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El lobo que quiso ser emisario ante las ovejas

¿Cómo pueden darle a Blair semejante trabajo?

Fuentes: Zmag

Supongo que asombro no es la palabra adecuada. Quizá lo sea estupor. Simplemente, no podía dar crédito a mis oídos cuando me llamaron por teléfono a Beirut para decirme que Lord Blair de Kut al-Amara iba a crear «Palestina». Comprobé la fecha: no, no era el 28 de diciembre, pero sigo anonadado al constatar que […]

Supongo que asombro no es la palabra adecuada. Quizá lo sea estupor. Simplemente, no podía dar crédito a mis oídos cuando me llamaron por teléfono a Beirut para decirme que Lord Blair de Kut al-Amara iba a crear «Palestina». Comprobé la fecha: no, no era el 28 de diciembre, pero sigo anonadado al constatar que este individuo vanidoso y falaz, este embustero redomado, este abogado con grandes ínfulas cuyas manos están manchadas con la sangre de miles de hombres, mujeres y niños árabes, esté pensando seriamente en convertirse en «nuestro» enviado para el Oriente Medio.

¿Será verdad? Siempre supuse que Balfour, Sykes y Picot eran el colmo de la soberbia en el Oriente Medio, ¿Pero Blair? Que este ex primer ministro, este hombre que llevó a su país a las arenas de Irak, se crea en serio que tiene un papel que desempeñar en la región -él, cuyo propio ridículo emisario, Lord Levy, hiciera tantos viajes secretos a la zona sin el más mínimo resultado-, vaya a ensuciarse las manos (y, mucho me temo, nuestras vidas) en la última guerra colonial del mundo, es algo que simplemente me supera.

Naturalmente, mantendrá sus contactos con Mahmoud Abbas, intentará marginar a Hamas, entonará la cantinela de los «moderados» y a nosotros nos tocará oírle pontificar sobre moralidad y ver de qué manera tan absoluta y total confía en estar haciendo lo correcto para traer la paz a Oriente Medio… (éste, no lo olviden, es el mismo hombre que el año pasado pospuso un alto el fuego en el Líbano simplemente para salvar la ridícula esperanza de Bush de una victoria israelí sobre Hezbollah).

Ni una sola vez -jamás- ha pedido disculpas. Ni una sola vez ha dicho que lamente lo que hizo en nuestro nombre. Sin embargo, en lo que debe ser un acto de autoindulgencia de campeonato tratándose de la persona que fabricó las pruebas falsas sobre las «armas de destrucción masiva» de Irak, Lord Blair realmente cree que puede hacer algo positivo en Oriente Medio.

Lo cierto es que se trata de una persona completamente desacreditada en la región, un político que ha fracasado estrepitosamente en todo lo que ha intentado llevar a cabo en Oriente Medio y que ahora piensa que es la persona adecuada para conducir al Cuarteto hasta la ceración de «Palestina».

Si de lo que se trata es de buscar a un quisling que nos haga el trabajo -por ejemplo, aceptar [para el futuro Estado palestino] una porción de la Palestina del Mandato británico menor incluso que la que habría aceptado Arafat-, no descarto que Blair pueda ser de alguna utilidad. Su exclusiva mezcla de despiadada crueldad y deshonestidad va a encontrar una excelente acogida entre nuestros tiranos árabes locales.

Y albergo una sospecha -suponiendo siempre que esta extraordinaria historia sea cierta-, a saber, que en su búsqueda de la «paz» Blair será capaz de llegar en sus giras hasta Damasco e incluso hasta Teherán, allanando así el camino a una estrategia usamericana para salir de Irak. Pero, ¿y Palestina?

Los palestinos celebraron elecciones -reales, impolutas, cien por cien democráticas- y las ganó Hamas. Pero Blair, presumiblemente, no va a poder hablar con Hamas. Solo va a necesitar hablar con los esbirros de Abbas, negociar con una administración descrita muy atinadamente esta semana por mi viejo colega Rami Khoury como un «Gobierno de fantasía».

Los usamericanos hablan -y cito al portavoz del Departamento de Estado- de un emisario que pueda trabajar «con los palestinos en el sistema palestino» a fin de desarrollar instituciones para un «Estado bien gobernado». Oh, sí, puedo ver como esa tarea podría interesar a Lord Blair. Siente debilidad por los Estados bien gobernados, mucha «ley antiterrorista», seguridad a raudales, pero aún no acabo de entender bien eso del «sistema Palestino».

Originalmente nuestro emisario para Oriente Medio fue James Wolfensohn, un antiguo presidente del Banco Mundial que abandonó el cargo frustrado porque no podía ni reconstruir Gaza ni trabajar con un «proceso de paz» que estaba siendo erosionado por cada nuevo asentamiento judío y por cada cohete Kassam disparado contra Israel. ¿Piensa Blair que él puede hacerlo mejor? ¿Qué palabras melifluas nos tocará escuchar?

Apuesto a que no mencionará el muro israelí que está robando tanta tierra a los palestinos. [En boca de Lord Blair] Será una «barrera de seguridad» o una «valla» (sí, como la famosa «valla» de Berlín, aquella a la que aquellos generosos polis Vopo de la RDA llamaban «barrera de seguridad»)

Habrá invitaciones a la contención «por ambas partes», incesantes llamados a la «moderación» y ninguno a favor de la justicia (que es lo único que las gentes de Oriente Medio llevan reclamando durante los últimos cien años).

Y a Israel le gusta Lord Blair. De hecho, es muy probable que el escurridizo uso del lenguaje que caracteriza a Blair atraiga a Ehud Olmert, cuyo Gobierno continúa arrebatando tierras a los árabes para dárselas a los judíos y solo a los judíos mientras aguarda a descubrir a un Palestino con el que sea posible «negociar», sobre todo en vista de que hoy por hoy Mahmoud Abbas tiene el prestigio de un conejo tras el aplastamiento de sus fuerzas en Gaza.

¿Y con cuál de los dos primeros ministros de «Palestina» hablará Blair primero? Caramba, pues con el que lleva cuello y corbata, naturalmente, con el que trabaja para el señor Abbas, quien solicitará más «seguridad», leyes más rigurosas y menos democracia.

Nunca pude descubrir la razón por la que el Oriente Medio atrae a sus fauces a los Balfour y los Sykes y los Blair. Hubo un tiempo en el que nuestro pacificador favorito era James Baker -que trabajaba para el papá de George Bush hasta que los israelíes se hartaron de él-, y antes de él disponíamos de una lista completa de Secretarios Generales de la ONU que visitaban la región, fruncían el ceño y advertían de las serias consecuencias que se producirían si no se alcanzaba pronto la paz.

Me acuerdo de otra persona igual de pomposa que Blair, un caballero llamado Kurt Waldheim que -después de abandonar su cargo de jefe de la ONU- realmente se creyó que podía ser un «emisario» para la paz en el Oriente Medio, a pesar de su pequeña carrera durante la guerra como oficial de inteligencia del Grupo de Ejércitos «E» de la Wehrmacht.

Obviamente, sus visitas -en particular las que hizo al difunto rey Hussein- no dieron ningún fruto. Pero la habilidad de Waldheim para correr un velo sobre su historial durante la II Guerra Mundial sí tiene algo en común con Blair. De manera rotunda, obtusa y persistente, Waldheim sistemáticamente se negó a admitir que jamás hubiera hecho algo malo. ¿A quién les recuerda ustedes eso?

Texto original:

http://www.zmag.org/content/print_article.cfm?itemID=13170&sectionID=22