Recomiendo:
0

Cómo fue el camino cubano al socialismo (I)

Fuentes: Bohemia

El 27 de noviembre de este año 2010, se cumplirán 55 del día en que -en1955-, con Haydee, colocamos un retrato de Abel Santamaría en el Instituto de Segunda Enseñanza de Camagüey. Fue un acto memorable en el cual participaron varios oradores, en recordación del fusilamiento de los estudiantes de Medicina (1871), y en homenaje […]

El 27 de noviembre de este año 2010, se cumplirán 55 del día en que -en1955-, con Haydee, colocamos un retrato de Abel Santamaría en el Instituto de Segunda Enseñanza de Camagüey.

Fue un acto memorable en el cual participaron varios oradores, en recordación del fusilamiento de los estudiantes de Medicina (1871), y en homenaje a Abel Santamaría y los héroes y mártires del Moncada.

En aquellos días, el grupo de compañeros a quienes Fidel había encomendado, a su salida para México, la responsabilidad de organizar los preparativos para el apoyo de lo que más tarde sería la expedición del yate Granma, empezábamos nuestro trabajo en Cuba.

Expliqué ante la concentración estudiantil lo que representaba Abel y rendí honor a su memoria y a los héroes y mártires de la epopeya del Moncada. En aquel tiempo, algunos creían y propagaban que se trataba de una locura. Dije ante el auditorio juvenil: (cito)

Locos, y han escrito en el único lenguaje que entienden los llamados cuerdos, en el lenguaje de los hechos, que Revolución es algo más que camino de mando, que Revolución es transformación radical de nuestras condiciones de vida. Locos, y hoy miles y miles de jóvenes miran hacia el 26 de Julio, porque el 26 de Julio ha escrito la tesis de la nueva generación revolucionaria, que hoy por hoy, es la única fuerza que enfrenta a la dictadura.

El mejor homenaje que yo pueda hacerle a Abel Santamaría en este acto, es el de decir que él comprendió mejor que nadie, porque sintió más que nadie, que el problema cubano no es político, como quieren los partidos plantear, que es esencialmente económico, es social, es también formación de conciencia ciudadana. El comprendió que el 10 de Marzo se habían liquidado todas las fuerzas políticas y surgía del subsuelo social una corriente histórica que se planteaba antes que solución, la toma revolucionaria del poder para sustituir todo el andamiaje sobre el que se sostenía el sistema vigente y la implantación de una serie de medidas encaminadas a sentar las bases de la genuina democracia. Sin estas ideas, sin este pensamiento no se hubiera podido llevar a cabo el único movimiento insurreccional que logró llegar hasta el combate abierto. Sin este enfoque de la realidad sería imposible servir a Cuba que lucha desenfrenada, frenética y terriblemente por ser algo más que un pedazo de tierra que pisan nuestras plantas, por ser, también, como dice el Apóstol en su histórica frase: «Patria es la comunidad de intereses, unidad de tradiciones, unidad de fines, fusión dulcísima y consoladora de amores y esperanzas.»

Y esa Cuba que ellos soñaron, esa Cuba a la que Abel Santamaría se entregó, es la Cuba que en el concierto de naciones libres, es la nación en la plenitud de su vigencia histórica, que Martí nos enseñó amar y conocer. Es la Cuba que aún no tenemos. Es la Cuba que hemos de lograr. Es la Cuba Universidad del Continente. (Fin de la cita del discurso que pronuncié en 1955).

Un repaso de La historia me absolverá, a más de cinco décadas después de pronunciada, nos dejó impresionados por la fuerza histórica y cultural de aquel documento. Es que el tiempo transcurrido ha iluminado aún más su dimensión y me inspira, por tanto, nuevas reflexiones que quiero trasmitirles a ustedes en ocasión de este nuevo aniversario del triunfo de nuestra Revolución.

Recordemos que el célebre discurso de Fidel ante el Tribunal de Urgencia se presenta en el nuevo milenio como el alegato revolucionario más importante del siglo XX, no solo cubano sino latinoamericano y mundial. No encuentro un documento de mayor trascendencia jurídica y política que la defensa y denuncia del Comandante en Jefe en el Hospital Civil de Santiago de Cuba, en octubre de 1953. Se trata, desde luego, del programa de la Revolución; fue el acta de nacimiento del período histórico de los últimos 50 años, es decir, de la Revolución triunfante en 1959 y que en 1961 proclamó su carácter socialista.

Realizando su lectura actualizada podremos apreciar la continuidad histórica de la única revolución que ha existido en nuestro país, la iniciada el 10 de octubre de 1868, con la proclamación de la independencia del país por Carlos Manuel de Céspedes, continuada el 24 de febrero de 1895, y reiniciada por Fidel en la heroica gesta del Moncada.

Máximo Gómez y José Martí habían suscrito en El Manifiesto de Montecristi, que la guerra iniciada en Yara y Guáimaro se reanudaba en 1895, fijando de esta manera la continuidad de la Revolución cubana. De igual forma, Fidel, en 1953, destacó, en nuevas condiciones, esa continuidad y situó al Moncada como un nuevo eslabón de la lucha por la independencia radical de Cuba.

La historia me absolverá reivindicó el ideal de independencia o muerte de nuestros mambises y sentó las bases para la consigna de que la Generación del Centenario exaltaría a primer plano: Libertad o muerte. Meses después, Fidel proclamó que en 1956, seríamos libres o mártires. Esto nos condujo a la victoria del primero de enero de 1959 y posteriormente a la proclamación del carácter socialista de la Revolución, el 16 de abril de 1961.

Todo ello se enlaza con documentos como la I y II Declaración de La Habana; en esta última se describen con profundidad las ideas socialistas cubanas; y también con El socialismo y el hombre en Cuba, suscrito por el Comandante Ernesto Che Guevara. Se trata, pues, del hermanamiento entre la Revolución cubana, la de Carlos Manuel de Céspedes, Ignacio Agramante, Máximo Gómez, Antonio Maceo y José Martí, y el ideal libertador del siglo XX, que desembocó en el socialismo como su forma más elevada.

Por eso, pudo decir Fidel: Nosotros entonces hubiéramos sido como ellos, hoy ellos habrían sido como nosotros.

Es indispensable, en el siglo XXI, dejar definitivamente esclarecida la relación entre el programa del Moncada contenido en La historia me absolverá y las ideas socialistas de la Revolución. Lo primero, es señalar que los principales organizadores y actores de la gesta: Fidel Castro, Abel Santamaría, Raúl Castro, su núcleo fundamental, poseían, desde entonces, una alta sensibilidad socialista y arraigadas convicciones martianas.

Resulta muy útil destacar que en la generación de los 50, es decir, la del Centenario, había un amplio consenso de ideas antiimperialistas, e incluso socialistas, que se nutrían de las enseñanzas de Julio Antonio Mella, fundador del Partido Comunista, y de sus continuadores. Hay otros documentos de la época que sirven para probar hasta dónde habían llegado las ideas socialistas a amplias capas de la población joven de Cuba.

El 13 de agosto de 1958 caían asesinados los hermanos Sergio y Luís Saíz, precisamente en una conmemoración del natalicio de Fidel. Ellos nos dejaron su testamento político, Por qué luchamos, que escribieron prácticamente adolescentes, en el que nos ofrecen una visión socialista profunda y raigalmente cubana. Su lectura más de 50 años después de haber sido escrito, continúa conmoviéndonos.

Otro, es el documento suscrito por la Juventud del Partido del Pueblo Cubano Ortodoxo, en 1948, acerca de las ideas de un amplio segmento de la juventud cubana de entonces.

Estos documentos constituyen testimonios elocuentes del pensamiento socialista de muchos jóvenes de la generación del Centenario. Para este esclarecimiento es necesario estudiar, de manera cada vez más profunda y documentada, los vínculos entre el ideario de Martí y el de los fundadores del pensamiento socialista: Marx y Engels.

Cuando procuramos establecer una relación entre el pensar de Martí y el de Marx, lo hacemos por dos razones, la primera, porque en el siglo XX ambas corrientes de pensamiento se articularon en la Revolución cubana, y ello reviste una gran importancia para la formación política y cultural de las nuevas generaciones; y la segunda, porque la necesidad de alcanzar la síntesis de diferentes corrientes del pensamiento socialista es, en estos tiempos, una exigencia para la evolución intelectual y moral de la humanidad y por tanto, de Cuba, América y el mundo.

Fuente: http://www.bohemia.cu/2010/01/26/opinion/honda-martiana-socialismo.html