner Support and Human Rights Association; Adalah : Legal Center for Arab Minority Rights in Israel; Samidoun : Palestinian Prisoner Solidarity Network; el documental de Al-Jazeera Hunger Strike ; y la película de Mai Masri 3000 Nights ; al-Nashif, Esmail, «Attempts at Liberation: Materializing the Body and Building Community Among Palestinian Political Captives», The Arab Studies Journal 12/13 (2004): 46-79; y Abdo, Nahla, Palestinian Women’s Anti-Colonial Struggle Within the Israeli Prison System, Pluto Press, 2014.
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.