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La comunidad internacional y sus débiles condenas no ayudarán al pueblo palestino, es hora de una nueva estrategia.

¿Cómo debería responder el pueblo palestino a las amenazas de anexión israelíes?

Fuentes: Al Jazeera

El miércoles [22 de abril], el Secretario de Estado de EE.UU. Mike Pompeo dijo en una reunión informativa que la anexión de Cisjordania era en última instancia una “decisión israelí” y que Estados Unidos compartiría con Israel sus opiniones sobre este asunto en privado. Sus observaciones se produjeron sólo dos días después de que se gestara un nuevo gobierno de unidad israelí tras un acuerdo entre el actual Primer Ministro Benjamín Netanyahu y su rival político y jefe de la alianza Azul y Blanca, Benny Gantz.

Como parte del acuerdo, Netanyahu será Primer Ministro por otros 18 meses, después de los cuales Gantz supuestamente se hará cargo. También le permitirá aprobar la legislación para anexar grandes franjas de Cisjordaniaa partir del 1° de julio.

La anexión de las tierras palestinas ocupadas en 1967 es ilegal según el Derecho Internacional, pero la realidad es que la ocupación de Cisjordania ha sido una anexión de facto. El régimen israelí está tratando ahora de ampliar su soberanía mediante una anexión de jure que pondría gran parte de Cisjordania bajo la ley israelí, dejando sólo unos pocos y pequeños bolsones de bantustanes palestinos densamente poblados.

Muchos sionistas liberales consideraron que la coalición Azul y Blanca de Gantz era una alternativa viable al corrupto reinado de Netanyahu, mientras que muchos diplomáticos extranjeros esperaban que fuera un “socio para la paz”. Esto a pesar de que Gantz dejó claro a lo largo de sus campañas electorales que iba a procurar la anexión.

En respuesta a la posición de anexión declarada por el gobierno de unidad y al comentario de Pompeo, varios Estados miembros de la Unión Europea advirtieron y “desaconsejaron firmemente” la anexión israelí de tierras palestinas en Cisjordania. Al mismo tiempo, Jordania también ha declarado repetidamente que “rechaza” los pasos hacia la anexión.

Estas condenas más recientes siguen una pauta familiar de declaraciones débiles que se emiten cada vez que el régimen israelí viola el Derecho Internacional, sin amenaza de tener repercusiones. De hecho, cometer crímenes de guerra es siempre una decisión israelí, y la respuesta de la comunidad internacional es siempre ignorarlos.

El hecho de que los dirigentes políticos israelíes de todo el espectro político estén tratando de lograr la anexión no es sorprendente. El expansionismo en tierra palestina es la razón de ser del régimen israelí y lo ha sido desde su fundación. La construcción de colonias israelíes nunca ha cesado desde 1948, cuando comenzó la limpieza étnica de la Palestina histórica. Y fue el llamado gobierno israelí de izquierda el que encabezó la empresa de colonización en Cisjordania y Gaza después de ocuparlas en 1967.

Los dirigentes palestinos reaccionaron a estos últimos acontecimientos con más de la misma retórica ardiente y amenazas vacías. El presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmoud Abbas, amenazó una vez más con “cancelar completamente” los acuerdos con Israel y EE.UU. si Israel procedía a la anexión, y advirtió que los palestinos “no se quedarían esposados”.

Dado que la AP es altamente dependiente de la comunidad internacional de donantes y del gobierno israelí para su supervivencia, es poco probable que pueda presentar un verdadero desafío a la anexión. Décadas de discusiones de capitulación disfrazadas de “negociaciones de paz” han dejado al pueblo palestino en esta situación históricamente vulnerable.

En efecto, a pesar de las bravuconadas del presidente de la AP, el pueblo palestino ya está “esposado” y enjaulado en una prisión al aire libre, donde incluso el propio Abbas tiene que pedir permiso a los israelíes para salir de Ramala. Además, la pandemia de COVID-19 ha puesto a la población palestina bajo encierro, viviendo con un miedo agudo a la infección e incapaz de plantear una resistencia significativa a la toma de sus tierras por parte de los israelíes.

Sin embargo, esto no significa que el pueblo palestino haya cedido. La lucha contra el régimen israelí continúa, al igual que los intentos de hacerlo responsable y de hacerle pagar el costo económico y jurídico de la opresión, a través del movimiento de BDS y la investigación de la Corte Penal Internacional sobre sus crímenes de guerra.

Todo esto es importante pero no es suficiente. Ahora es el momento de reorientar los esfuerzos y cambiar la estrategia política. Las y los palestinos tienen que limpiar su propia casa y exigir un nuevo liderazgo representativo y legítimo, que ya no se incline ante una comunidad internacional que permite el expansionismo israelí. Si bien las elecciones son una práctica democrática importante, en Cisjordania y Gaza sólo servirían para apuntalar a las autoridades actuales.

Lo que se requiere es una revisión completa del sistema político actual que, durante las dos últimas décadas, se ha centrado únicamente en mantener al pueblo palestino sometido y contenido. Dicha revisión requiere el retorno a un consenso revolucionario logrado a través del pluralismo y la reconciliación de los grupos políticos, los colectivos y la fragmentación geográfica, así como una movilización popular en torno a un programa político de liberación. Sólo entonces tendremos posibilidades de detener el robo de la tierra palestina.

*Yara Hawari vive en Ramala y es la investigadora principal de política palestina para Al-Shabaka: The Palestinian Policy Network. Realizó su doctorado en Política de Oriente Medio en la Universidad de Exeter, donde ejerció la docencia y sigue siendo investigadora honoraria. Además de su trabajo académico, es analista política y escribe para varios medios, entre ellos The Guardian, Foreign Policy y Al Jazeera English.


Publicado el 26/5/20 en Al Jazeera. Traducción: María Landi.