Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Un viernes por la tarde en la aldea de Bil’in es toda una experiencia, especialmente si, como es mi caso, uno ha pasado los dos días anteriores en Tel Aviv hablado de películas. Básicamente, los aldeanos y otros cien o doscientos partidarios israelíes e internacionales se han reunido todos los viernes durante los últimos seis años. Caminan hasta el borde de la aldea y hacia un pequeño valle que ahora ha sido rodeado con rejas por Israel, que se apoderó de cerca de un 60% de la tierra laborable de la aldea por motivos de «seguridad» y luego construyó una ciudad de 20.000 personas sobre el cerro. Todo esto sigue usualmente un modelo, pero el ejército puede romper lo usual en todo momento.
Primero, cuando el grupo inicial de personas se acercó a la cerca el ejército trajo un depósito repleto de agua química «de alcantarilla» y roció a todo el que estaba dentro de unos 50 metros. Uno huele literalmente a mierda durante varios días después y tienes que quemar tus ropas o empaparlas durante muchos días con agua salada. Entonces, en un minuto o dos, el ejército comienza a lanzar granadas de gas lacrimógeno. Si se sienten particularmente molestos, simplemente disparan las granadas de gas directamente a los manifestantes. Si están verdaderamente malhumorados, comienzan a disparar balas de goma y persiguen a la gente por el cerro, aunque al parecer esto se ha hecho menos frecuente con el paso de los años aunque todavía ocurre con una cierta frecuencia. Todo esto sucede durante media hora o más, mientras las ambulancias suben y bajan varias veces de la cima del cerro para recoger a las personas heridas, y luego la multitud decide que ha realizado la manifestación y vuelve a la aldea a conversar, tomar té y ver quiénes han sido heridos. En ese momento o poco antes, los niños de la aldea a veces llegan y lanzan piedras por encima de la cerca (los organizadores, que quieren que las manifestaciones sean totalmente no violentas, no los animan), y entonces las balas de goma comienzan realmente a volar, y así terminan prácticamente las actividades de la tarde.
Comencé pidiendo a los estudiantes que completaran una frase sacada (de manera un poco desfigurada) de la Teoría Estética de Adorno: «El arte solo puede decir lo que tiene que decir al…»
Llegué a Bil’in para ver a los estudiantes del Teatro de la Libertad de Jenin, quienes decidieron realizar un ensayo abierto de su versión de Esperando a Godot de Beckett, que están preparando para presentar durante este verano. Decidieron presentar Godot después del asesinato el pasado mes del fundador del teatro, Juliano Met Khamis. Juliano fue una importante inspiración para el movimiento no violento, su madre era una israelí judía y su padre palestino, y él trabajó mucho tanto en Israel como en Palestina. Él y Udi Alonia, un cineasta y artista israelí, me habían invitado, y al filósofo Slavoj Žižek, a que fuese a enseñar en el teatro durante algunos días. Está ubicado en el corazón del campo de refugiados de Jenin, y Udi había preparado un programa de cine. Después del asesinato de Juliano, Slavoj y yo nos volvimos a comprometer a ir y enseñar, pero las clases se transfirieron al Centro Cultural Francés-Alemán en Ramallah, con apoyo de la Fundación Ford, y a los chicos de Jenin se les sumaron jóvenes cineastas y estudiante de Israel y Palestina.
Como podéis ver en el vídeo, cuando los estudiantes del Teatro de la Libertad bajaron al valle y comenzaron a actuar, los disparos se detuvieron durante un par de minutos, pero entonces los soldados decidieron recomenzar a lanzar granadas, el joven actor al que veis mientras lo colocan en la ambulancia se desmayó al inhalar gas, pero se recuperó después de casi media hora. Solo cinco días después de esta manifestación los militares comenzaron a desplazar la cerca y el muro alrededor de Bi’lin por orden de la Alta Corte israelí del año 2007, por lo tanto la aldea puede recuperar el uso de parte de su tierra. [Ver el vídeo, en inglés, en http://www.guernicamag.com/
La participación en los seminarios y conferencias en Ramala fue extraordinariamente activa y excitante, por lo menos para mí. El título que los organizadores dieron al evento fue: «Cuando Hollywood encuentra a Jenin», aunque era obviamente, como señalé en mi introducción a la conferencia pública de Slavoj Žižek en el teatro Al Kasaba, una reunión que no tenía lugar en Jenin, y probablemente tampoco en Hollywood. Pero fue una reunión que ciertamente tuvo lugar en el trabajo de Žižek. La conferencia, a la que asistieron cientos de personas, fue extremadamente entretenida y terminó con un agitado debate sobre el proyecto de construcción institucional de la actual dirigencia de la Autoridad Palestina.
Para los seminarios con los estudiantes, Žižek intercambiamos las sesiones. Para mis tres seminarios, escogí textos de Sergei Eisenstein, Andre Bazin, y Theodor Adorno, textos que muestran el papel del arte cinematográfico y el artista en tiempos de lucha. Comencé pidiendo a los estudiantes que completaran la frase antes mencionada. Todos compartieron sus respuestas que iban desde «…ser provocador» a «…ser veraz» a «…autocriticarse». Luego compartí el final de la frase de Adorno: «El arte solo puede decir lo que tiene que decir al… no decirlo». Este desafío – si tienes algo que decir, ¿por qué no decirlo? ¿Por qué hacer arte? – fue el tema central de mis seminarios, y las discusiones que generó fueron inspiradoras y sorprendentes.
Entre seminarios, tuve la oportunidad de conocer un poco de Ramala (escena de una tremenda «renovación urbana» financiada por ONG), y visité el vecindario Sheikh Jarrah de Jerusalén, así como la ciudad de Hebrón, viajes que habrían sido demasiado deprimentes para mencionarlos si no fuera por el humor irónico de mis anfitriones, tanto israelíes como palestinos.
Copyright 2011 James Schamus
Este artículo apareció originalmente en The Center for Palestine Studies, Middle East Institute at Columbia University
James Schamus es un guionista galardonado (The Ice Storm) y productor (Brokeback Mountain), y es director ejecutivo de Focus Features, la compañía de producción financiamiento y distribución mundial de películas como Lost in Translation, Milk, Eternal Sunshine of the Spotless Mind, The Pianist, Coraline, y The Kids Are All Right. También es profesor de Práctica Profesional en la Escuela de Arte de la Universidad de Columbia, enseña historia y teoría del cine. Es autor de Carl Theodor Dreyer’s Gertrud: The Moving Word, publicado por University of Washington Press.
Fuente: http://www.guernicamag.com/
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